De acuerdo a los expertos, dos tercios de las personas que padecen Enfermedad de Alzheimer son mujeres. Varias teorías se habían enunciado, incluyendo la longevidad de las mujeres, sin embargo, estudios de laboratorio realizados recientemente les asignan un rol destacado a ciertas hormonas femeninas.
De este tema tan controversial voy a hablar a solicitud de Hannah, una seguidora de Maine. Ella es una mujer de mediana edad, casada y con dos hijos adolescentes. Ella me comentaba, que junto a dos hermanas menores se ha dedicado a cuidar a sus padres desde hace años.
Hannah me informó, que ellos actualmente tienen 85 años y a pesar de ello aún se valen por sí mismos. De hecho, su casa está muy cercana a la de todas ellas y esto facilita mucho su actividad.
Ella se comunicó conmigo, porque tenía una inquietud desde hacía semanas atrás. Hannah, a lo largo de los años se dedicó a realizar fotografías familiares y en muchas de ellas, aparecen sus padres, cumpliendo labores cotidianas. Así, a inicios de la primavera se encontraba revisando algunas fotografías y notó que su madre varió un poco su conducta, en especial la socialización grupal.
Ella como siempre, llevó a sus padres a su chequeo rutinario con el geriatra y le comentó sobre su hallazgo. Ella temía que su madre, estuviera manifestando señales de Alzheimer. El especialista sugirió realizarle una serie de pruebas, incluyendo hematologías y tomografías. Las mismas salieron negativas, no obstante, ella decidió comunicarme su preocupación.
Yo le comenté, que precisamente hace poco la ciencia descubrió que las mujeres son más propensas a padecer esta enfermedad. Así, le compilé y envié información para sustentar lo que le afirmaba. Dada la alta tasa de Alzheimer a nivel mundial y en especial en las mujeres, consideré importante compartir esta información
Estilo de vida saludable para evitar la enfermedad del Alzheimer
Tener un buen estilo de vida saludable desde la juventud es importante para evitar trastornos que se presentan posteriormente en la etapa menopausica y en la postmenopausica, como puede ser la demencia y el Alzheimer. Todo esto lleva a , tener un régimen alimenticio con los nutrientes adecuados, realizar actividades físicas, tener una buena calidad de sueño, evitar situaciones de estrés y conservar pensamientos positivos.
Alimentación saludable y actividades físicas
Una alimentación saludable ayuda a proteger el corazón y el cerebro, comiendo frutas y vegetales, buenas proteínas, carbohidratos y grasas saludables.. Esto implica limitar el consumo de azúcar, grasas malas y productos utraprocesados que dañan el organismo.
Las actividades físicas con ejercicios pueden reducir el riesgo de padecer Alzheimer. El ejercicio puede beneficiar las células cerebrales, ya que incrementa el flujo de sangre y oxígeno en el cerebro.
Sueño reparador
La calidad y la duración del sueño son relevantes para la memoria y el cerebro. Los trastornos de sueño son asociados con condiciones y la enfermedad de Alzheimer (EA) es una de ellas. Por eso, el sueño es importante para el fortalecimiento de la memoria, por lo que no dormir adecuadamente puede resultar en el deterioro de los recuerdos.
Estudios han demostrado que el insomnio y la apnea del sueño son trastornos asociados a la enfermedad de Alzheimer, ya que reducen el tiempo de sueño, alteran el ritmo circadiano y producen un sueño fragmentado.
Situaciones de estrés
El estrés por su conexión con la hormona del cortisol, provoca daño en las células cerebrales, lo que puede aumentar el riesgo de la enfermedad de Alzheimer. Además que el estrés está asociado con muchos factores de riesgos para la EA. Esto incluye inflamación, enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, falta de sueño, ansiedad.
Pensamientos positivos
En relación al pensamiento positivo, Investigaciones han sido realizadas en relación a los pensamientos, que dependiendo de la calidad pueden tener beneficios o efectos nocivos para la salud a largo plazo. Los pensamientos pueden tener un impacto sobre la salud física, los buenos pensamientos podrían ayudar a fomentar la positividad, mientras que los pensamientos negativos pueden llevar a estados inicialmente depresivos, no recomendables para ninguna persona.
Todos estos factores son influyentes en la vida de las mujeres.
Algunas realidades acerca del Alzheimer
De acuerdo a los expertos, la enfermedad de Alzheimer (EA) es considerada una patología neurodegenerativa progresiva. La misma provoca ciertos procesos negativos, dentro de los que destacan: cambios de comportamiento, pérdida de memoria y déficits cognitivos.
Según las estadísticas, mas de 5,3 millones de estadounidenses con 65 años o mas padecen actualmente demencia por EA. De acuerdo a los cálculos se podría afirmar, que aproximadamente dos tercios de las personas afectadas son mujeres.
En los Estados Unidos, la demencia por EA es la quinta causa de muerte en mujeres y octava en hombres. Es necesario mencionar además, que el impacto económico de la EA ha sido relevante. El costo estimado para el sistema sanitario estadounidense para el 2022, se estima en 321.000 millones de dólares. De acuerdo a las proyecciones se prevé, que para el 2050 la EA llegue a costar 1,1 billones de dólares.
Hay que resaltar, que existen tres características que permiten distinguir la EA. Ellas son, la presencia de ovillos neurofibrilares (NFT) intracelulares, los cuales están conformados por la proteína tau anormalmente fosforilada. Asimismo, incluye placas seniles de proteína amiloide-b (Aβ) y procesos de neurodegeneración.
Esta enfermedad posee definiciones muy precisas en cuanto a su neuropatología, sin embargo, aún se siguen discutiendo sus causas. La ciencia ha sugerido diversas teorías, algunas destacan por su relevancia. A saber: hipótesis del amiloide, neuroinflamación, susceptibilidad genética, envejecimiento acelerado, desequilibrio inmunológico, disfunción neurovascular y factores ambientales.
La ciencia ha observado, que existe gran heterogeneidad en cuanto a la presentación clínica, progresión y patología de la EA. Esto sugiere, que existen diversas vías implicadas en el desarrollo de la enfermedad. Incluso, para lograr mayores niveles de precisión se requiere incorporar las diferencias biológicas entre hombres y mujeres.
Las investigaciones sobre el alzheimer y sus nuevos enfoques
A lo largo de la última década se han incorporado diversas metodologías de mucha trascendencia. Ello ha permitido ahondar en los diversos cambios fisiopatológicos, que participan en el desarrollo y progresión de la demencia por EA.
No obstante, es importante lograr que se incorporen en esta medicina de precisión, el sexo y el género. Dado el retraso de esta incorporación y su exclusión inicial, se han experimentado retrasos en la detección y tratamiento de la EA.
De hecho, estos factores desempeñarían un papel clave en la optimización de la asistencia sanitaria y disminución de los elevados costos vinculados al tratamiento del Alzheimer.
Incluir el sexo en la investigación, hace referencia a considerar las diferencias fisiológicas y biológicas entre hombres y mujeres. Es decir, considerar los cromosomas sexuales (XX y XY), y las hormonas gonadales (las que producen los testículos y ovarios). Estos importantes factores contribuyen principalmente a establecer diferencias a nivel de células, órganos y sistemas.
Así, el género hace referencia al acople de influencias culturales, sociales y ambientales, sobre factores biológicos de mujeres y hombres. Según la ciencia, el género está soportado sobre procesos biológicos e influenciado por las experiencias y condiciones ambientales.
Cada día, la ciencia nota que tanto el sexo como el género afectan el origen o etiología, presentación y resultados del tratamiento de diversas enfermedades.
Ello significa, que la realización de las diversas investigaciones, acerca de las diferencias entre hombres y mujeres en la EA debe ir más allá del sexo biológico. Es decir, considerar ciertas diferencias vinculadas a factores como el cuidado, educación y otras conductas propias del sexo.
Se deben incluir además, los factores de salud mental en los cuales los factores sociales y biológicos contribuyen a establecer diferencias entre hombres y mujeres.
Factores de riesgo diferenciales sobre Alzheimer entre hombres y mujeres
Gracias a las investigaciones realizadas hasta ahora, se cuenta con una gran cantidad de escenarios por los que las diferencias de sexo y género podrían condicionar el riesgo padecer EA. Entre ellos podemos mencionar:
Comunes para mujeres y hombres, con un efecto más fuerte en determinado sexo o género (a saber, el genotipo de la apolipoproteína E, abreviada APOE)
Aquellos que poseen un efecto similar en mujeres y hombres, pero que son más comunes en un sexo o género (a saber, menor acceso a la educación por parte de las mujeres)
Exclusivos de un sexo (a saber, embarazo y menopausia).
Ejemplos de factores de riesgo de EA considerando las diferencias de sexo
Enfermedades cardiometabólicas
Una gran cantidad de estudios han permitido identificar diversas enfermedades cardiometabólicas modificables. Entre ellas, el síndrome metabólico, obesidad y diabetes tipo 2, todas con efecto sobre el desarrollo de la EA.
Para muchos expertos es bien conocido el hecho de que los síntomas, desarrollo y tratamiento de las enfermedades cardiometabólicas difiere considerando el sexo. Sin embargo, pocos estudios han profundizado sobre las diferencias de sexo en los factores de riesgo cardiovascular para la EA.
Cabe destacar, que la mayoría de los estudios se han limitado a realizar ajustes de índole estadística (modelos de regresión). Esto no sustenta una investigación equilibrada, pues de acuerdo a ciertos estudios donde se vinculan las diferencias de sexo en la vasculatura se han detectado hallazgos interesantes.
Por ejemplo, que la enfermedad microvascular favorece en mayor medida la enfermedad cardiovascular en mujeres que en hombres. A su vez, la enfermedad coronaria obstructiva posee un mayor peso sobre el padecimiento de enfermedades cardiovasculares en los hombres.
Cabe destacar, que las mujeres poseen un mayor riesgo que los hombres de padecer complicaciones de diabetes, depresión, enfermedad coronaria e infarto al miocardio. Todas estas patologías, son consideradas factores de riesgo para la EA, tanto para mujeres como para hombres. No obstante, el riesgo de EA es mayor para las mujeres que presentan estas patologías.
Procesos depresivos
Para algunos expertos, la depresión en sí misma podría ser un síntoma de EA en los adultos mayores. No obstante, se cree que la depresión en personas de mediana edad, puede incrementar el riesgo de EA hasta 70%. De hecho se sabe, que las mujeres poseen doble probabilidad de riesgo de sufrir depresión respecto a los hombres.
Esta condición surge en la pubertad, agravándose cuando las mujeres alcanzan la premenopausia. Está muy bien establecido, que la depresión ejerce efectos negativos sobre la cognición a lo largo de la vida. Esto ocurre mayormente porque existen regiones cerebrales compartidas entre el estado de ánimo y la memoria.
Además, existen algunas vías etiológicas compartidas, tales como la desregulación de las hormonas inmunitarias y las hormonas del estrés. Algunos estudios de gran envergadura como el Women’s Health Initiative Memory Study (WHIMS), determinaron resultados interesantes.
Uno de ellos mostró en un universo de 6.000 mujeres a lo largo de un seguimiento de más de cinco años, algunos hechos significativos. Por ejemplo, el doble de riesgo de padecer demencia, esto se vinculó con una pérdida del volumen del hipocampo y del volumen prefrontal.
Problemas de sueño
Según los especialistas, la presencia de alteraciones del sueño y ritmos circadianos ocurren comúnmente en pacientes con EA. Se sabe, que dichas irregularidades pueden desencadenar el desarrollo de esa patología.
Desde hace un tiempo se conoce, que la producción y el aclaramiento de los péptidos amiloide-β (Aβ) están asociados al ciclo sueño-vigilia. Se ha comprobado además, que la vigilia puede a su vez estimular la producción de Aβ y el sueño vinculado al aclaramiento o limpieza de Aβ.
Los adultos mayores que presentan una mala calidad y corta duración del sueño, así como una alta fragmentación del sueño, tienden a acumular mayor cantidad de Aβ. Asimismo, presentan por lo general una peor cognición y mayor riesgo de EA.
Cabe destacar, que se han obtenido resultados similares en personas de mediana edad que presentan corta duración del sueño o larga duración del sueño, pero de mala calidad. Estudios actuales muestran, que la interrupción de la fase 3 del sueño (sueño de ondas lentas) incrementa los niveles de Aβ.
Se ha detectado, que la actividad de las ondas lentas es mayor en las mujeres que en los hombres, incluyendo todas las edades.
No obstante, la prevalencia de las alteraciones y los trastornos del sueño puede aumentar con la edad. Lo que convierte la menopausia en un momento especialmente vulnerable para las mujeres.
La ciencia realiza un hallazgo sobre la susceptibilidad de las mujeres al Alzheimer
Desde hace muchos años se conocía, que las mujeres poseen mayor probabilidad que los hombres de padecer la EA. Sin embargo, no se contaba con una respuesta de peso. Así, de acuerdo a un estudio publicado el 2022 en la revista Nature, se logró desvelar este misterio médico.
Este hallazgo demostró que las hormonas femeninas, en especial la hormona estimulante del folículo (FSH), impacta directamente las neuronas. Este efecto ocurre mayormente cuando las mujeres transitan la etapa menopáusica, produciendo un incremento del deterioro cognitivo, desequilibrios energéticos corporales, adiposidad visceral y pérdida de masa ósea.
Los investigadores lograron demostrar que la FSH actúa directamente sobre las neuronas del hipocampo y de la corteza cerebral. Su efecto logra acelerar la deposición de amiloide-β y Tau y deteriorar la cognición. Esto fue demostrado en animales experimentales, a los cuales se les administraron inyecciones de FSH, acelerando el desarrollo de EA.
Además del estudio realizado en mamíferos, los científicos también encontraron receptores para la FSH en muestras de tejido tomadas de cerebros humanos y de mamíferos experimentales. Otros trabajos anteriores lograron demostrar que la FSH posee la capacidad de unirse a los receptores de las neuronas. Esto causa la EA.
Tanto en las neuronas humanas, como en las de mamíferos experimentales, cuando la FSH se unía a estos receptores se activaba una vía que lograba producir beta amiloide y tau. Incluso los investigadores lograron bloquear estos receptores a nivel cerebral en los mamíferos experimentales, reduciendo así los síntomas del Alzheimer.
Los científicos responsables de este sinigual estudio, se sienten optimistas de que la molécula de FSH pueda bloquearse mediante un anticuerpo que ya fue desarrollado. El mismo se encuentra en pruebas preclínicas de seguridad para luego probarlo en ensayos clínicos con humanos.
Concluyendo
La enfermedad de Alzheimer (EA) como se pudo observar es un trastorno neurodegenerativo de la población que envejece. Y lamentablemente, ha mostrado una mayor incidencia en las mujeres después de alcanzar la menopausia.
Como es sabido, existe una enorme escasez de agentes que puedan modificar esta enfermedad. Esto conlleva, a una gran crisis sanitaria mundial, repercutiendo en la aparición de demencia progresiva y presencia de discapacidades graves. Ello, incide en el deterioro de la calidad de vida.
La ciencia siempre alerta en búsqueda de respuestas, ha estado observando desde hace tiempo, que muchas mujeres durante la fase perimenopáusica experimentan un descenso transitorio de la cognición. Se ha observado que suele producirse entre los 42 y 52 años, afectando mayormente la memoria verbal.
Debido a estas correlaciones se han realizado experimentos para demostrar el porqué de esta anomalía. Luego de muchos años de búsqueda se puede decir, que se desveló un misterio que preocupaba a los científicos.
Se trata del efecto de una hormona denominada folículo estimulante (FSH). De acuerdo a un estudio reciente se pudo comprobar su efecto sobre el desarrollo de la EA, coincidente con la menopausia en las mujeres. Este importantísimo hallazgo llena un vacío de información y responde porqué la EA afecta más a las mujeres.
Para Hannah la información que le envié y ahora comparto en el post, fue bastante elocuente. Ella me agradeció por haberle ayudado a comprender que, a pesar de que la edad y el sexo son factores de peso para desarrollar Alzheimer, es posible frenar su avance. Ella se convenció que, mejorando diversos hábitos de vida puede ayudar a sus padres, especialmente a su madre.
Esto lo llevó a la práctica, realizando ejercicios a diario con ellos, evitándoles situaciones estresantes, balanceando su alimentación y procurando que realicen un sueño de calidad.
“La actividad física se asocia con la integridad del cerebro tanto de forma dependiente como independiente del sexo. Nuestros resultados ponen de manifiesto mecanismos de reserva parcialmente distintos en hombres y mujeres. Que podrían influir a su vez en el riesgo de padecer Enfermedad de Alzheimer”
Dra. Julie Gonneaud
Universidad de Caen
Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica, Francia
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Referencias:
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/20442496/
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https://www.alz.org/blog/alz/february_2016/why_does_alzheimer_s_disease_affect_more_women_tha
https://www.alzint.org/resource/women-and-dementia-a-global-research-review/