Charlar, conducir, ir de compras, asisitir a clase, ir a trabajar, en definitiva vivir se convierte en un verdadero infierno para las personas que sufren de ansiedad.
Los síntomas van desde falta de aire hasta sensación de irrealidad, sensación inminente de muerte, pensamiento de volverse loco, palpitaciones, sudoración, bloqueos mentales. Algunas personas que sufren este cuadro encuentran la paz solo cuando duermen. La sensación es de pérdida del control y es desesperante.
Parece no haber salida de una situación como esta. La respuesta está en tu creatividad, en tu capacidad para adaptarte a estas nuevas condiciones. Ten en cuenta que si estás pendiente del miedo le otorgas protagonismo a esta emoción. El miedo no es una emoción mala o negativa, de hecho no existe tal cosa, las emociones tienen y cumplen una función, la del miedo es la de protegernos y preservar nuestra vida. Si sufres este grupo de desagradebles síntomas has de saber que se trata de un defasaje químico en el cerebro, para contrarestarlo busca su emoción opuesta, es decir relájate.
¿En qué situación te has sentido en paz, con tranquilidad y plenitud?
Nuestra mente tiene la capacidad de revivir experiencias con sus sensaciones incluidas, ve hacia ese lugar o momento en el que te hayas sentido en paz.
¿Cómo lo hago?
“Caminante no hay camino, se hace camino al andar.”
Joan Manuel Serrat.
El primer paso es respirar y tranqulizarse, ¿Quién tiene el control, tú o tus emociones? Tienes la capacidad para elegir y participar activamente de tu estado presente.
El segundo paso es saber ante qué te enfrentas, busca información para identificar el problema y sus causas. Debes ser consciente de lo que te ocurre. “La ansiedad es una respuesta física y emocional que acontece ante situaciones o estímulos que se perciben como amenazas de algún nivel, aunque no lo sean”.
Existen distintos trastornos de ansiedad con características propias, algunos de los principales son las fobias específicas (miedo a volar, miedo a los espacios abiertos, miedo a ciertos animales, etc.); fobia social (miedo a reuniones o a hablar en público, etc.); trastorno de ansiedad generalizada (excesiva preocupación por temas relacionados con la vida cotidiana); trastorno de pánico (ataques súbitos de miedo intenso, acompañados de síntomas físicos, tales como: taquicardia, sensación de irrealidad, mareo, tensión, falta de aire, etc.). También existe la combinación de dos o más fobias ¿Qué sientes tú?.
Por otro lado, es importante hacer una evaluación de los alimentos y bebidas que consumimos ya que existen muchas sustancias que excitan el sistema nervioso, y hablando de consumir, y teniendo en cuenta que el cuerpo y la mente están conectados ¿Qué información consumes? recuerda que quien atraviesa un momento de ansiedad necesita paz. A continuación dejo una serie de recursos que pueden resultar útiles a la hora de lidiar con este problema:
LIBROS
1 La trampa de la felicidad: Deja de sufrir, comienza a vivir
2 Aprender de la ansiedad: La sabiduría de las emociones (Serendipity)
3 Superar la ansiedad y el miedo: Un programa paso a paso (Serendipity)
PELÍCULA
“Descubriendo a Forrester”, del director Gus Van Sant.
Uno de los protagonistas sufre de agorafobia (miedo a los espacios abiertos). La historia se basa en la relación entre un escritor y su discípulo.
PRÁCTICOS
1 Busca en youtube visualización creativa / ansiedad. Encontrarás muchas opciones para conseguir relajarte.
2 Es de gran relevancia identificar nuestro discurso ¿Qué te dices a ti mismo/a? ¿Cómo te lo dices? La mayoría de las personas que sufren de ansiedad suelen utilizar un tipo de vocabulario que es algo así como “tengo miedo, no voy a poder, me estoy agobiando, ¿ y si no estoy preparado/a?”, y una larga lista de expresiones que tienden a la catástrofe que les genera más y más inseguridad.
Cuando nos hablamos a nosotros mismos, al igual que cuando dialogamos con una persona, utilizamos un tono de voz específico ¿Cuál utilizas tú? Te en cuenta este detalle y busca la calma en tu diálogo interno. Una vez identificado tu patrón de lenguaje, elige cómo te hablarás de ahora en más, escríbelo y ponlo en práctica. Es también importante la regla de que “Lo que resiste persiste” no intentes evitar tus pensamientos, simplemente míralos pasar y alejarse.
3 Sal de tu zona de confort, a los miedos hay que enfrentarlos, son simplemente reacciones ante estímulos, si nos paramos frente a ellos veremos cómo se hacen pequeños y desaparecen. En el camino descubrirás que eres perfectamente capaz de vencerlos, que no era para tanto después de todo, y que esa montaña rusa de emociones desagradables, al hacerse repetitivas pierden su efecto y se esfuman. Pensar en el miedo sólo puede acarrear más miedo.
“Mi vida ha estado llena de terribles desgracias, la mayoría de las cuales nunca sucedieron” Michel de Montaigne
4 Actúa ya. Nadie lo hará por ti. Darle vueltas al problema no lo solucionará, lo que lo hará será hacer lo que es incompatible con esa respuesta ansiosa: relajarse, pensar de manera recursiva. Busca reír y restar drama a la situación, mimarte llevando una vida equilibrada, acercarte a las personas que te quieren.
5 Arriésgate. La vida no es cuadriculada. Si quieres superarte a ti mismo/a has de que correr algún riesgo, porque la vida los tiene. Nada ocurrirá si no te involucras y comprometes contigo. Permítete fallar, los fallos son parte del camino. Quien no corre ningún peligro deja de vivir a cambio de intentar tener todo bajo control, cosa que es imposible.
Cuando hayas cumplido estos pasos o los que tú te propongas para vencer tus demonios, estarás comprometido/a con tu cambio, y esto ya puede considerarse un triunfo.
Soy Noe Cristo, Coach personal y yo misma superé el trastorno de ansiedad. Escríbeme para una sesión gratis.
Noe Cristo – Life Coach
www.coachingencurso.com