HÁBITOS ALIMENTICIOS
Realiza cinco o seis comidas pequeñas durante el día y haz una cena liviana a última hora de la tarde o la noche, ya que tu metabolismo disminuye en este momento del día; olvídate de picar especialmente por la noche y deja pasar una tres horas antes de acostarte.
Para acelerar el metabolismo y bajar de peso es importante modificar los hábitos alimenticios, debes de asegurarte un buen desayuno, que contenga una fruta, cereales integrales y proteínas, para poner en marcha el metabolismo.
Elige alimentos bajos en grasas y calorías y con una proporción alta en fibra, como los cereales integrales, frutas, verduras de hoja verde, y evita alimentos con alto contenido de grasa y azúcar.
Las mejores frutas para aumentar el metabolismo, son los arándanos, que contienen flavonoides y ayudan a aumentar el metabolismo; las frutas cítricas, que son ricas en vitaminas C , necesaria para quemar las grasas, se recomiendan al menos comer dos piezas al día, y el melón, que es rico en potasio, el cual resulta crucial para acelerar el metabolismo y conseguir bajar de peso.
EJERCICIO
Comienza a hacer ejercicio, que es muy importante para mantener el metabolismo alto; aumenta la masa muscular magra en el cuerpo, mientras el cuerpo sigue quemando grasa, incluso cuando no realizas ejercicio y mejorará la capacidad para perder peso. Elige ejercicios aeróbicos, como andar en bicicleta, pasear, correr o nadar.
Añade a los ejercicios aeróbicos, un poco de entrenamiento de fuerza en tu rutina de ejercicios, que aumenta la masa muscular en el cuerpo; este aumento ayuda a quemar la grasa con rapidez y acelera la pérdida de peso. Realiza ejercicios de calistenia -potencian los movimientos de los grupos musculares- y ejercicios con mancuernas.
OTROS HÁBITOS
Bebe dos litros de agua diariamente; beber agua fría, aumenta tu tasa metabólica en un 30%, durante aproximadamente unos 30 minutos, debido a la energía que tu cuerpo tiene que utilizar para calentar el agua a la temperatura corporal.
Duerme como mínimo ocho horas diarias, ya que la falta de sueño provoca una alteración en los niveles de las hormonas: leptina y grelina, las cuales son responsables del control del apetito y del consumo de energía.