Hay actividades del día a día a las que damos muy poca importancia porque habitualmente las hacemos sin dificultad. Son cosas tan sencillas como caminar, levantarse de una silla o recoger algo del suelo.
Todas estas cosas son realizadas con el uso de las articulaciones, es curioso que no nos demos cuenta de que existen hasta que duelen.
Quien sufre molestias o serios dolores articulares sabrá bien de qué hablo, probablemente sepa que tiene artrosis o artritis y lo doloroso e incapacitante que puede llegar a ser.
La artritis es una inflamación de las articulaciones y sus causas pueden ser múltiples, hay hasta 100 trastornos que pueden producir esta enfermedad. Entre los más comunes tenemos las infecciones (por ejemplo el herpes), las fracturas o los causados por el propio cuerpo en lo que se conoce como enfermedades autoinmunes, de este tipo es la artritis reumatoide.
Los síntomas habituales son conocidos: inflamación, enrojecimiento, rigidez y dolor.
Otro de las causas fundamentales de la artritis es la artrosis, nos referimos al desgaste progresivo del cartílago que cumple la función de amortiguación entre los dos huesos que forman la articulación. Este desgaste está relacionado con la edad generalmente y es la causa de dolor más habitual en las rodillas y la cadera. Cuando la artrosis produce inflamación estamos hablando de la artritis más habitual: la osteoartritis.
Sobre el tratamiento convencional poco tengo que decir, es bien sabido que pasa por analgésicos y anti inflamatorios ya sean corticoides o no. Tampoco hace falta extenderse en los efectos secundarios que muchos de ellos tienen, máxime cuando estamos hablando de tratamientos que son prácticamente de por vida. Esto es lo que nos ofrece la medicina convencional, aparte de la cirugía.
Nuestras propuestas no están protegidas por patentes farmacéuticas y no son habitualmente recomendadas por los médicos. En muchos casos hay experiencia clínica sobre su uso y en otros casos los estudios son menos sistemáticos. Pero me da la impresión que cualquier persona que sufra dolores que le impidan una movilidad normal querría tener la información para poder decidir sobre cuál es el mejor tratamiento y con menores contraindicaciones para cuidarse. Nuestro consejo siempre es consulta con tu médico y no inicies tratamientos sin un control facultativo, pero la información te abre a otras posibilidades que está bien que tengas en cuenta.
¿Qué hacemos para tratar los síntomas? ¿cómo prevenimos su aparición? ¿cómo aliviamos el dolor?. Vamos explicar cuales son los tratamientos alternativos más eficaces, nuestras recomendaciones van a centrarse en la artrosis y la osteoartritis.
Consejos obvios: alimentación saludable, evitar el sobrepeso, ejercicio físico moderado.
Si mantenemos el cartílago sano nuestras posibilidades de desarrollar artritis se reducen espectacularmente. A nivel preventivo y de tratamiento tenemos varias opciones naturales.
-Colágeno y vitamina C.
Sobre esto no me voy a extender demasiado. Hablamos en su día en el post “Colágeno lo que hay que saber” sobre ello largamente. Un consumo de 10 gramos diarios a partir de los 40 ayuda en general a mantener el tejido conjuntivo en forma, incluido el cartílago.
La vitamina C es fundamental para su absorción. Disminuir el consumo de azúcar también es importante. Son muchos los suplementos de colágeno, es recomendable tomarlo en polvo y enriquecido con vitamina C.
-Ácido hialurónico.
Es común verlo asociado en formulaciones con el colágeno, su nombre va unido últimamente a productos cosméticos. Son comunes las fórmulas de cremas en los que aparece. Es hidratante, rellena las arrugas y estimula la producción de colágeno. Se ha utilizado ampliamente en tratamientos de estética, tanto en cremas como inyectado bajo la piel.
No he podido encontrar ninguna información de confianza que diga que el hialurónico por vía oral sea absorbido y aprovechado por el organismo. Lo que sí he visto como un tratamiento con buenos resultados son las infiltraciones de ácido hialurónico en las articulaciones:
Lo vemos en la siguiente información :
" Los resultados, publicados en Clinical Medicine Insights: Arthritis and Musculoskeletal Disorders, muestran que las inyecciones de ácido hialurónico de grado farmacéutico son beneficiosas en casos de artrosis de rodilla. "Las inyecciones provocaron efectos terapéuticos muy amplios sobre el dolor y sobre la función de la rodilla", concluyen los autores del metaanálisis.”
-Glucosamina y Condroitina.
Son dos suplementos utilizados desde los años 80 en humanos, su uso veterinario es muy anterior. Son sustancias producidas naturalmente por el organismo y que tienen mucha importancia en la regeneración y elasticidad del cartílago.
Los estudios dicen que su uso continuado produce un alivio del dolor y una mejora en la funcionalidad de las articulaciones.
Las dosis recomendadas son de 1200mg/día en el caso de la condroitina y 1500 mg/día para la glucosamina. El alivio aparecerá tras unos meses de uso, es entonces cuando se debe valorar reducir la dosis. En general parece que ambos suplementos se toleran muy bien y no presentan grandes efectos secundarios.
La glucosamina es un aminosacárido y su uso en pacientes diabéticos debe estar especialmente controlado. En cuanto a la condroitina puede potenciar los efectos de algunos anticoagulantes. En ambos casos se hace imprescindible el control médico.
-Harpagofito o garra del diablo.
Puede ser eficaz para tratar los dolores de la osteoartritis y de la gota. Su uso es beneficioso tanto por vía oral como en cremas.
Presenta un efecto secundario interesante, es depurativo y disminuye el colesterol. También puede disminuir el nivel de azúcar en sangre lo que debe ser tenido en cuenta por los diabéticos.
En general su uso es muy seguro, únicamente se recomienda precaución en personas con cardiopatías pues puede modificar la tensión y desequilibrar la frecuencia cardíaca.
Los tratamientos deben ser de 4 u 8 semanas con periodos de descanso de 2 meses.
-Cremas de capsaicina.
Son útiles para calmar los dolores articulares, ya que inhiben la producción de sustancia P, responsable del envío de mensajes de dolor al cerebro.
Existen otra serie de complementos que pueden presentar utilidad para reducir los problemas articulares aunque no son específicos para este trastorno; entre ellos destacamos los ácidos grasos omega 3, ya sean de origen animal o vegetal, como la linaza. Se considera que son antiinflamatorios.
Otro complemento a tener en cuenta es la vitamina D, es muy fácil su disminución en personas de cierta edad. Hay estudios que señalan que puede detener o retardar la evolución de la osteoartritis en la rodilla. En dosis muy altas puede ser tóxica, es conveniente que la dosificación la establezca un médico.
Con esto acabamos nuestro repaso, espero que te haya sido de utilidad. No dudes en compartir, seguro que hay alguien que conoces al que le pueda ser interesante.
Hasta la próxima.
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