Ya son muchas las personas que practican la meditación en la actualidad, sin lugar a duda es debido a los grandes beneficios que tiene, por eso, actividades como el yoga la incluyen en sus sesiones y muchas aplicaciones para el móvil nos ayudan a iniciarnos en ella. Sin embargo, meditar sin saber si lo estamos haciendo bien puede provocar aburrimiento y que jamás logremos convertir esta práctica en un hábito. En este artículo, te aconsejamos sobre cómo meditar en tus principios o inicios.
Entendiendo la meditación
La meditación se podría definir como un entrenamiento para la mente y que repercute, de manera positiva, en nuestro cuerpo y en nuestras emociones. Muchos problemas como la ansiedad producida por pensamientos obsesivos o por una visión pesimista de la vida pueden resolverse gracias a esta práctica.
Sin embargo, en ocasiones estamos equivocados creyendo que la meditación es una manera de poner la mente en blanco. Cualquier experto o practicante nos dirá que esto es imposible, y es cierto.
En nuestra mente siempre hay pensamientos, muchos. Ya sea porque recordamos algo que ocurrió en el pasado o porque acabamos de escuchar un ruido y ya lo asociamos con una persona que se acerca a nosotros. Lo importante no es rechazar estos pensamientos durante la práctica meditativa. Para que tenga éxito, es necesario adoptar el rol de observadores.
Cómo hacer meditación correctamente en casa
Para aprender a meditar no tenemos por qué apuntarnos a ningún curso. Podemos hacerlo en nuestro hogar, algo que es muy beneficioso ya que, así, podremos escoger el mejor momento del día para meditar. Sin embargo, para hacerlo bien debemos tener en cuenta algunos consejos.
Elige el lugar idóneo
Para meditar en casa, es importante que escojamos un lugar en el que nos encontremos cómodos. Puede ser una habitación pequeña, una más iluminada, el salón o nuestra habitación.
Si deseamos crear ambiente, podemos poner algunas velas o incienso, además de apagar las luces. No es necesario que nos quedemos a oscuras, pero lograr que en la estancia haya una luz tenue nos ayudará a sentirnos más cómodos y preparados para nuestra sesión de meditación.
Escoge el momento adecuado
Si cuando meditamos nada más levantarnos sentimos que nos dormimos, es importante que escojamos otro momento del día para llevar a cabo la práctica meditativa. Puede ser por la noche, después de comer o durante una pausa en el trabajo.
Antes de irnos a dormir suele ser una muy buena hora para meditar, ya que hay calma, muchas personas ya están en la cama y, además, favoreceremos a que nuestra mente se relaje disfrutando, así, de un sueño mucho más placentero. Sin embargo, como bien hemos mencionado, podemos escoger otro momento del día para meditar.
La postura
Muchas personas creen que la única postura para meditar es la flor de loto, esto es, sentados en un zafu, con las piernas cruzadas y las manos descansando sobre las piernas. Sin embargo, existen muchas más posturas para meditar.
Podemos meditar sentados en una silla con respaldo si nos encontramos más cómodos. También, podemos hacerlo acostados, ya sea en la cama o sobre una esterilla en el suelo. Las opciones son diversas. Lo importante es elegir la postura que nos permita una mayor relajación de nuestro cuerpo.
El comienzo
Antes de empezar la práctica meditativa y de haber realizado con éxito los tres puntos anteriores, debemos cerciorarnos de que nuestro móvil está apagado y que nadie nos va a interrumpir. Tras estas comprobaciones procederemos a realizar lo siguiente:
Nos concentraremos en nuestra respiración, observando cómo el aire entra y sale por nuestras fosas nasales, cómo este es cálido al salir y frío al entrar.
Tras esto, observaremos también la manera en la que nuestro abdomen se hincha y se deshincha con cada inspiración y exhalación.
En ningún momento forzaremos la respiración. Así, observaremos si esta es rápida y acelerada, o suave y pausada.
Estos pasos los podemos llevar a cabo durante dos minutos si es la primera vez que meditamos para, posteriormente, ir añadiendo más minutos en cada práctica meditativa. Lo ideal es que realicemos este trabajo de observación e inicio de la meditación durante 5 minutos.
La mente y los sentidos
Cuando entremos en un estado de relajación tras los pasos que ya hemos dado, es el momento de pasar a observar nuestra mente. Por ella pasarán pensamientos que nos pueden gustar y otros que queramos rechazar. Es importante que, tan solo, los observemos sin juzgar.
Es como si estuviésemos delante de una carretera viendo los coches pasar, sin fijarnos en cuáles son sus colores o si hay alguien en su interior. Tan solo, observamos. Pues lo mismo debemos hacer con nuestros pensamientos que llegarán, pasarán por nuestra mente y volverán a irse.
Esta es una parte muy difícil, por eso se recomienda centrarse en ella en las primeras prácticas de meditación. Cuando la hayamos practicado bastante y la dominemos, podremos pasar a observar nuestros sentidos. Por ejemplo, el aire que roza nuestras mejillas, los olores que podemos percibir o los sonidos que hay en el exterior. Todo esto nos preparará para, cuando ya llevemos un tiempo meditando, podamos hacerlo en cualquier lugar.
Meditando por primera vez
Las personas que son principiantes en la práctica meditativa deben saber que meditar es algo que necesita tiempo para hacerse bien. Es normal que, al principio, nos vengan algunos pensamientos como “me estoy aburriendo” o “esto es una tontería”. Tendemos a estar siempre muy activos, sin parar, porque parece que detenernos y tomarnos un tiempo para estarnos quietos es algo infructuoso.
Sin embargo, la mente necesita atención y, para ello, precisamos detenernos. Para evitar ese aburrimiento inicial, es necesario que los principiantes empiecen meditando poco, pero todos los días. Pueden meditar un minuto cada día, la próxima semana empezar con dos minutos No sirve de nada meditar media hora para, después, no hacerlo durante cuatro días. Esto debe convertirse en un hábito.
También, debemos tener en cuenta que si es la primera vez que meditamos puede que no tengamos muy claro los beneficios que podemos obtener. Quizás nos ponemos muy nerviosos o, tal vez, nos relajamos un poco pero creemos que conseguimos lo mismo descansando en el sofá viendo la televisión. Darnos el tiempo necesario, es importante para que podamos ver los grandes efectos que tiene la meditación.
Consejos para meditar
Ahora que ya sabemos cómo meditar y qué es lo que debemos tener en cuenta si somos principiantes, es necesario tener presentes estos consejos en el momento de meditar.
La meditación debe convertirse en un hábito y practicarse cada día para poder ver sus efectos.
Meditar pocos minutos todos los días es mejor que hacerlo durante una hora una vez a la semana.
Desear poner la mente en blanco es un error. Lo importante es aprender a ver los pensamientos sin juzgar y dejarlos ir. Poco a poco, la cantidad de pensamientos se irá reduciendo.
La meditación puede practicarse con ruido a nuestro alrededor. Concentrarnos en la respiración es la clave. Sin embargo, las primeras veces que meditamos podemos hacerlo sin ruido.
Si somos personas que solemos actuar sin pensar de manera impulsiva o que tenemos pensamientos obsesivos que nos impiden dormir, la meditación nos ayudará. Con la práctica, nos sentiremos mucho mejor, más motivados y relativizaremos muchas de las situaciones que antes podían sacarnos de quicio.
En un momento dado, nos daremos cuenta de cómo podemos meditar incluso cuando estamos caminando por la naturaleza, observando cómo nuestros pies están en contacto con el suelo, cómo el calzado amortigua los pasos y el olor de las flores que hay a nuestro alrededor. La meditación es un hábito que muchas personas han incluido en su vida. ¿Te animas a iniciarte en esta maravillosa práctica?