El sol nos calienta y nos da vida. Es más, cuando se acerca el buen tiempo y los días se hacen más largos, incluso puede hacer que nos sintamos más optimistas y mejorar nuestro estado de ánimo. Sin embargo, este mismo sol puede también matarnos. Hablamos del melanoma, una enfermedad que cada vez tiene más impacto en la población.
Esto se debe a que no somos conscientes de lo perjudicial que puede ser para nuestra piel una exposición demasiado prolongada a los rayos solares. En este sentido, y aunque el bote de protector no suele faltarnos en nuestra bolsa playera, la información resulta imprescindible. Euromelanoma 2008 se quiere encargar de que así sea, dando una lista con los puntos esenciales a tener en cuenta.
Vigilando los lunares
Aunque muchas de las fotografías que vemos en las revistas nos intenten convencer de lo contrario, no existe una piel que no tenga lunares. Según Julián Sánchez Conejo-Mir, dermatólogo y presidente de la Asociación Española de Dermatología y Venerología (AEDV), "lo habitual es tener de 20 a 40 lunares que pueden ser de nacimiento o bien que hayan aparecido con el paso del tiempo". "De hecho, hoy la población tiene más lunares que hace 40 años por la mayor exposición al sol", agrega el doctor.
Esta mayor cantidad de lunares hace más necesario que nunca que el hábito de vigilarlos se expanda a toda la población para descartar la posibilidad de que alguno sea maligno. Según el experto, "un lunar tarda en degenerar años, pero, lo ideal, sería revisarlos cada tres o seis meses" y, por supuesto, acudir a un dermatólogo siempre que lo estimemos necesario. Precisamente, una cita con el médico es lo que busca conseguir Euromelanoma 2008. Que en su novena edición sienta las bases para que seamos nosotros mismos quienes estimemos si estamos o no en riesgo.
Un riesgo cada vez mayor
A pesar de que las campañas informativas han hecho que, poco a poco, nos preocupemos más por la salud de nuestra piel, "el cáncer de piel todavía no se ha logrado prevenir ni disminuir su incidencia. Al contrario, se prevé que aumente considerablemente en los próximos años", asegura Conejo-Mir.
Lo que se puede calificar como una verdadera epidemia de cáncer de piel, tiene su explicación en nuestro estilo de vida, demasiado despreocupado con el sol, pero también en los factores ambientales que actualmente están haciendo que exponerse a los rayos solares sea más perjudicial que nunca. Sin duda, una causa importante es la disminución del ozono y el famoso 'cambio climático' que, según el doctor, "hace que haya más horas de sol, más calor y, por tanto, que crezca la incidencia del melanoma".
Se puede curar
Si bien los casos de cáncer de piel no dejan de aumentar entre la población mundial, afortunadamente, su curación tiene un gran porcentaje de éxito, llegando al 100% en caso de ser diagnosticado en sus fases iniciales. La otra cara de la moneda muestra que este porcentaje se reduce drásticamente si el cáncer está muy avanzado. Por ello, es muy importante conocer cómo es nuestra piel para poder detectar supuestas lesiones peligrosas.
De cara a la prevención, existen algunos factores preestablecidos que nos pueden indicar que estamos en riesgo. Los antecedentes familiares suponen una excusa para dejarnos ver más por la consulta del dermatólogo, pero también influye nuestro fototipo, ya que si nuestra piel es muy clara y tendemos a quemarnos cuando tomamos el sol, el peligro es mucho mayor.
Pero sin duda, lo que más nos pone en riesgo es la incidencia del sol, siendo esencial el uso de algún tipo de protector solar que se adecue a nuestro tono de piel. Pero, como dice el doctor, "comprarlo no es suficiente, también hay que utilizarlo, y no sólo cuando vamos a la playa". Prevención e información para el diagnóstico parecen ser las dos claves para salvar muchas vidas. Hacer que las estadísticas no sigan creciendo está, ahora más que nunca, en nuestra mano.