Aunque en un alto porcentaje de casos la causa del picor anal es desconocida, en ocasiones puede ser secundario a enfermedades, tales como patología anorrectal (hemorroides, fisuras…), infecciones (hongos, parásitos…), problemas dermatológicos (psoriasis, dermatitis…), fármacos, trastornos tiroideos, diabetes…
Como primera medida que habrá que tomar en cuenta ante un picor anal, es revisar los hábitos, pues la higiene tanto excesiva como insuficiente, así como determinados alimentos (café, té, cerveza, vino, picantes, tomate, cítricos, leche y chocolate) pueden favorecer la aparición de picor en la región.
Las medidas higiénicas son fundamentales. Se debe limpiar el perineo después de cada defecación sólo con agua, evitando el jabón y secándose correctamente, siendo aconsejable ducharse siempre después de realizar ejercicio. La aplicación de vaselina, una vez lavada la zona, también puede aliviar las molestias.
En cuanto a la ropa interior se recomienda que sea suelta y cómoda, de algodón y con recambio diario, estando más indicado, en el caso de las mujeres, la utilización de tampones en vez de compresas, durante la menstruación.
Respecto a la alimentación, dietas ricas en fibra será lo aconsejable para evitar con ello el estreñimiento y posibles complicaciones asociadas. En el caso de personas que tengan que permanecer sentadas durante mucho tiempo, se recomienda además el uso de un cojín de cuentas con el que se evite la sudoración excesiva.
Si a pesar de estas medidas higiénicas y dietéticas persistiera el picor, la persona afecta deberá acudir a su médico, quien realizará una exploración física e indagará las causas posibles con las pruebas complementarias que considere oportunas.
¿Has padecido esta molesta sensación? ¿Viviste alguna situación comprometida por este incómodo síntoma?
Fuente: Guía de Actuación en Atención Primaria. SemFYC.