Cuatro papeles fundamentales del psicólogo forense con menores
Como ya hemos advertido anteriormente, un psicólogo forense tiene numerosos cargos potenciales en el mundo judicial. De hecho, su presencia se extiende desde el universo académico, ocupacional, psicología educativa judicial dentro del ámbito, psicología clínica y psicólogos destinados a evaluación en prisiones o correccionales. Ante esto, la acotación del área de trabajo con menores es francamente complicada pero si nos ceñimos únicamente al peritaje judicial, estas son las funciones habituales de un psicólogo forense.
Aportar prueba de credibilidad de testimonio del menor
En el ámbito más amplio de la psicología jurídica, encontramos que la prueba de credibilidad del testimonio del menor suele estar ligada a circunstancias de abusos de menores. No es la única circunstancia ya que en casos de separación o divorcio, de denuncias emitidas contra los tutores y otras circunstancias de difícil resolución, el psicólogo es el encargado de verificar la credibilidad del menor mediante el peritaje profesional. En muchos procedimientos civiles y administrativos es opcional aunque puede ayudar a que la resolución sea favorable al menor. No obstante, si se trata de procesos penales, el peritaje psicológico es indispensable.
Probar un posible acoso escolar o abusos de otro tipo
La elaboración de un informe pericial por parte del psicólogo forense es otra de las principales funciones del psicólogo en esta rama del conocimiento. En dicho peritaje, el testimonio esclarecedor y minucioso es primordial ya que se puede determinar que tipo de acoso se ha sufrido (físico y/o psicológico) así como si ha dejado secuelas permanentes. Esto último sucede cuando el maltrato se ha sufrido a largo plazo. Del mismo modo.
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Determinar el estado psicológico del menor
Hay casos en los que es la defensa del menor la que exige que el psicólogo forense comparezca o, en ocasiones, es la propia fiscalía. Sea como sea, cuando entra en juego la salud física y/o psicológica del menor no cabe duda de que es imprescindible tomársela en serio debido a que cualquier hecho que se prolongue demasiado en el tiempo puede dejar secuelas.
Por ejemplo, cuando un menor ha presenciado el maltrato físico de uno de los progenitores con respecto al otro o, incluso, cuando lo ha padecido es posible que “a priori” lo niegue. En muchos casos son necesarias varias sesiones para determinar cual es el estado psicológico del menor que, a menudo, está muy vinculado a los estados de negación después de un shock. No olvidemos que los menores sufren el acoso o el maltrato de una manera diametralmente opuesta a como lo hacen los adultos debido a que no cuentan con tantos recursos internos para defenderse.
Evaluar un posible maltrato y su gravedad
¿Cómo se puede evaluar un potencial maltrato? Un psicólogo forense se encarga también de ello. En primer lugar deberá valorar el tipo de maltrato ante el que se encuentra. Posteriormente la valoración psicológica de riesgo en maltrato dentro del hogar implica la valoración del menor y también de los padres. Es habitual que la entrevista de este perito esté estructurada o semiestructurada. Se hace mención a los datos, el contexto, las características y dinámicas padres-hijo así como otros contactos. Es un trabajo que puede conllevar varias entrevistas y sesiones.
Autora: Alex Bayorti (colaboradora de nuestro Blog)