El VPH consiste en una infección que en el 90% de los casos acaba desapareciendo. En rara ocasión desemboca en un cáncer de cuello de útero ya que con una simple citología se detecta. Acude con regularidad al ginecólogo, cada dos años como mucho, y no tendrás nada de que preocuparte.
Para prevenir el VPH lo mejor es la protección durante las relaciones sexuales ya que éste se contagia por el contacto. Ten cuidado también con las prácticas sexuales que no conllevan penetración que también pueden ser la causa de la aparición.
Este virus no presenta síntomas que puedan alertarte por lo que debes estar atenta ante la aparición de cualquier verruguita o granito en tu vagina, vulva o ano. En ocasiones, desaparecen sin necesidad de tratamiento pero en otras van aumentando y el ginecólogo tiene que eliminarlas.
El papiloma puede mantenerse en estado latente durante años y aparecer cuando menos te lo esperes. De ahí la importancia de mantener una rutina en las visitas al especialista para que pueda detectar cualquier irregularidad.