Karma Manager: Mi segundo servicio como voluntario en un curso de diez días Vipassana

¿Que qué es Vipassana?

Un camino infinito que te conduce al presente.

Durante toda nuestra vida hemos estado mirando hacia fuera, mostrando gran interés por lo que sucede allí, por lo que otros hacen, pero muy rara vez, si acaso ha habido alguna, hemos tratado de examinar nuestra propia estructura mental y física, nuestros actos, nuestra propia realidad en suma; y por ello somos unos perfectos desconocidos para nosotros mismos. No nos damos cuenta de lo muy peligrosa que es esta ignorancia, de lo muy esclavizados que estamos a esas fuerzas internas de las que somos inconscientes.

Para aprehender la verdad, no tenemos más remedio que disipar esa oscuridad, debemos obtener una visión clara de nuestra propia naturaleza para poder comprender la naturaleza de la existencia. Por esta razón el camino que señaló el Buda es un camino de introspección, de auto observación. Él dijo:

“Dentro de este mismísimo cuerpo de una braza de largo que contiene la mente y sus percepciones, doy a conocer el universo, su origen, su cesación, y el camino que conduce a su cesación”.

Todo el universo y las leyes de la naturaleza que lo rigen, tienen que ser experimentados dentro de uno mismo, sólo pueden ser experimentados dentro de uno mismo”.

Del libro El arte de vivir, de William Hart.

Si acabas de llegar a Ricos y Libres y no sabes qué es eso de la meditación Vipassana, pero te gustaría intentar comprender el inconmensurable e inenarrable universo de conocimiento al que pretenden apuntar mis palabras, te sugiero que empieces por el primer capítulo y luego te leas, con paciencia, todos los demás.

Hace dos meses que salí de mi último retiro sentado, el sexto, y en él me establecí el mayor y más importante propósito de mi vida hasta la fecha: a partir de ese momento me convertiría en un meditador serio. Es decir, practicaría todos los días en casa al menos dos horas.

Una hora por la mañana, y otra por la tarde.

Y aunque he conseguido despertarme a las 6 prácticamente todos los días y he meditado entre una y una hora y media por la mañana, la práctica de la tarde aún se me está resistiendo.

Me hace falta más disciplina. Eliminar más ruido. Seguir ordenando prioridades.

Alejandro, un amigo meditador serio, me dijo hace poco: “Si quieres meditar dos o más horas cada día no puedes dejar la meditación para cuando haya hueco después de todo lo demás, sino que tienes que poner la meditación en el centro de tu día y alrededor organizar el resto”.

Si alrededor del Sol, nuestra estrella más gorda gordísima, giran los planetas, nuestro Sol es la meditación.

Bueno, el caso es que aún así la práctica que he hecho en casa en este tiempo ha marcado TODA la diferencia para este retiro del que acabo de salir.

Recordemos que servir como voluntario te permite (además de trabajar en cocina 8 horas a un ritmo bastante alto) meditar entre 3 y 6 horas diarias. Yo he meditado 4 horas todos los días desde el segundo día y mi nivel de concentración, ecuanimidad, y energía durante el día, han estado bastante aceptables.

Gracias a haber hecho los deberes en casa o al menos parte de ellos, una vez en el retiro pude entrar en “meditaciones” “profundas” casi desde el día uno, y levantarme a las 4 no me supuso (casi) absolutamente ningún problema.

Gracias a regar mi arbolito en casa, el retiro dio frutos más rápidamente.

Me doy cuenta de que un retiro no es algo a lo que ir, soportar estoicamente, y punto. Es algo que hay que prepararse con suma atención durante días o meses si es que tienes la intención de llegar lo más lejos posible en el camino.

Respecto a las sensaciones, mi cuerpo sigue abriéndose y floreciendo y mi conciencia sigue su proceso de despertar. La espalda prácticamente no tiene zonas en blanco, algunas de las sensaciones sutiles fluyen con bastante naturalidad y puedo llevar mi atención con facilidad a sitios que hasta hace poco tiempo eran impensables.

Respecto a los dolores y a la ecuanimidad, pues bueno, pequeños pasitos. He conseguido unos cuantos adhiṭṭhāna decentes y sobre todo a menudo he recordado algo de vital importancia gracias a la lectura diaria de William Hart: Anicca.

Cuando el dolor me arrollaba, me recordaba: No tengas miedo. Concéntrate. Observa. Respira. Anicca.

A veces el truco me servía durante un rato. Otros evidentemente no pues eso de pensar en observar, y observar, pueden llegar a ser dos cosas opuestas.

Bueno, esto respecto a la meditación, respecto al servicio en sí contaré mis descubrimientos a continuación.

Si en mi primer voluntariado tuve la suerte de ser nombrado Chef de cocina para 100 personas, con lo que ello me supuso de aprendizaje y que ahora soy capaz de hacer unas lentejas que harían llorar de emoción a cualquier abuela gallega, en esta ocasión me nombraron Manager de cocina.

Nada más y nada menos que Il capo di tutti capi después de Buda. Goenka. Sus maestros. Los profesores. El manager del centro. Los LTS (Long Term Servers de cocina). Las hormigas que se pasean por allí. Los

Y joder.

Joder joder joder.

En estos días entendí a todos los jefes que he tenido en mi vida. Entendí por qué por norma general he odiado sistemáticamente a todos los jefes o cargos superiores que tuve antes de ser emprendedor. Entendí a todos los trabajadores de la historia. Entendí por qué las empresas crecen. Por qué se arruinan. Cómo podrían crecer aún más. Cómo evitar que se arruinen. Por qué unas personas odian lo que hacen. Por qué otras lo aman.

Entendí por qué deberíamos tratar de sonreír desde el corazón al entrar por cada puerta.

Entendí a un nivel cuasi cristalino qué he hecho mal las veces que he dirigido a personas y cuál es la solución exacta para tener éxito.

Te pongo ejemplos.

Versión trabajador.

El ser humano no consciente, es decir, casi todos, cuando creemos estar en un nivel inferior jerárquicamente, “elegimos” entre dos caminos:

Ponernos instantáneamente a la defensiva y en posición de sumisión.

Ponernos instantáneamente a la ofensiva y en posición de agresión.
Sea como sea, el trabajador que se siente inferior en grado empieza a actuar diferente. Con miedo en ambos casos. Sin naturalidad y espontaneidad. Se cree (y a menudo lo está) observado. Se siente niño indefenso o se siente joven rebelde y en función de su creencia actuará en consecuencia.

Ambos caminos son nefastos para el funcionamiento de una empresa, es decir, para la consecución de un objetivo.

Versión jefe:

Del mismo modo, el ser humano no consciente, cuando cree estar en una posición superior, elige un único camino:

Ponerse instantáneamente a la ofensiva y en modo “pedagógico mal” y padre psicópata, es decir, padre que cree que sus hijos son de su propiedad, que su visión de las cosas es la única visión, y que su deber divino es conducir a sus hijos hacia dónde él exactamente quiere, ¿que por qué? Por sus santísimas pelotas.
Los dos primeros días de manager me di cuenta de que mi tono de voz cambió. En el tono de voz está todo. Está la clave. El tono de voz te puede hacer millonario o te puede dejar en perpertua esclavitud.

Cuando le pedía a alguien que hiciera algo no se lo pedía como un amigo se lo pide a un amigo, sino como un jefe se lo pide a un trabajador.

Y ahí está el error.

Mi tono de voz con matices de actitud de superioridad reflejaba que me creía alguien. Que me había creído el papel de la jerarquía. Y una cosa es tener jerarquía y otra muy diferente el creerse que tienes jerarquía.

Cuando tú actúas con actitud de superioridad, como consecuencia instantáneamente se produce en los demás la elección de los dos caminos que hablábamos antes: sumisión u ofensa. El trabajador tarda escasos segundos en etiquetar al manager y según su juicio actuará.

Gracias a las meditaciones diarias y al tiempo de reflexión que empleé sobre lo que significa realmente ser un manager, pude corregir mi actitud y empecé a cambiar mi tono de voz (y mis acciones) a uno más llano y horizontal.

Insisto en que el cambio no fue fingido sino natural, producto de mi comprensión interna.

Ahora bien.

El ser humano consciente, es decir, presente, que no emite juicio, que no tiene una máscara, que sabe quién es, que domina su cuerpo, mente y energía, es decir, el ser humano practicante espiritual, el ser humano guay Wu Wey, el ser humano que hace un trabajo meditativo (sin estar interesado en el resultado y sólo mostrando absoluto interés por la realización de la tarea que lleva a cabo), será tan buen manager como trabajador, haciendo el papel que le toque de la mejor forma posible.

¿Qué significa, realmente, ser manager de un equipo de personas?

Un día una voluntaria me dijo: “No podría hacer lo que haces tú. No podría organizar tantas tareas ni pensar tantas cosas al mismo tiempo. Yo necesito que me digan lo que tengo que hacer, una cosa cada vez”.

Y en mi respuesta creo que está la clave:

“Tú y yo hacemos exactamente lo mismo. Tú haces una única cosa, como pelar zanahorias, y yo hago una única cosa: pensar en qué cosas hay que hacer”.

En realidad es lo mismo. Su acción es pelar una zanahoria. Mi acción es establecer acciones.

Ambos tenemos una única acción que hacer y ambas son exactamente igual, literalmente igual, de importantes.

Insisto en este punto. Ser trabajador es tan difícil como ser manager y viceversa. Ambos requieren mente ecuánime. Ambos requieren no creerse el papel que les ha sido encomendado. Ambos requieren hacer aquello que tienen que hacer de la manera más efectiva posible.

Si el manager entiende esto a un nivel profundo, dejará de ser un estúpido con tono de voz de superioridad que deja un reguero de sumisión o ira a su paso, para convertirse en un iniciador efectivo de acciones y disfrutará el proceso.

Si el trabajador lo entiende, cortará bien la zanahoria y disfrutará el proceso.

La psicología del buen manager

El manager tiene una gran responsabilidad entre manos, pues si lo que hace un trabajador tiene consecuencias por lo general lineales, lo que hace el manager las tiene siempre exponenciales.

Una mala cara del manager en la mañana puede suponer que decenas de personas lo perciban y actúen en consecuencia: sumisos o agresivos.

El manager, además de comprenderse a sí mismo tiene que ser un estudioso de las personas a su alrededor para comprenderlas también.

Tiene que comprender sus emociones y sus estados. Sus palabras y sus silencios.

Ante unas personas tendrá que callar, ante otras mostrar poder, ante todas escuchar, reflexionar, y decidir.

Robert Greene, en su alucinante libro “Las leyes de la naturaleza humana”, te cuenta cómo el famoso psicólogo Eric Ericsson era capaz de percibir hasta los gestos más pequeños e inapercibidos de las personas que llegaban a su consulta, y cómo en función de lo que él leía actuaba y preguntaba de una u otra manera.

Por otro lado, Greene cuenta la historia de Shackleton y de cómo tenía que saber hablar exactamente en el tono que cada uno de los tripulantes del barco necesitaba, cómo tenía que llevar su empatía a un nivel celular para mantener la armonía en la expedición.

El problema de la mayoría de las empresas del planeta es que no son conscientes ni de cerca del verdadero papel del manager y dejan que casi cualquier persona asuma ese rol, generando así tensiones, provocando motines y por lo tanto alejándose de los objetivos, del crecimiento, y de que las cosas bonitas sucedan.

Me queda mucho, todo, por aprender del tema, pero el último día dos mujeres me regalaron el piropo de que había sido el mejor jefe que habían tenido en su vida.

Es un halago y sospecho que fue gracias a que, el segundo día, dejé de ser un jefe para intentar convertirme en un estudioso de mí mismo y de mi estupidez.

Para todo lo demás, para ser un buen manager lo único que se necesita es simplemente establecer con meridiana claridad las acciones para el día, semana, mes, año, etc. Una pizarra blanca y un rotulador, puede obrar milagros de productividad.

Como reflexiones finales del tema, dos cositas:

Tanto si quieres ser un buen manager como un buen trabajador practica meditación.

Si verdaderamente quieres contribuir al buen funcionamiento de un lugar, simplemente pregunta con toda la sinceridad que quepa en ti: How can I help? ¿Cómo puedo ayudar?

Después, hazlo de la mejor forma posible y no esperes agradecimientos.

Gracias por leerme.

PD: Libro recomendado por una voluntaria sobre el tema: Karmic Management: What Goes Around Comes Around in Your Business and Your Life.

Fuente: este post proviene de Ricos y Libres, donde puedes consultar el contenido original.
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