El efecto nocivo del alcohol sobre el feto se conoce desde las épocas griegas y romanas. Sin embargo, no fue hasta 1973 cuando se acuñó el término de síndrome alcohólico fetal. El síndrome alcohólico fetal hace referencia a un conjunto de signos y síntomas observados en recién nacidos con madres bebedoras crónicas.
Es muy importante recalcar que el síndrome alcohólico fetal suele aparecer en madres que beben de forma crónica durante el embarazo, pero que también en las bebedoras de borrachera, que únicamente beben una vez (aunque grandes dosis) durante su embarazo. Se considera bebedora de borrachera cuando bebe 5 o más bebidas alcohólicas en un día.
Las tasas de nacimientos de bebés con síndrome alcohólico fetal varían enormemente entre países, siendo la media de aproximadamente 3 casos por cada 1000 nacimientos. El por qué únicamente una pequeña fracción de bebés con madres bebedoras padecerá la enfermedad es desconocido, pero se ha podido observar que existe una susceptibilidad genética y que la edad avanzada de la madre podrían favorecer su aparición.
¿Por qué el alcohol produce problemas en el feto?
Se han descrito una gran variedad de mecanismos por los cuales el alcohol es capaz de producir daño al feto. El alcohol supone una molécula con capacidad oxidante, por ello es capaz de reducir las reservas fisiológicas de antioxidantes en el feto. La consecuencia es un aumento de las probabilidades de sufrir daño por radicales libres. Entre los daños que pueden ejercer los radicales libres en el feto, hay un proceso llamado peroxidación lipídica, que acaba con la muerte celular y que puede inducir daños tanto en el cerebro como en la formación de otros órganos.
Parece ser que este mecanismo de muerte celular sería el responsable de los rasgos craneales típicos de los niños con síndrome alcohólico fetal. Se ha visto además, que la muerte celular tiene una especial apetencia por determinados grupos celulares como son aquellas responsables de la formación de serotonina. La alteración de estos neurotransmisores sería el responsable de la aparición del segundo grupo de síntomas, problemas del sistema nervioso central, como retardo o cambios de comportamiento.
Otros mecanismos como la alteración del transporte de vitaminas y otras moléculas podrían ser los responsables, al menos en parte, de las alteraciones del crecimiento.
Los problemas más habituales en el feto
Retardo del crecimiento intrauterino y postnatal
Los problemas en el desarrollo del bebé son muy habituales. Un problema muy habitual es la microcefalia (disminución del crecimiento craneal) y la disminución de la estatura. Además, el alcohol presenta un efecto dosis dependiente, es decir, a mayor cantidad de alcohol ingiramos, los problemas relacionados con el crecimiento serán cada vez mayores.
Alteraciones morfológicas del cráneo
Los rasgos faciales en los bebés con esta enfermedad son muy característicos: labios muy finos, aumento de la distancia entre nariz y labio
Problemas en el sistema nervioso central
Generalmente suelen presentar un ligero retardo mental. Sin embargo, a nivel social suelen tener un diálogo muy atractivo que disimula sus déficits mentales. Suelen presentar problemas para adquirir nuevos conocimientos, para atender y para memorizar.
Las madres embarazadas no son las únicas que deben omitir el alcohol. Una vez nacido el bebé, durante la lactancia, se sabe que el alcohol es capaz de llegar al bebé a través de la leche materna. La exposición al alcohol durante la lactancia, se ha visto que puede producir alteraciones motoras en el bebé, e incluso puede inducir la aparición de convulsiones por hipoglucemia.
El mejor tratamiento para evitar la aparición del síndrome alcohólico fetal es una buena prevención. Se han estado estudiando varios tratamientos con antioxidantes, como vitamina C, E o ácido fólico, pero no parecen presentar buenos perfiles de efectividad. La educación y la formación constituyen hoy en día la mejor herramienta para combatir esta situación.