Hace muy poquito que he probado el kale y reconozco que tenía mis reparos porque había oído que su sabor era muy amargo y su aspecto tampoco me resultaba muy apetitoso Sin embargo preparado de esta manera está francamente rico.
De un tiempo a esta parte esta col se ha puesto muy de moda debido a sus múltiples propiedades nutricionales, ya que tiene un alto contenido en hierro y calcio. (Dicen que aporta más hierro que la carne de vacuno y más calcio que la leche de vaca).
Además, es muy recomendable para personas con anemia, resulta muy beneficioso para la piel y la vista, es diurético, rico en fibra, contiene mucho ácido fólico y omega-3 en fin, ¡que la lista de beneficios es larga!
Por eso, a pesar de su aspecto de “hierbajo”, como diría mi pareja, merece la pena darle una oportunidad.
Considero este plato una ensalada porque se sirve en frío, pero en realidad todos sus ingredientes son cocinados. Y es así de simple:
INGREDIENTES:
Quinoa
Hojas de kale
Cebolla
Tomates secos
Queso feta
Nueces
Aceitunas negras
PASO A PASO:
Lava bien la quinoa y ponla a cocer.
Paralelamente, carameliza una cebolla cortada en juliana. (No es necesario que quede muy confitada; simplemente dale un toque de sal y déjala freír hasta que quede transparente y después agrega una pizca de azúcar).
Hidrata los tomates en agua caliente.
Una vez dorada la cebolla, agrega los tomates troceados.
A continuación, agrega a la sartén el kale lavado y saltéalo hasta que quede blandito.
Una vez fríos los ingredientes, mézclalos en una fuente con queso feta, olivas negras y nueces
Rocía con una vinagreta de aceite, vinagre de Módena, sal y mostaza.
¡Espero que te guste!
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