Conocer las señales de un ACV puede ser crucial para salvar la vida de la persona afectada.
Un ACV puede darse de dos maneras: en el infarto cerebral o ictus isquémico se produce una reducción de importancia en el flujo sanguíneo que ocurre en el cerebro, de manera intensa y súbita, mientras que en el derrame o hemorragia cerebral (ictus hemorrágico) la afección nace en la rotura de un vaso sanguíneo localizado en el cerebro. Ambos eventos son de máxima gravedad para la salud de la persona, afectando directamente su supervivencia.
Entre las causas del ACV prevalece la presión arterial elevada, mientras que en segundo término se ubican el sedentarismo, el consumo de alcohol, tabaco y drogas o una dieta con excesivo contenido de grasas. Además, las patologías cardíacas y la diabetes pueden incrementar las posibilidades de sufrir un ACV. En el mismo sentido, diferentes estudios científicos coinciden en que el estrés y la depresión también llegan a aumentar el riesgo de accidentes cerebro vasculares.
Las estadísticas marcan que el ACV se presenta en un 3,5 % de la población que supera los 64 años de edad. Entre los 65 y los 74 años los hombres se ven más afectados, pero después de los 75 años el riesgo es mayor entre las mujeres. Entre aquellos que sobreviven, más de un 30% necesita algún tipo de rehabilitación y más de un 25% manifiesta alguna clase de discapacidad que dificulta su actividad cotidiana. Incluso alrededor de un 10% puede llegar a presentar demencia en los 90 días posteriores al accidente cerebro vascular.
Un ACV no solamente pone en riesgo la vida de la persona, sino que además genera en la mayoría de los casos complejas secuelas.
SÍNTOMAS DEL ACV
Ente las señales más claras de un ACV podemos mencionar:
Adormecimiento o debilidad repentina en piernas, brazos o en una de las dos mitades de la cara.
Problemas para comprender aquello que se escucha o para hablar.
Pérdida de la visión o visión borrosa.
Inconvenientes para caminar o para preservar el equilibrio.
Fuertes y súbitos dolores de cabeza.
El principal factor de riesgo asociado a un ACV es la presión sanguínea elevada.
PASOS A SEGUIR ANTE UN ACV
¿Qué hacer ante un ACV para intentar salvar la vida de la persona? Se deben cumplimentar los siguientes pasos:
Tener siempre a mano la información de contacto del servicio de emergencias y del centro de salud más cercano con posibilidades de atender un ACV.
Conocer y recordar los síntomas y señales de ACV mencionados con anterioridad. Un ejercicio sencillo puede sacarnos de la duda: se debe solicitar a la persona que sonría, si el gesto es más evidente en un costado del rostro, es probable que se trate de un ACV.
Llamar de urgencia a la ambulancia. Si la espera será mayor a 30 minutos, se debe evaluar el traslado a un hospital por algún medio, aunque esto suponga un riesgo extra. En algunos casos es mejor correr dicho riesgo.
Mientras se espera o se viaja, no suministrar ningún fármaco o alimento al paciente.
Recostar a la persona con varias almohadas y controlar que mantenga la cabeza elevada, para evitar desviaciones a las vías respiratorias de posibles vómitos o saliva.
Tratar de recordar la hora de comienzo de los síntomas y registrarlo, porque estos datos serán trascendentes para los médicos.
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