Nuestra cultura moderna no nos anima a despertar, y sin un sentido de fortaleza interior, nos dejamos fácilmente invadir por las dificultades que nos rodean. Si no orientamos nuestra jornada hacia el crecimiento espiritual, nos invaden las prisas de la vida, alimentadas por nuestros patrones habituales. Mientras que algunos patrones habituales son fuentes de inspiración, otros simplemente nos agotan.
La meditación nos enseña a darnos cuenta de estos patrones, que crean un tejido, una entidad que llamamos "yo".
Cuando despertamos por la mañana, nuestra primera meditación a menudo es "¿Y yo qué?" Podemos aflojar este patrón estableciendo otro tipo de perspectiva. En vez de "¿Qué tengo que hacer hoy?", o "¿conseguiré algún día dormir lo suficiente?" podemos preguntarnos, "¿Cómo puedo usar este día para dejar que el dharma cambie mis pensamientos, palabras y acciones? ¿Qué cualidades positivas debo cultivar?
si te interesa y quieres profundizar sigue leyendo....
artículo de Sakyong Miphan Rimpoché.