Los monjes Shaolin tienen un reconocimiento a nivel mundial por sus habilidades en artes marciales y sus destrezas atléticas en el kung fu tradicional. Además son conocidos por llevar a cabo una vida monástica dedicada al budismo y a las artes marciales.
Los hábitos alimenticios de los monjes Shaolin han permanecido prácticamente sin cambios desde su aparición. Como cada aspecto de la vida monástica, esta dieta se centra en las ideas budistas del pacifismo, la pureza y la simplicidad.
Al decidir seguir la vida de un monje, se dejan atrás muchas de las comodidades de sus vidas anteriores, eligiendo una vida humilde y sencilla Esta simplicidad también se extiende a su alimentación diaria, y la comida se hace de forma sencilla. Uno de los principios del budismo es el estricto pacifismo y evitar infligir daño o sufrimiento a otros seres vivientes. Es por ello, que los monjes Shaolin, practican un estricto vegetarianismo. Evitan el consumo de carne, huevos y productos lácteos.
El entrenamiento diario del kung fu es una norma básica para los monjes Shaolin. Se trata de una actividad que implica un importante desgaste físico y realmente puede ser una actividad agotadora es por ello que la alimentación debe cubrir las necesidades nutricionales de los monjes. Es por ello que, a pesar de no ingerir proteínas de origen animal, sí que ingieren proteínas de origen vegetal como las legumbres, la soja y sus derivados como el tofu son una parte importante de la mayoría de las comidas en el monasterio. Además suelen utilizar un sustituto vegetariano llamado seitán. El seitán puede fabricarse mediante el gluten de trigo o la proteína de soja con diversas texturas y sabores.
La dieta tradicional del Shaolin consiste principalmente en arroz, frutas, legumbres y verduras. Existen muchas variedades de arroz con diferentes texturas y propiedades nutritivas. Entre los vegetales se encuentran la col china, los brotes, el taro y numerosas variedades de legumbres. Las frutas como plátanos, manzanas e higos son muy consumidos por los monjes. Estas pueden ser consumidas crudas o secarse para conservarlas un tiempo.
La forma de cocción es al vapor y las verduras o salteadas o crudas. No cocinan en exceso los alimentos aplicando su creencia de sencillez y simplicidad. Además así se conservan mejor las propiedades y beneficios que los alimentos nos proporcionan. Evitan especias como el jengibre, el ajo y la cebolla por su sabor picante. Ya que le atribuyen al picante un poder perturbador que les puede nublar la mente.
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