ritmos continuados, periodos que van a marcar una diferente influencia en los procesos regenerativos de cada chispa vital, bien nos refiramos a una galaxia, a un planeta, como a un ser humano.
De la misma manera que se produce en el transcurso de un año la sucesión de la primavera, el verano, el otoño y el invierno, como cuatro diferentes manifestaciones por donde han de pasar los
procesos concretos de la regeneración natural, también un año zodiacal nos reflejará los ciclos de paso del sistema solar a través de las doce constelaciones que dan lugar al establecimiento de cada Era o lapso temporal sujeto a concretas características e influencias.
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