Fuente: Viviendo el sonido
El reconocimiento, que certifica unas condiciones de salud adecuadas para esta práctica recreativa, debe ser realizado por un médicos otorrinos titulados en medicina subacuática de hiperbárica. La doctora Bárbara Molina, experta en esta especialidad en el Hospital del Henares, afirma que "el otorrinolaringólogo puede ayudar a detectar y tratar los problemas más frecuentes que sufren los buceadores, como barotraumas o problemas de compensación".
El examen al que deben someterse los aficionados al buceo tiene como función detectar factores de riesgo que predispongan a sufrir accidentes e intentar buscar soluciones a estas alteraciones para que puedan continuar practicando su hobby. Según Molina, "la clave está en que podemos detectar patologías asintomáticas y que ellos no conocen, o incluso orientarles sobre el impacto que pueden causarles enfermedades ya diagnosticadas".
Uno de los trastornos que pueden registrarse en una inmersión es el barotrauma, un daño que se produce en determinadas cavidades aéreas, como los oídos o los senos paranasales, como consecuencia de los cambios de presión al sumergirse.
Las contraindicaciones que impiden bucear en todos los casos son, entre otras, la epilepsia, los episodios de pérdida de conocimiento repetidos, el neumotórax espontáneo, quistes y bullas pulmonares. Además, señala la doctora Bárbara Molina, "habrá que estudiar cada caso en pacientes con diabetes, hipertensión, asma o una cirugía de oídos, puesto que habrá casos en los que esté contraindicado o haya que seguir recomendaciones para que puedan bucear".
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