No, muchas de las veces las letras del reggaeton las repetimos sin más. Nos da igual su significado. El lenguaje verbal según el psicólogo alemán Albert Mehrabian, conocido por su trabajo pionero en el campo de la comunicación no verbal solo impacta el 7% , mientras que el 38 por ciento se atribuye a la voz (entonación, proyección, resonancia, tono, etc.) y el 55 por ciento al lenguaje corporal (gestos, posturas, movimiento de los ojos, respiración, etc.).
Dando lugar a la regla universalmente conocida de Mehrabia “regla 7%-38%-55%”.
Puedes estar harto o incluso odiar una canción pero no poder resistirte a cantarla y a bailarla. ¿te pasó alguna vez?. Si que es verdad que si la letra del reggaeton coincide con tus anhelos, sentimientos o formas de ver la vida te sentirás identificado.
Por lo tanto los jóvenes que escuchan reggaeton no tiene porque ver su conducta y actitudes afectadas por el contenido violento y sexista de este género musical. Quizás un porcentaje mínimo se vea “abducidos” por esos mensajes, pero creo que no es para nada significativo. La música por lo general no es un peligro para un joven cuya vida es normal y saludable. Pero si el joven demuestra tener un interés persistente con la música que tiene letras agresivas y además muestra cambios en su comportamiento, como aislamiento, depresión o el abuso del alcohol o drogas, se recomendaría hacerle una evaluación psicológica.
Los efectos de la repetición de estas canciones
Varias investigaciones del Departamento de Psicología de la Western Washington University (EEUU), han desvelado algunas claves que contradicen muchos falsos mitos. Como por ejemplo, el mito de que las canciones más repetitivas y con peor calidad son las que antes se agarran a nuestras neuronas. “Al contrario de la suposición que asegura que sólo las canciones más odiosas se graban, nosotros hemos visto que son las canciones que la gente conoce y que a la gente le gustan son las que más frecuentemente se vuelven invasivas”.
El neurocientífico Robert Zatorre, de la Universidad McGill (Montreal, Canadá), ha determinado que la memorizaciones activan la misma zona del córtex auditivo que se pone en marcha al oír una canción. El lóbulo frontal selecciona qué melodías afloran y cuáles permanecen ocultas. En situaciones extremas, un pensamiento reiterado e invasivo puede causar trastornos obsesivos.
Según los autores antes mencionado, han comprobado que cuanta más música se escuche, más posibilidades hay de quedarse ‘enganchado’ de una canción y que, a menudo, los estribillos repetidos en la mente siguen ‘pistas’ determinadas.
Por otra parte concluyen, si alguien continúa cantando mentalmente una canción que acaba de escuchar, las probabilidades de que esa melodía vuelva a su cabeza en las siguientes 24 horas aumentan significativamente.
Te preguntaran entonces. Si un individuo que no suela escuchar reggaeton pero que se vea expuesto a él en discotecas y fiestas, ¿también puede ver su conducta y actitud afectada? No. El ser humano es muy complejo como para verse influenciado por algo con lo que contacta muy esporádicamente. Las personas nos vemos influenciadas por algo que nos impacta habitualmente o que su intensidad en muy significativa.
Susan Ball, psicóloga del Colegio Universitario de Medicina de Indianápolis (EEUU), afirma que cualquier esfuerzo por no pensar en los elefantes hará que no nos los quitemos de la cabeza. Esta desesperante reacción de la mente no es más que un mecanismo de cuando nuestro subconsciente se servía de melodías repetitivas para recordar una historia.
“En uno de los experimentos que llevamos a cabo en mi laboratorio, Anne Blood y yo descubrimos que cuando una persona siente escalofríos o “piel de gallina” al escuchar un trozo musical, las zonas del cerebro que se excitan son parecidas a las que están asociadas a lo que los psicólogos llaman el sistema de recompensa. O sea ciertos núcleos que también están involucrados en otras sensaciones apacibles, como ser la comida y el sexo”. Roberto Latorre
En un análisis los investigadores del Departamento de Psicología de la Western Washington University (EEUU) también han comprobado que las canciones que se instalan en el cerebro comparten muchas características con las divagaciones del pensamiento. Por un lado, aseguran, tienden a aparecer en mayor medida cuando el cerebro está inmerso en tareas que exigen un esfuerzo cognitivo bajo.
“Cuando las personas están realizando actividades automáticas, fáciles o poco interesantes, con frecuencia su mente divaga”, y lo mismo pasa con la música.
Pero, del mismo modo, las canciones repetitivas también suelen aparecer en los momentos en los que la mente se enfrenta a un desafío. Es decir, son más comunes cuando el cerebro está concentrado intentando encontrar una vía novedosa para solucionar una dificultad cognitiva
Y para terminar os invito a ver, si no lo habéis visto ya, el vídeo de los tres italianos que supieron parodiar muy bien la contradicción y hoy su video titulado: “Los efectos de ‘Despacito’ sobre la gente”, ya superó los 12 millones de visualizaciones entre Facebook y YouTube. No hay nada como tomarse las cosas con mucho humor.
¿Bailamos? Des-pa-cito…
Miguel A. Rizaldos
Psicólogo Clínico
www.rizaldos.com
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