Una vez que se mueven las piernas las personas se sienten descansadas y las sensaciones extrañas desaparecen.
Aquellas personas que sufren de este síndrome describen las sensaciones desagradables como calambres, sensación de “algo que se arrastra en las piernas”, “les tiran las piernas”, picazón, hormigueo, ardor o dolor. En algunos casos, también pueden verse afectados los brazos.
El impulso de moverse y el inicio de estas sensaciones desagradables se producen cuando se está en reposo e inactivo, por lo que tienden a ser más frecuentes durante la noche.
Los que sufren de este síndrome pueden tener dificultad para poder dormir y para permanecer dormido, y suelen sentirse cansados y con sueño durante el día. De hecho, puede afectar a las actividades normales como el estudio y el trabajo. Incluso si la persona no duerme lo suficiente puede empezar a sufrir de depresión, cambios de humor y otros problemas de salud.
La severidad de RLS puede variar dependiendo de:
extensión de los síntomas y su frecuencia,
facilidad con que el movimiento puede aliviar los síntomas,
síntomas perturbar el sueño.
Una de las formas de este síndrome es la que aparece antes de los 45 años, y tiende a ser hereditaria. Incluso puede aparecer durante la infancia y, una vez que inicia, por lo general, continúa durante toda la vida. Es más, los síntomas empeoran gradualmente y tienden a ocurrir con mayor frecuencia. Si la forma del síndrome es leve es posible que tenga largos periodos libres de síntomas.
Otra forma de la enfermedad es la que comienza más tarde, después de los 45 años, y normalmente no es hereditaria. Este tipo de síndrome de piernas inquietas tiende a aparecer de repente y sus síntomas, por lo general, no empeoran con el paso del tiempo.
Puede ser desencadenado por ciertos trastornos, enfermedades y medicamentos. Por ejemplo, parece estar vinculado a la insuficiencia renal, Parkinson, diabetes, artritis reumatoide, embarazo y deficiencia de hierro. Si la causa es uno de estos factores los síntomas aparecen de repente.
Causas
Deficiencia de hierro
Una de las principales causas del síndrome de las piernas inquietas es la incapacidad o defecto del cuerpo en cuanto a la deficiencia del uso del hierro o la falta de hierro en el cerebro. El cerebro utiliza hierro para producir dopamina (una sustancia química que actúa como un neurotransmisor) y para el control de otras actividades cerebrales. La dopamina actúa en las áreas del cerebro que controlan el movimiento.
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Muchas enfermedades y condiciones pueden alterar la cantidad de hierro presente en el cerebro o la forma en que se utiliza este mineral, entre ellas cabe destacar:
insuficiencia renal,
enfermedad de Parkinson,
diabetes,
artritis reumatoide,
embarazo,
deficiencia de hierro.
Todos estos trastornos aumentan el riesgo de sufrir síndrome de piernas inquietas.
Aquellas personas que tengan parientes cercanos que sufran de RLS es más probable que también padezcan la enfermedad. Así que los factores genéticos pueden contribuir a los defectos en el uso de hierro o deficiencia de hierro en el cerebro que causan RLS.
Lesiones de los nervios
Las lesiones de los nervios de las piernas o los pies, y en algunos casos incluso en los brazos o las manos, pueden causar o empeorar el síndrome. Diversas enfermedades como la diabetes, pueden causar este tipo de lesión.
Fármacos y otras sustancias
El síndrome de piernas inquietas puede ser desencadenada por varios fármacos, entre los cuales cabe destacar:
medicamentos contra las náuseas,
antidepresivos,
antipsicóticos (medicamentos utilizados para tratar ciertos trastornos mentales),
medicamentos para los resfriados y alergias con antihistamínicos,
antagonistas del calcio (utilizados para tratar problemas del corazón y la presión arterial alta).
Los síntomas generalmente mejoran o incluso pueden desaparecer una vez que se deja el tratamiento con el fármaco que lo causa.
Otras sustancias como el alcohol o el tabaco pueden desencadenar o empeorar los síntomas del síndrome de piernas inquietas.
Factores de riesgo
El síndrome de las piernas inquietas afecta entre el 5 y el 15% de los estadounidenses. Muchos de los pacientes tienen familiares afectados por el mismo trastorno. Afecta a todos los grupos raciales, pero es más común entre los pacientes de origen del norte de Europa.
El mayor riesgo está en las mujeres, aunque la enfermedad afecta a ambos sexos.
El número de casos de RLS aumenta con la edad del paciente. Muchas personas son diagnosticadas en la edad adulta.
El embarazo es un factor de riesgo para el síndrome. Por lo general, los síntomas se producen en el tercer trimestre. El trastorno suele ser leve o desaparece después del parto, pero algunas mujeres pueden continuar padeciendo los síntomas incluso después de que nazca el bebé.
Síntomas
Los cuatro síntomas principales del síndrome de piernas inquietas son:
Necesidad incontrolable de mover las piernas a menudo acompañado, pero no siempre, por sensaciones desagradables en las piernas. Si el trastorno es grave, el paciente puede necesitar incluso mover los brazos.
Los síntomas aparecen o se agravan cuando se está inactivo. La necesidad de moverse aumenta cuando se está sentado o acostado descansando.
Los síntomas se alivian con el movimiento. El movimiento, sobre todo caminar, ayuda a aliviar las sensaciones desagradables.
Los síntomas comienzan o son más intensos por la tarde o por la noche.
Para ser diagnosticado con este síndrome el paciente debe presentar los cuatro síntomas principales.
Cuando hablamos de necesidad de moverse significa que el paciente, cuando está en reposos, siente la necesidad de caminar, pasear, sacudir las piernas, estirar y flexionar las piernas, agitar y girar las piernas, frotar las piernas…
Las víctimas del síndrome describen las sensaciones desagradables en las piernas como “sensación de tener algo que se mueve o que tira las piernas”, picazón, tirantez, hormigueo o ardor. En casos más graves también puede causar un ligero dolor que suele ser más una molestia que un verdadero dolor .
Los síntomas del síndrome de piernas inquietas en niños pueden ser diferentes de las de los adultos. En los niños el trastorno puede ir acompañado de hiperactividad, pero no se sabe con certeza el mecanismo que une los dos trastornos.
Estas sensaciones desagradables se originan generalmente en la piernas sobretodo las pantorrillas, pero realmente pueden afectar a cualquier parte de las piernas o los pies, e incluso los brazos. Normalmente afectan a ambas piernas, pero en algunos casos pueden afectar a una sola pierna.
Los que sufren síntomas leves pueden notarlos sólo cuando están muy cansados o si están despiertos mucho tiempo, como por ejemplo durante viajes largos en avión o mientras ven la televisión. Si no hay problemas para conciliar el sueño, puede no tener más síntomas por la noche.
En algunos casos, el dolor o las molestias en las piernas pueden ser causados por la artritis o dispositivos de arteriopatias (PAD). En estos casos, sin embargo, si se mueven las piernas empeoran la molestia en lugar de aliviarlos.
Muchas personas con RLS también sufren de movimientos periódicos de las piernas durante el sueño (PLMS). Este trastorno provoca movimientos espasmódicos o erupción de las piernas cada 10 o 60 segundos durante el sueño. Estos movimientos interrumpen el sueño y no descansan bien.
El síndrome de las piernas inquietas puede impedir conciliar el sueño o hacer que la persona se vaya despertando. Si se interrumpe el sueño, probablemente durante el día se sientan muy cansados.
La falta de sueño puede hacer que sea difícil poder concentrarse en los estudios o en el trabajo. También puede causar depresión, cambios de humor y otros problemas de salud como diabetes o hipertensión.
Pronóstico
Los síntomas del síndrome de piernas inquietas a menudo tienden a empeorar con el paso del tiempo, sin embargo, en algunos pacientes pueden desaparecer durante semanas o meses.
Si el síndrome es causado por una enfermedad o un fármaco puede desaparecer si la enfermedad se cura o si el dejamos de tomar la medicación (siempre bajo control médico). Por ejemplo, la enfermedad debida al embarazo tiende a desaparecer después del parto.
Los tratamientos para el síndrome de piernas inquietas incluyen un cambio del estilo de vida y tratamientos farmacológicos. Unos pocos cambios de estilo de vida simples a menudo sirven para aliviar las formas más leves del síndrome y los medicamentos pueden aliviar o prevenir los síntomas de los casos más graves.
Cuidado y Tratamiento
Para el síndrome de piernas inquietas no existe una cura. Aún así, aunque no se pueda curar, sí se puede hacer una terapia cuyos objetivos son:
prevenir o aliviar los síntomas,
aumentar el tiempo dedicado al sueño y mejorar la calidad del sueño,
curar o corregir los problemas y situaciones que pueden desencadenar o empeorar el síndrome de piernas inquietas.
La mayoría de los casos leves de RLS se resuelve con el cambio de la forma de vida y, a veces, incluso con el uso periódico de medicamentos.
Muchas sustancias que se consumen con frecuencia como el alcohol y el tabaco son causantes de los síntomas del síndrome así que se empieza por dejar estos vicios.
Adoptar buenos hábitos en relación con el sueño puede ser otra forma útil para conciliar el sueño y tener una buena calidad del sueño. Es decir, debemos mantener una zona dedica a dormir que sea confortable, tranquila, cómoda y lo más oscura posible.
Se deben eliminar todas las distracciones que puedan interferir con el sueño, como la televisión, el ordenador o el teléfono.
Debemos coger el hábito de ir a dormir y levantarnos a la misma hora todos los días. A la mayoría de personas con este síndrome les resulta útil ir a la cama más tarde por la noche y despertarse tarde por la mañana.
Hay que tratar no permanecer demasiado tiempo despierto en la cama por la noche o durante la noche.
Es aconsejable realizar actividades que involucran la mente antes de dormir como hacer crucigramas.
Si resulta difícil conciliar el sueño se pueden hacer técnicas de relajación como el auto-control de la respiración.
Incluso es bueno hacer alguna actividad física regular y moderada (ejercicios aeróbicos) antes de dormir y a lo largo del día. Por ejemplo, es bueno:
caminar o hacer estiramientos,
tomar un baño caliente o frío,
masajear la zona afectada,
usar una bolsa de agua caliente o una compresa de hielo en la extremidad afectada,
participar en actividades que involucren la mente.
Cuando vayas al cine, cojas el avión o el tren,etc. elige el asiento del pasillo para poder estirar las piernas.
Si los cambios de estilo de vida por sí solos no son capaces de aliviar el síndrome se tendrá que recurrir a la medicación.
No hay un solo fármaco eficaz para todos los pacientes con SPI. De hecho se pueden requerir diferentes modificaciones del tipo de terapia y las dosis para encontrar la mejor terapia. Es más, en muchos casos hay medicamentos que empiezan funcionando y que luego hay que modificar a la larga porque ya no van bien.
Algunos de los medicamentos utilizados para este síndrome coinciden con los que se usan para tratar la enfermedad de Parkinson, para producir dopamina o áreas mímicas del cerebro que controlan el movimiento. (La dopamina es un neurotransmisor, una sustancia química que está implicada en el desarrollo del movimiento de cerebro).
Antes de tomar cualquier medicación siempre se debe preguntar al especialista. Los efectos secundarios de estos medicamentos pueden dar:
náuseas,
dolor de cabeza,
somnolencia durante el día.
En algunos casos, los medicamentos para este síndrome incluso pueden empeorar problemas de juego compulsivo, compras compulsivas o actividad sexual compulsiva.
El síndrome de piernas inquietas es en la mayoría de los casos una enfermedad crónica. Los síntomas pueden ser intermitentes o desaparecer por largos períodos, pero a menudo empeoran con el paso del tiempo.
Los suplementos de ácido fólico y vitamina B12 durante el embarazo ayudan a aliviar el dolor de las futuras madres que padecen el síndrome de las piernas inquietas (así como a prevenir la espina bífida en el feto).
¿Qué NO se debe hacer?
En estos casos se debe evitar tomar muchos alimentos o bebidas que contengan cafeína. Parece que la reducción del consumo de cafeína ayuda a aliviar los síntomas del síndrome de las piernas inquietas, al menos para algunos pacientes. Es decir, es mejor evitar o reducir el consumo de café, té, cacao, chocolate y refrescos de cola (yerba mate, guaraná y Coca cola).
Evitar beber alcohol. El alcohol agrava los síntomas del síndrome de piernas inquietas al igual que el tabaco.
El uso de ansiolíticos u opiáceos durante períodos largos también puede agravar los síntomas del síndrome de piernas inquietas.
¿Qué comer?
Se recomienda seguir una dieta sana y equilibrada, rica en frutas y verduras y libre de excesos (especialmente durante la cena).
También se aconseja comer alimentos que aporten hierro.
¿Qué no se debe comer?
Dada la mala calidad del sueño de los afectados por el síndrome de las piernas inquietas, se recomienda evitar la ingesta de alimentos pesados, ricos en grasas y carbohidratos complejos antes de acostarse.
Tampoco hay que hacer cenas copiosas porque podrían impedir conciliar el sueño.
El consumo de alimentos ricos en cafeína puede impedir conciliar el sueño.
Tratamientos y remedios naturales
Los remedios naturales pueden aliviar algunos de los síntomas, pero no interactúan directamente sobre la causa. Teniendo en cuenta que el síndrome de las piernas inquietas refleja un trastorno del sueño, los pacientes pueden tomar infusiones relajantes para promover la relajación antes de acostarse.
Valeriana (Valeriana officinalis) → propiedades hipnóticas, anticonvulsivas y sedantes del sistema nervioso central
Bálsamo de limón (Melissa officinalis) → propiedades antiespasmódicas, sedativas
Pasiflora (Passiflora incarnata L.) → propiedades ansiolíticas, sedantes
Manzanilla (Chamomilla recutita) → ansiolítico suave y propiedades sedantes
Hierba de San Juan (Hypericum perforatum L.) → antidepresivo natural. Muchos pacientes con síndrome de piernas inquietas se quejan de síntomas similares a la depresión. En este sentido, la hierba de San Juan puede ejercer propiedades antidepresivas discretas. Los medicamentos naturales pueden interactuar con los ingredientes activos sintéticos cambiando su absorción.
Mucuna (frijol terciopelo) → fuente natural de L-dopa, además de ser particularmente útil en el tratamiento de la enfermedad de Parkinson, parece serlo en los casos de síndrome de piernas inquietas
Tratamiento farmacológico
Si la enfermedad se da por un déficit de hierro ni que decir que los suplementos de hierro son una buena opción, y mantener una dieta equilibrada. Suplementos de hierro:
sulfato ferroso,
hierro dextrano,
hierro carbonilo.
Las mujeres embarazadas que padezcan este síndrome deben tomar dosis más completas de ácido fólico y vitamina B12.
Para apaciguar los movimientos incontrolables de las piernas, el paciente que sufre de síndrome de piernas inquietas puede tomar ( no sin que el médico lo haya dicho antes):
ansiolíticos/sedantes
medicamentos para la EP
fármacos opioides
El tratamiento farmacológico para los pacientes que sufren de formas leves del síndrome de piernas inquietas puede no ser necesario. De hecho suelen darse sólo si los síntomas son comunes y ocurren al menos 3 noches por semana. Entonces sí puede ser necesaria la toma de medicamentos.
Además de la administración de medicamentos, se recomienda la aplicación de medidas simples:
Clases de relajación, estiramientos de yoga.
Higiene del sueño.
Evitar las comidas pesadas ricas en grasas, especialmente antes de acostarse
Los medicamentos más utilizados en la terapia contra el Síndrome de Piernas inquietas son:
Terapia con hierro (administración de medicamentos que contienen hierro tal como hemos visto antes). Para facilitar la absorción del mineral, el fármaco se puede acoplar a un suplemento de vitamina C.
El ácido fólico y la vitamina B12. Sobretodo en las mujeres embarazadas.
Agonistas dopaminérgicos (agonistas de dopamina): los medicamentos imitan los efectos de la dopamina mediante la estimulación de las neuronas. Los agonistas de la dopamina son los fármacos de primera elección para el tratamiento del síndrome de piernas inquietas.
Rotigotina (por ejemplo Neupro): Disponible en forma parches de liberación transdérmica de 1, 2, 3, 4, 6 u 8 mg de rotigotina. Estos están indicados para el tratamiento del síndrome de piernas inquietas moderada o grave. Se debe aplicar el parche una vez al día, siempre a la misma hora, con la piel seca, limpia y sana. Se recomienda aplicar en la zona de los muslos, el abdomen, los hombros, las caderas o la parte superior del brazo. Después de 24 horas, el parche debe ser retirado y reemplazado por uno nuevo para ser aplicado en un punto diferente. No exceder de 3 mg/24 horas.
Pramipexol. El medicamento está disponible en comprimidos de liberación inmediata. Para las piernas inquietas se recomienda tomar 0,088 mg (1 comprimido) de liberación inmediata una vez al día. Si es necesario, aumentar la dosis cada 4-7 días, hasta un máximo de 0,54 mg. El medicamento también se utiliza en la terapia para el tratamiento de la enfermedad de Parkinson.
Carbidopa levodopa: por lo general, la dosis recomendada para el síndrome de piernas inquietas es 25-100 mg/día, que se toman antes del inicio de los síntomas (antes de ir a la cama por la noche). La dosis sin embargo debe ser meticulosamente establecida por el médico.
Ropinirol (por ejemplo. Requip): suelen tomarse 0,25 mg de fármaco por vía oral, una vez al día, 1-3 horas antes de acostarse. Después de dos días, posiblemente sea necesario aumentar la dosis al día a 0,5 mg. Si es necesario, la dosis puede ser aumentada progresivamente semana a semana, hasta un máximo de 4 mg por día. Consultar siempre al médico.
La terapia a largo plazo puede causar efectos secundarios graves como alucinaciones, baja presión arterial, retención de líquidos y somnolencia. Puede incluso aparecer comportamientos obsesivo-compulsivos tales como hipersexualidad, ludopatía y querer comer de forma compulsiva.
Las benzodiazepinas aunque son eficaces en estos casos para problemas de sueño, no interactúan en la causa principal.
Clonazepam (Rivotril, por ejemplo.): este medicamento se utiliza en la terapia para el síndrome de piernas inquietas y actúa elevando el umbral de las reacciones que hacen que nos despertemos, contrarrestando así los despertares frecuentes. La dosis deben ser cuidadosamente determinadas por el médico (por lo general se toman entre 0,5 y 2 mg, antes de la hora de acostarse).
Los fármacos de segunda elección para el tratamiento del síndrome de piernas inquietas se utilizan en la terapia cuando los fármacos anteriores no son eficaces para reducir los síntomas.
Tramadol.
Oxicodona (Por ejemplo Oxycontin, Targin): por lo general, la dosis recomendada es de 15 mg, tomada antes de la hora de acostarse.
La dosificación de los medicamentos mencionados se debe determinar por el médico basándose en la gravedad de la enfermedad. Estos medicamentos pueden ser adictivos.
Para el síndrome de piernas inquietas incluso a veces se usan fármacos anti-epilépticos en dosis bajas.
La gabapentina: también se utiliza para tratar las convulsiones y debe tomarse por vía oral, una vez al día, a una dosis de 600 mg. Tomado a las 5.00 de la mañana, el medicamento ejerce su acción terapéutica de manera excelente en la reducción de los síntomas motores.
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