“La esencia de la escucha empática consiste en COMPRENDER
tanto EMOCIONAL como INTELECTUALMENTE”
El hábito 5 de la gente altamente efectiva, trata sobre los PRINCIPIOS DE COMUNICACIÓN EMPÁTICA.
Este capítulo me está gustando especialmente porque puedo aplicarlo y estudiarlo desde las distintas profesiones y disciplinas que desarrollo y estudio.
PROCURE PRIMERO COMPRENDER….
Como trabajadora social, la comunicación empática es fundamental. Una persona que acude a los servicios sociales (privados o públicos) lo hace porque tiene un problema, o un conjunto de ellos. Como ya indico en la frase de arriba, escuchar empáticamente tiene que ver con una escucha completa, tanto emocional como intelectualmente. Si no se hiciese así, cualquier programa informático podría realizar ese trabajo. Por ejemplo, tiene recursos sí o no, tiene vivienda sí o no, …..
Sin embargo, poder comprender cómo vive esta persona emocionalmente esa situación es lo que hace de ti un/a buen/a profesional y un/a buen/a catalizador/a de recursos (no sólo económicos o materiales). Las emociones, ya lo hemos visto en otros posts, envían un mensaje y en función de cómo lo interpreta su cerebro pueden actuar de manera positiva y salir adelante sin necesidad de mucho apoyo o viceversa. El pánico, la urgencia, el bloqueo, la incapacidad sentida…. frenan el que estas personas puedan ni siquiera imaginar alternativas creativas a su situación. Intelectualmente, hay casos, en los que quizá podrían salir adelante, si miramos todo con frialdad…. pero no es esa la realidad ¿verdad?
Como coach, hemos de tener en cuenta que el coaching está basado en la mayéutica socrática. Un método que ya utilizaba Sócrates basado en preguntas que ayudaban a cada persona a encontrar sus propias respuestas, a engendrar conocimiento. Él se definía como partero porque consideraba que cada toma de conciencia, cada conocimiento descubierto era como un parto.
La clave del coaching y su encanto particular, en mi opinión, es precisamente eso. No se puede aconsejar, no se puede prescribir una pauta porque no hay cabida al diagnóstico (una diferencia esencial con la psicología, por ejemplo). Un/a coach no diagnostica, un/a coach ESCUCHA Y PREGUNTA para que el/la cliente (coachee) defina sus propios objetivos y encuentre SU MEJOR MANERA DE ALCANZARLOS.
Como mentora, aporto conocimientos y herramientas para iniciar sus propios negocios de asesoría, consultoría, coaching, formación, trabajo social… pero no doy las mismas herramientas ni en el mismo orden porque son personas y negocios distintos. Utilizo el coaching para llegar a esa comprensión de lo que mi cliente/a busca y en el caso de que esté buscando lo que yo tengo, se lo comunico por si los quiere utilizar.
Lo cierto es que no siempre es fácil. Desvincularse del paradigma heredado de opinar creyendo que tenemos la solución a los problemas del otro porque a nosotros/as nos ha ido bien…. Realmente ¿tratamos de ponernos en sus “zapatos” antes de prescribir la receta de su éxito?
… Y DESPUÉS SER COMPRENDIDO
Ser comprendido es tan importante en la comunicación empática como comprender. Poder expresarnos de manera que transmitamos credibilidad, que generemos empatía y que nuestro discurso tenga lógica es la clave para GANAR/GANAR. El resultado de una conversación variará en función del discurso que demos y del origen de ese discurso ¿nuestra autobiografía (a mí me pasó…. yo tuve…..) o la información comprendida (escuchada y observada)?
Ambas opciones, comprender y ser comprendido, están dentro de nuestro círculo de influencia, es decir, que dependen única y exclusivamente de cada uno/a.
Si eres un/a profesional independiente, le puedes sacar mucho partido a este post. Comprender la realidad de tu cliente ideal, encontrar sus necesidad, problemas y deseos será fundamental para que tu producto o servicio sea útil y deseable.
Ser comprendido será igual de esencial ya que tu oferta ha de llegar a ese cliente. Ha de comprender que TÚ TIENES LO QUE NECESITA así que no te olvides de ¡¡COMPRENDER Y DE HACERTE COMPRENDER!!
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Fuente: este post proviene de Blog de Leticia Díez, donde puedes consultar el contenido original.
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