Como te comentamos en otro post, la natación es uno de los deportes que más kcal consumen. El hecho de que movamos casi todos los músculos y huesos de nuestro cuerpo hace que el consumo calórico sea muy elevado. Además, con la natación fortalecemos los músculos de la espalda y de las piernas de manera que conseguiremos masa muscular y aumentaremos nuestra capacidad cardiovascular.
La natación implica la coordinación de nuestras extremidades y eso en definitiva, es positivo para nuestra capacidad motriz. La coordinación de movimientos y respiración hace que tengamos mayor equilibrio y un tiempo de reacción más rápido. Además, movernos en la piscina también nos da elasticidad y flexibilidad. Y es que aunque dentro de la piscina no seas consciente del sudor, tus articulaciones no dejan de ejercitarse por lo que consiguen mayor rango de movimiento.
No tenemos que olvidar que el deporte es una excusa perfecta para desconectar y dejar de pensar en nuestras preocupaciones del día a día. La natación se convierte así en un deporte relajante. Además, tras el esfuerzo realizado en la piscina nuestros músculos estarán más descansados a la vez que tonificados.
Los médicos señalan que la natación tiene todos los beneficios cardiovasculares de correr y además los efectos potenciadores de la resistencia física. En definitiva, se trata de un ejercicio muy completo y apto para la mayoría.
Nadar según tu cuerpo
La natación siempre se ha relacionado con el alivio del dolor de espalda. Aunque algunos estudios desmienten que sea efectiva en la escoliosis, varios colegios de fisioterapeutas han lanzado recomendaciones para nadar en función de la salud de cada persona. Así, desaconsejan nadar a mariposa si se tiene algún problema de espalda ya que esa postura genera un incremento en la curvatura de la columna vertebral nada beneficioso, y además, puede generar lesiones en el manguito de los rotadores (conjunto de músculos y tendones que proporcionan estabilidad al hombro).
Por otra parte, si se tienen problemas cervicales, aconsejan nadar a crol con la cabeza fuera, a crol normal, a espalda normal y sobre todo, a braza, si se trata de una rectificación, y a espalda con la barbilla cerca del pecho si se sufre hiperlordosis.
Asimismo, en caso de patología lumbar, aconsejan nadar a crol con la cabeza dentro. En cambio, si se tienen problemas de hombro, hay que evitar los estilos crol y espalda y nadar al estilo braza.
Los especialistas advierten que no debemos forzar el cuerpo nada más meternos en la piscina. Así, aconsejan nadar una longitud determinada y descansar durante 30 o 60 segundos. No hay que obsesionarse con batir récords, si no que se debe empezar poco a poco e ir conociendo nuestras capacidades en el agua. ¿Te animas a lanzarte a la piscina?