Hacer la siesta es una acción súper placentera que, además, está llena de beneficios tanto para los adultos como para los bebés.
Estos datos han podido salir a la luz gracias a un experimento realizado por la unidad de psicología infantil y juvenil de la Universidad de Ruhr de Bochum, en Alemania, y publicado en la revista Proceedings of National Academy of Science (PNAS).
Hacer la siesta después de haber aprendido algo nuevo
Para que los bebés tengan la oportunidad de crecer desarrollando una memoria de elefante, es importante potenciar los efectos de la siesta acostándolos poco tiempo después de haberles enseñado algo nuevo para evitar que otro suceso interfiera en la fijación de ese recuerdo.
De este modo, tendrán la oportunidad de consolidar lo aprendido durante el sueño, ya que, al hacer la siesta, los recuerdos se codifican y se transfieren del hipocampo, esto es, el área del cerebro que afecta a la memoria inmediata; al neocórtex, es decir, la zona involucrada en la memoria a largo plazo.
Consolidando la memoria declarativa
Otro de los datos extraídos tras la realización de este estudio revela que el sueño mejora la consolidación de la memoria declarativa en los niños de entre 6 y 12 meses, la cual se ocupa de evocar datos y recuerdos de manera consciente.
Otros beneficios de la siesta
Hacer la siesta no solo es fantástico para mejorar la memoria de los bebés.
También resulta ideal para disfrutar de unos instantes de relax y para beneficiarnos de múltiples ventajas, ya que hacer la siesta:
Fortalece la memoria.
Nos ayuda a analizar los problemas y a encontrarles solución.
Permite reponer fuerzas.
Alivia tensiones.
Relaja el corazón.
¡Eso sí! Recuerda que la siesta nunca deberá durar más de media hora u obtendrás el efecto contrario y te sentirás más cansado.
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