El mejor momento para hacer deporte depende de diversos factores. Además, estos cambian de unos runners a otros. Existen muchos condicionantes, tanto personales como factores externos. Por ejemplo, la estación del año. No es lo mismo salir a correr a las 18:00 del invierno que del verano. Aun así, también hay otros condicionantes que debemos tener en cuenta, como el horario de entrenamiento, la alimentación, las pautas…
Correr por la mañana, ¿por qué?
Correr por la mañana es una de las mejores formas de comenzar el día a día. Entrenar después de desayunar y justo antes de ir al trabajo es el objetivo que muchos persiguen. Es necesario tener una gran fuerza de voluntad, madrugar más y vencer la tentación de quedarte durmiendo. Esta es una de las mejores formas de quemar reservas y acelerar el metabolismo. Sin embargo, hay que acostumbrarse a ello y no siempre es sencillo. Además, en muchas ocasiones, entrenar por la mañana implica realizar un entrenamiento menos intensivo.
Correr nada más levantarnos es una forma de despejarnos. Te despiertas más rápido y empiezas el día con las pilas bien cargadas, lleno de energía. Eso sí, es importante recordar que nada más levantarnos, nuestra temperatura corporal es más baja, por lo que tendremos que hacer un buen calentamiento y adaptar el cuerpo a nivel muscular.
La opción de correr por las mañanas es mucho mejor en verano, cuando es la única forma de huir del calor asfixiante. Sin embargo, en invierno, a primera hora es cuando hace más frío.
Beneficios de correr a última hora de la tarde (o por la noche)
Una de las ventajas que ofrece salir a correr de noche, o a última hora de la tarde, es que el cuerpo lleva varias horas activo. Por lo tanto, y según diversos estudios, nuestro rendimiento puede llegar a ser mayor. La temperatura del cuerpo es la normal y se rinde mucho más. Además, se reduce considerablemente la posibilidad de sufrir lesiones.
Sin embargo, frente a los claros beneficios que tiene correr a última hora de la tarde, encontramos las desventajas motivacionales. Después de un largo día de estudio o trabajo, salir a correr puede dar mucha pereza. Sin embargo, es una forma natural de luchar contra el estrés.
Además, si realizas un entrenamiento de alta intensidad, es posible que te cueste un poco más conciliar el sueño. Por tanto, es recomendable dejar que el cuerpo se relaje antes de meternos en la cama.
Por la noche también será necesario extremar las precauciones: utilizar ropa textil o de running fosforita, que sea visible y llame la atención, sobre todo si vas a correr en una zona de tráfico.
Como ves, todas las horas tienen sus ventajas y desventajas y dependerá también de nuestros compromisos diarios y de cuándo tengamos una mayor fuerza de voluntad.