Si ya tienes tu difusor de aromas para disfrutar de todas sus funcionalidades y beneficiarte de todas las propiedades que nos pueden aportar los aceites esenciales, debes tener en cuenta que vienen equipados con un mecanismo sencillo, mediante el cual, por vibraciones de ultrasonidos emite las partículas de vapor frío.
Para que nuestro dispositivo tenga una vida útil más larga, es conveniente que llevemos a cabo una serie de consejos para que su actividad sea óptima en todo momento. Por ello, las labores de limpieza deben ser frecuentes y atendiendo a los puntos críticos, aquéllos que son más susceptibles de poder producir problemas de funcionamiento.
Como regla general, los difusores ultrasónicos estándar que vamos a encontrar en el mercado, incluyen un depósito donde vamos a verter la mezcla de agua y aceites esenciales. Dicha cubeta incluye un pequeño disco en la parte inferior y una tapa que recubre el conjunto para que quede protegido. Después de que hayamos utilizado el difusor varias veces, podrás observar cómo el depósito comienza a verse un poco sucio en su interior. Esto podría deberse a la acumulación producida por las sales que lleva disueltas el agua dura (si está usando agua del grifo) o al residuo que generan los aceites que hayas estado usando.
Al mismo tiempo, también puedes notar que el difusor no libera tanto vapor como los primeros días o que hace más ruido de lo normal. Estas pueden ser también señales de que es hora de una buena limpieza de tu difusor.
En la mayoría de las instrucciones que el fabricante incluye con el aparato, te indicarán que es aconsejable limpiar el difusor después de cada uso, lo que al principio nos puede parecer un poco excesivo, sobre todo si piensas que lo vas a utilizar al día siguiente y que no es necesario vaciarlo. Pero es importante que sepas que los aceites utilizados en el difusor de aromas pueden ser muy corrosivos con el plástico con el que se fabrican estos aparatos y realmente es conveniente limpiarlos después de cada uso para obtener la mejor duración y el mejor rendimiento de la unidad.
Por eso, después de cada uso hay que vaciar completamente el difusor del líquido que nos haya sobrado, procurando hacerlo por la parte trasera del mismo, para evitar que pueda caer sobre los botones de control del aparato y provocar algún tipo de avería. Después, dale una pasada con un paño húmedo o papel de cocina para eliminar los restos que se puedan quedar acumulados.
Limpieza en profundidad
Una vez al mes, más o menos, en función de frecuencia de uso que le demos a nuestro difusor, debemos realizar una limpieza más profunda de la unidad. Para ello se deben tener en cuenta las recomendaciones y los pasos exactos de limpieza que se incluyan en el manual de instrucciones, ya que cada difusor es diferente y es posible que requiera de alguna operación específica.
Lo primero que conviene recordar es que la base del difusor no se puede sumergir en agua, ya que es la parte en la que se incluye el motor con el que funciona el aparato, por lo que hay que ser especialmente cuidadosos con esta parte.
Pero para ser usado simplemente como una regla general, aquí hay una lista de pasos que puedes seguir para limpiar tu difusor de aceites esenciales:
Por último, recordar una vez más que estas son recomendaciones generales, adaptables a la mayoría de los modelos de difusores de aceites esenciales, pero te recomiendo que leas las recomendaciones de mantenimiento y limpieza de tu fabricante, que se incluirán dentro del manual de instrucciones del mismo.
De esta forma nos aseguraremos de que nuestro difusor de aromas eléctrico va a funcionar por más tiempo y de una manera más efectiva, ya que una correcta difusión de partículas de los aceites esenciales será fundamental para asimilar más intensamente los beneficios que nos pueden proporcionar.