Paula nació en Quilpué (región metropolitana de Valparaíso). En 2011 tuvo un accidente automovilístico que la dejó tetrapléjica. Le da igual si la llaman “inválida”, “discapacitada” o como quieran. En su temperamento bien templado no hacen mella las palabras discriminatorias.
Tenía 21 años y estudiaba Educación Física cuando un auto se atravesó entre su presente y su futuro. Ella iba en el asiento del copiloto y recibió todo el impacto del choque. Cuenta que quedó inconsciente. Luego despertó y estaba en el asfalto, la ambulancia ya había llegado. Sintió un hormigueo por todo el cuerpo. Sabía que esa sensación aparecía cuando estaba comprometida la columna vertebral.
Después perdió la conciencia nuevamente y estuvo en coma 18 días. Tuvo cinco paros cardiacos, pero luchó como una fiera por su vida. Al despertar, todo había cambiado para siempre. No solo perdió la movilidad de las piernas, como lo pensó en un primer momento, sino que también tenía paralizados los brazos. Tenía que inventarse una nueva vida.
Una historia de amor como un cuento de hadas
Paula Miranda no vino al mundo para quedarse al margen de la vida. Su extraordinaria capacidad de recuperación la hizo aceptar su nueva condición de tetrapléjica. Desde el comienzo se propuso llevar una vida lo más normal posible y poco a poco lo ha ido logrando.
Tuvo que dejar los estudios en Educación Física, pero a cambio ingresó en Psicología. Ya va por el cuarto año. Su experiencia personal y los nuevos conocimientos adquiridos le han permitido convertirse en una exitosa conferencista motivacional. Son ya varios los auditorios que han quedado maravillados con su alegría, su inteligencia y esa forma tan suya de llamar las cosas por su nombre. Además, forma parte de un equipo de rugby.
Paula es toda una diva. De eso se dio cuenta Mauricio Torres desde que ambos eran niños y se encontraban de pasada en la escuela. También se cruzaban en la universidad, pero Mauricio guardaba en silencio la admiración que sentía por ella.
Pasó el tiempo y dejaron de verse. Un día él la buscó por Facebook y le propuso visitarla. Ella aceptó. Ya hacía tres años que había sufrido el accidente. Después todo fue fluyendo. Un día él llegó a su casa con una torta en la que había un letrero pidiéndole que fuera su novia. En diciembre de ese mismo año la pidió en matrimonio. Ella aceptó. Se habían enamorado. Ella había demostrado ser una reina y él un príncipe. Como en un cuento de hadas.
Viven juntos desde hace tres años. Planean tener nada menos ni nada más que cuatro hijos. Él la apoya y es su fan número uno en ese nuevo propósito de convertirse en Miss Mundo en silla de ruedas 2017.
[/vc_column_text][vc_single_image image=”10955" img_size=”medium”][vc_column_text]Miss Mundo, un nuevo sueño
El Facebook ha marcado varios momentos importantes para Paula. A través de esa red social se reencontró con el hombre que se convertiría en su esposo y también por ese medio se enteró de la existencia de un concurso de belleza para mujeres en silla de ruedas. Consultó la información y le dijeron que debía ser la ganadora del mismo concurso en Chile, antes de ir al certamen internacional.
Como en Chile no existe ese concurso, Paula creyó que hasta ahí había llegado su nuevo sueño. Sin embargo, después de seis meses recibió una invitación especial de los organizadores. Desde entonces Paula Miranda inició una campaña para recoger los fondos necesarios. Debe recolectar 2 millones de pesos chilenos para poder cubrir los costos que implica su participación. Miles de personas ya le han colaborado.
Lo logrará. De seguro veremos a Paula Miranda representando a Chile en el concurso de Miss Mundo en Silla de ruedas 2017. Tendrá que enfrentarse con las candidatas de Vietnam, Colombia, México, Sudáfrica, Reino Unido, Kenya, República Dominicana, Perú, República Checa, Estados Unidos, Noruega y Holanda. No la tiene fácil. Nunca la ha tenido fácil. Esta es solo una prueba más de la que, seguro, saldrá victoriosa.