Hace unos días, leí en un libro de Santiago Alvarez de Mon ("Desde la Adversidad"), un comentario que hacía Ernest Shackleton sobre la vida: "Algunas personas piensan que es un error ver la vida como un juego, yo no lo veo así. Para mí la vida es el juego más grandioso del mundo. El peligro reside en tratarla como si fuera un juego trivial, una partida que se toma a la ligera, una partida en la que no se respetan las reglas. Las reglas de la vida son importantes y hay que cumplirlas. El juego o es jugado con deportividad o elegancia, o no es un juego. Ganar la partida no es el objetivo final de la misma, sino cómo se juega a ella. Hay que ganar de modo honorable y espléndido".
Efectivamente podríamos entender la vida como un juego. Pero este juego, es un juego muy serio, el más importante de todos los juegos y como todos los juegos tiene unas reglas, reglas que son de la más alta importancia y hay que cumplirlas. En este juego no tienes que tirar los dados, puedes mover directamente cuando te toque el turno. Es un juego que cada día, cada hora, cada momento, te ofrece multitud de posibilidades. Un juego lleno de pruebas y que te ofrece miles de oportunidades, te hace pensar, consultar, investigar, tomar decisiones, emprender acciones, avanzar, retroceder... Lo peor, es que el juego de la vida está lleno de tramposos, de jugadores que no quieren seguir las reglas. Hay algunos que quieren ganar cueste lo que cueste, conseguir medallas, jugar a su manera para ganarlas, coger atajos. Estos tramposos no cuentan con los otros jugadores, con las personas, con sus sentimientos, con sus emociones, con su dolor. Para ellos el fin justifica los medios y no les importa cuales.
Y tú, ¿cómo quieres jugarlo? Te aseguro que si juegas bien, si sigues las reglas, esas reglas que son los valores primordiales de la persona, recorrerás caminos insospechados dejando un huella importante,verás hechos sorprendentes, harás cosas que nunca hubieras imaginado, construirás poco a poco tu destino, podrás hacer verdaderas amistades, participarás y serás protagonista en las más variadas situaciones, tendrás en tu mano la posibilidad de realizar tus sueños, conocerás el amor, recibirás el cariño y el reconocimiento de quienes te rodean, estarás satisfecho contigo mismo, conseguirás el respeto por tu bien hacer y no por tu poder, estarás en el corazón de muchas personas. En definitiva, podrás llegar a ser la persona más feliz del mundo.
El error es que no quieras jugar, que dejes que en el juego de la vida participen todos menos tú, que pases de implicaciones, decisiones, de acciones, de estrategia y de riesgo alguno. Pero de lo que no te das cuenta es que en ese juego, en esa partida, estamos todos y si tú no quieres mover ficha, el juego va a seguir igualmente y todo lo que se haga o decida te va a afectar aunque tú no hayas tomado parte.
La vida es un juego maravilloso en el que tú puedes influir en la ilusión, en el entusiasmo, en la sonrisa, en la alegría y en la felicidad de muchas personas. ¿No es maravilloso?
Y tú, ¿como quieres jugarlo?