La persona deprimida incluso es capaz de ver que no tiene motivos reales para sentirse tan insatisfecho pero esto, en lugar de hacerle sentir mejor, le hace sentirse todavía más culpable y dolido consigo mismo. Por tanto:
Primero: no le pidas que te explique qué le pasa
No puede explicarlo porque él mismo es el primero que no lo entiende
De hecho, la persona deprimida a menudo intenta racionalizar su enfermedad.
Busca una causa entre los últimos acontecimientos que han rodeado su vida.
Trata de echar la culpa a cualquier "calamidad" que haya podido ocurrirle recientemente: la muerte de algún familiar, algo ocurrido en el trabajo? Excusas que utiliza inconscientemente para explicar su malestar.
Pero la realidad es que no siempre existe una verdadera relación causa-efecto entre acontecimientos vitales y depresión. Sí es posible que haya sido el factor desencadenante, la gota que ha colmado el vaso; pero no la verdadera causa de una depresión que en realidad ya estaba latente. De manera que:
Segundo: no trates de consolarlo por ese supuesto motivo de su depresión
porque ese no es el verdadero motivo
Ten en cuenta además que la persona deprimida está absorta en sí misma, no para de pensar en lo que le ocurre, en lo mal que se siente. No es capaz de atender a los razonamientos de los demás.
Es más: esos razonamientos le provocan aún más angustia, más sentimiento de culpa, más sensación de soledad e incomprensión. Así que:
Tercero: no le repitas una y otra vez las cosas
Tampoco le insistas para que haga cosas que no le apetece hacer.
El paciente deprimido no tiene voluntad, no es capaz de animarse por mucho que se lo digamos; no puede poner más de su parte.
Las cosas normales que antes hacía como salir a divertirse, desempeñar algún hobbie, trabajar? ahora le resultan retos insuperables.
Ni siquiera aquello de cambiar de aires, salir de viaje, buscar nuevas amistades?
La depresión no es estar triste: la depresión es la falta de ganas de vivir.
Por lo tanto:
Cuarto: no te enfades con él por su apatía, por su falta de reacción
Pedir a un deprimido que haga algo es como pedir a un cojo que corra una maratón
Y lo sé, sé lo que estaréis pensando ahora:
¿qué hacer pues? ¿debemos dejarlo solo, abandonado a su suerte?
No. Por supuesto que no.
Hay una manera de ayudarle.
Es probable que la persona deprimida, por no ser consciente de lo que le pasa o por su propio pesimismo y sensación de fatalidad, se abandone a su destino y no haga nada por curarse.
Ahí es donde hemos de intervenir nosotros: mostrando nuestro cariño, nuestro interés, nuestra paciencia. Comprendiendo lo que le pasa y sobre todo haciéndole ver que le comprendemos.
Lo fundamental es
que sienta nuestro apoyo
Buscando los momentos en que está más receptivo para sugerirle que vaya al médico.
Para hacerle ver por sí mismo que lo que le ocurre es, simple y llanamente, que padece una enfermedad: una enfermedad llamada depresión y que tiene cura.
De hecho, pasados los primeros meses de medicación la mejoría será palpable.
El paciente deprimido irá saliendo de su letargo y poco a poco sentirá ganas de hacer cosas, todas aquellas cosas que en los primeros momentos de la enfermedad le resultan imposibles.
Entonces será, además, cuando sí podamos empezar a animarle a actuar.
Imagen creada por Adarve Photocollage, retoque fotográfico
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