El que tiene tienda que la atienda decía mi abuela. No puedes poner un negocio esperando que prospere sin siquiera visitarlo o saber lo que hay y no hay. No puedes estar en una relación en la que lo más íntimo que compartes sea un beso de buenas noches en la mejilla.
La infidelidad es como ese tipo de virus dormido que tenemos en nuestro cuerpo. A veces dormidos a veces despiertos, adormilados quizá por un sin fin de vacunas pero siempre siempre un virus latente.
La primera vez que escuché hablar de infidelidad o mejor dicho que adopté la palabra en mi vocabulario fue cuando las noticias no paraban de hablar del escándalo Clinton-Lewinsky y la gota que derramó el vaso fue cuando Hugh Grant le fue infiel a Elizabeth Hurley. Rayos, mi mundo se vino abajo. Si a Hurley le pasaba eso, pues no había esperanza para mortales como yo.
El poner los cuernos, es diferente para hombres y mujeres hay quienes creen que los hombres son infieles de manera sexual y las mujeres lo hacen con amor de por medio. De ahí que digan que una mujer perdona y el hombre no.
Sea cual sea la causa, la persona infiel busca algo que no tiene (amor, sexo, confianza, escucha, poder, amistad). Algo que su pareja no le da.
Cuando los cuernos salen a la luz, el criminal es el infiel, el maldito desgraciado termina siendo el culpable de todo. Se le discrimina se le acusa y lo que es peor se le odia de por vida. Pero las relaciones son de dos (en este caso de tres) y la infidelidad no es otra cosa que una crisis de pareja donde no se obtiene lo que se necesita. OJO no estoy justificando pero si has pasado o pasas por esta situación, es importante que sepas que si eres el afectado también tienes algo de culpa.
Al igual que los virus, la infidelidad no sucede porque sí, todo tiene su causa y el efecto, bueno eso ya lo sabes, pero lo importante es identificar la causa y ponerle remedio ¿no crees?
Es importante sentirte deseado y admirado por tu pareja y si por más que te cuelgues el molcajete ni te voltea a ver pues buscarás a alguien que sí lo haga.
El poder encandila, abusados ahí. Puedes encontrarte con tu sweet heart de toda la vida que ahora es un alto ejecutivo, que no sólo te baja el sol, la luna y las estrellas si no que también, te presenta una vida mucho más fácil que la que tienes y OJO porque puede que empieces a ver feo a tu pareja.
Hay hombres que ponen el cuerno porque su pareja no los deja ser, viven a su imagen y semejanza, les dicen lo que pueden y no pueden ponerse para determinado evento, cómo deben cortarse el pelo, cómo deben reaccionar, cómo deben comportarse, qué pueden y qué no pueden hacer. En pocas palabras les cortan los huevos.
Hay mujeres que creen que su pareja es un mero adorno que no sirve para nada y que creen que ellas son las que poderosas, las bonitas, las inteligentes, ellas son las meras meras petateras. Y no sólo son infieles si no que orillan a que ellos lo sean pero cuando se enteran arman reverendo alboroto. Yo te dejo a ti, tú no tienes derecho a dejarme.
Por otro lado, está el hombre que idealiza a su pareja, aquel que ve a su mujer como la mamá de sus hijos, la virginal, la buena y busca relaciones meramente sexuales para poder hacer lo que no podría con la mamá de sus hijos.
El sexo es fundamental y mentira que sólo los hombres son presas de pensar y querer tenerlo todo el tiempo. Las mujeres también lo sienten, lo viven, lo piden y si tus encuentros sexuales se limitan a 3 por año (en su cumpleaños, tu cumpleaños y su aniversario) pues ten por seguro que ambos buscarán quien los atienda.
Regresando al poder hay quienes creen que lo merecen todo pues porque sí, y lo tienen todo (poder, dinero y una posición social) y sienten que se han ganado el derecho a tener un mayor potencial sexual con el sexo opuesto y no tienen uno si no dos o más ”affaires“.
Podríamos seguir desenmarañando las causas de la infidelidad pero tu y yo sabemos que es un síntoma más de una crisis de pareja y superarlo dependerá de la comunicación que tengan. Si ya te enrollaste pues abre bien los ojos no sólo estás traicionado la confianza de alguien más si no que la única persona engañada eres tú.