El tiroides es una glándula que está situada en la parte superior y anterior a la tráquea. Se encarga de segregar hormonas que afectan a nuestro metabolismo y crecimiento. El 95% de los tumores que se desarrollan en esta zona por la alteración de las células son benignos. Pero cuando las células tumorales que invaden la glándula tiroidea son capaces de trasladarse y proliferar se denominan tumores malignos o, lo que es lo mismo, cáncer.
Foto: Miguel Vaca/Flickr (CC BY 2.0)
El tumor maligno de cáncer de tiroides se suele presentar más en mujeres que en hombres y en una edad comprendida entre los 30 y los 50 años. También aquellas personas que han estado expuestas a radiación o, sus familiares o ellos mismos han sufrido alguna enfermedad de tiroides tienen mayor riesgo de padecer este cáncer.
¿Cuándo debemos acudir al médico?
Debemos consultar a nuestro médico cuando detectemos alguno de los siguientes síntomas:
- Percibir la presencia de un nódulo palpable en la cara anterior al cuello. Es el síntoma más frecuente y más perceptible. No obstante, solo 1 de cada 20 nódulos que se desarrollan es maligno.
- Dolor en la zona anterior al cuello.
- Dificultad para tragar los alimentos.
Como siempre recordamos, sufrir alguno de estos síntomas no implica necesariamente que tengamos cáncer, pero sí son claras indicaciones de que debemos acudir a realizarnos una revisión lo antes posible para que, en caso de ser un tumor maligno, se puede comenzar el tratamiento lo antes posible.
En dicha revisión, nuestro médico estudiará nuestros síntomas y nuestros antecedentes médicos y familiares. Tras ello, lo más normal es que nos realice un análisis de sangre y alguno de los siguientes procedimientos:
- Gammagrafía tiroidea: es una prueba para detectar cualquier anomalía en la glándula tiroidea. Exige un ayuno previo de tres horas.
- Ecografía cervical: es una prueba en la que se obtienen imágenes mediante ecos sonoros. A través de un emisor de ultrasonidos se detecta la naturaleza de los nódulos y se proyectan en un monitor.
- Punción aspirativa con aguja fina: es el procedimiento que se sigue para saber si el nódulo detectado es maligno. Es bastante simple: se pincha con una aguja el nódulo para extraer una muestra de tejido y analizarla. Si con una punción no es suficiente y hay que extraer varias muestras se denomina biopsia.
Si tras la realización de las pruebas nuestro médico nos diagnostica un cáncer de tiroides comenzaremos el tratamiento. Este dependerá de varios factores: tipo de tumor y fase en la que se encuentra, edad del paciente, su estado de salud, etc. A partir de aquí nuestro médico determinará la terapia que vamos a seguir para combatir la enfermedad.
Los tratamientos posibles para el cáncer de tiroides son:
- Cirugía.
- Tratamiento con yodo radiactivo.
- Terapia hormonal.
- Radioterapia.
- Quimioterapia.
En lo que se refiere a las posibilidades de sobrevivir a este cáncer, los datos llaman cada vez más al optimismo. Tanto es así que hasta el 91% de las personas a las que se les ha detectado en su etapa inicial lo han superado. Los números descienden si se empieza a tratar en etapas más avanzadas. No obstante, las mejoras médicas que se están produciendo hacen que este cáncer sea uno de los que menos víctimas mortales produce en proporción a las personas que lo padecen.
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Fuente: Asociación Española Contra el Cáncer