En las mujeres las verrugas genitales se manifiestan en forma de verrugas blandas en la vulva, las paredes de la vagina o el cuello del útero. Mientras que en el hombre, los condilomas se sitúan principalmente en el glande, el prepucio y las zonas cercanas al ano, siendo más fáciles de visualizar.
A menudo la infección de las verrugas genitales es asintomática por lo que requiere de pruebas especiales para ser detectada. Con el tratamiento adecuado y una identificación precoz, las verrugas genitales normalmente pueden controlarse. No obstante, los condilomas tienden a reaparecer frecuentemente tras el tratamiento. Dicho tratamiento depende del tamaño, el sitio donde esté la verruga y los posibles síntomas que provoque. Puede oscilar entre utilizar desde una pomada virucida para los condilomas externos, hasta cirugía, crioterapia o láser para los internos, como es el caso de los que están situados en el útero.
Será necesario hacer un control a las pocas semanas de terminar el tratamiento. Después es suficiente con un autoexamen, a no ser que empiecen a aparecer verrugas otra vez. Además, las personas que lo hayan sufrido deberían hacerse un Papanicolau por lo menos cada seis meses (en el caso de las mujeres afectadas se realizará después de tres meses de iniciado el tratamiento).
Es importante que la pareja de la persona infectada acuda a un médico para ser examinada pues es muy alto el riesgo por contagio a través de las relaciones sexuales, y si no es tratado adecuadamente y a tiempo, puede llegar a crear graves lesiones, incluso de tipo cancerígeno.
¿Conoces a alguien que haya sufrido esta enfermedad?
Fuentes: tuotromedico.com y geosalud.com