El TDAH se caracteriza fundamentalmente por dificultades para mantener la ATENCIÓN (resistirse a las distracciones) y CONCENTRARSE (fijarse en pequeños detalles, o mantener la atención un tiempo), por HIPERACTIVIDAD (inquietud excesiva) e IMPULSIVIDAD (falta de auto-control). Estas dificultades deben haber estado presentes de forma clara desde la primera infancia y en los diferentes ambientes en los que se desenvuelve la persona (casa, colegio, calle).
Los síntomas claros y evidentes de LA IMPULSIVIDAD son:
Hacen lo primero que se les viene a la mente sin pensar las consecuencias.
Responden sin pensar y dicen comentarios inadecuados.
Sólo ven las consecuencias cuando ya han dicho o hecho algo fuera de lugar.
Les cuesta mucho aprender de sus errores, y suelen volverlos a cometer una y otra vez.
Tienen dificultad para esperar turnos.
Molestan en clase, a sus amigos y compañeros, y muchas veces, no les aceptan.
No pueden esperar para obtener las cosas. Todo tiene que ser para ya.
Frecuentemente interrumpen a los demás.
Puede correr hacia la calle, sin mirar primero el tráfico.