Consejos de Alimentación en la Enfermedad de Crohn



En este post exponemos las recomendaciones de alimentación en la Enfermedad de Crohn. Esta patología se engloba dentro de la Enfermedad Inflamatoria Intestinal. Es de carácter autoinmune y crónico. Cursa en brotes y puede afectar a todo el tubo digestivo, desde la boca al ano. Este es uno de los criterios que la diferencian de la Colitis Ulcerosa, que tiene carácter más constante y suele centrarse en el intestino.

Qué es la Enfermedad Inflamatoria Intestinal?

La Enfermedad Inflamatoria Intestinal se define como una patología crónica, que cursa con hinchazón o inflamación del intestino y/o del tubo digestivo, que suele cursar con diarrea más o menos prolongada en el tiempo. Las más habituales son la Enfermedad de Crohn y la Colitis Ulcerosa.

Dieta para la enfermedad de Crohn

La enfermedad de Crohn tiene una moderada incidencia, 5,5 personas por cada 100.000 habitantes al año. Afecta a ambos sexos por igual y aparece con mayor frecuencia en países industrializados. Aunque se desconoce el desencadenante, parece que la genética, el tabaco, la contaminación, una infección o un estilo de vida poco saludable, están relacionadas con su aparición. 

Al ser una patología crónica y no tener cura, es muy importante que los pacientes mejoren sus hábitos alimentarios y su estilo de vida, para controlar los brotes y la evolución de la enfermedad de crohn.

Dieta en la enfermedad de Crohn

Estos pacientes suelen perder peso, al tener menos apetito y por el aumento del catabolismo (la degradación de tejido) durante los brotes y/o infecciones. La ingesta también puede verse afectada por la presencia de boqueras y úlceras bucales.

Es muy importante asegurar un aporte correcto de proteínas y calorías para evitar la malnutrición, sobre todo en niños y adolescentes para que no se produzca un retraso en el crecimiento.

La intervención nutricional se basa en una valoración del estado nutricional para determinar si existe malnutrición. Además se debe intentar reducir la inflamación para acelerar la remisión del brote o evitar nuevos brotes en caso de estar en una etapa asintomática.

En algunos pacientes existen alergias o intolerancias alimentarias que se deben tener en cuenta para facilitar la remisión y mejorar la tolerancia intestinal. En concreto, después de un brote puede quedar una intolerancia temporal a la lactosa o a las grasas que debe manejarse con cuidado.

La alimentación en la enfermedad de Crohn debe ser inmunoestimulante y aportar los micronutrientes que pueden ver disminuida su absorción como zinc, selenio, vitaminas A, C y E. De esta manera se previenen posibles infecciones.

Es recomendable supervisar el tránsito intestinal para regular mediante medidas dietéticas y/o algún suplemento los momentos de diarrea y los de estreñimiento.

Dieta durante un brote de Crohn

En la fase de brote, tu cuerpo presenta un hipercatabolismo, es decir quema muchas calorías de lo normal para intentar “reparar” y desinflamar las zonas afectadas. La alimentación en la enfermedad de Crohn de esta fase debe ser hipercalórica (alta en calorías), hiperproteica (alta en proteínas), hipolipídica (muy baja en grasas), con un bajo contenido en fibra, antiinflamatoria, hidratante y de fácil digestión. 

La dieta debes fragmentarla en 5-6 comidas ligeras de poco volumen para facilitar su digestión. Los alimentos mejor tolerados suelen ser pescado blanco, pollo, jamón asado, fiambre de pavo, jamón cocido, arroz blanco, pasta sin gluten, patata cocida y pan sin gluten. El huevo depende mucho de la tolerancia individual.

Es conveniente que bebas al menos 2 litros de agua para hidratar la mucosa y compensar las pérdidas por fiebre, sudor y el hipercatabolismo. También sirven infusiones, caldos y sopas.

No consumas café, picantes, alcohol, sorbitol (caramelos, chicles, bebidas light o zero) ni alimentos ricos en fibra insoluble como frutas con piel, vegetales crudos o cereales integrales. mejor la fibra insoluble (manzana o pera asada, membrillo, patata y zanahoria cocida…) Tampoco consumas durante el brote de Crohn, gluten ni lactosa pues sus proteínas son de más difícil digestión.

La dosis de aceite diaria recomendada es una cucharada sopera. Evita otras grasas como bollería, nata, quesos, carnes rojas, embutidos, mantequilla y margarina.

Algunos pacientes toleran mal las espinacas, naranjas, alimentos flatulentos (col, coliflor, cereales integrales, bebidas con gas, legumbres con piel). Si a pesar de estas indicaciones no se reduce la hinchazón abdominal y la diarrea, sería conveniente hacer una dieta sin FODMAPs

Dieta para Crohn en fase asintomática

La dieta para Crohn en fase de regeneración permite una vez por semana yogur y quesos suaves por su escaso contenido en lactosa.

Aumenta el consumo de almidón resistente (arroz frío, fécula de patata, plátano macho) y empieza a incluir vegetales con moderación que también ayudan a la producción de butirato y a regenerar la pared intestinal.

Vete incorporando de uno en uno los alimentos descartados en la fase aguda. Siguiendo estos consejos lo llevarás mucho mejor, pero si necesitas menús para tu alimentación en la enfermedad de Crohn personalizados en función de tus gustos, síntomas y horario, en Dieta Coherente podemos ayudarte.

El salvado de trigo y el Plantago ovata ayudan en la producción de ácido butírico, un nutriente para la mucosa del colon. El Plantago es muy regulador, en épocas de estreñimiento ayuda al tránsito y en caso de diarrea, reduce su duración. Las algas por sus mucílagos están también indicadas.

Otros aspectos de alimentación en la enfermedad de Crohn

Cuando el intestino está muy dañado, pueden verse afectados los niveles de algunos minerales, favoreciendo la anemia (hierro), la osteoporosis (calcio) o una bajada de defensas (zinc), calambres, nerviosismo y cansancio (magnesio), envejecimiento prematuro y compromiso del sistema inmune (selenio). Además suele existir una carencia múltiple de vitaminas: A, E, B1, B2, B6, y B9.

Es importante supervisar que la medicación no interfiera con la absorción de algunos nutrientes como:

Colestiramina: disminuye la asimilación de grasas y vitaminas A,D,E y K.

Corticoides: afectan a la absorción del calcio y a la larga pueden provocar edemas e insuficiencia renal.

Salazopirina: disminuye la absorción de vitamina B9 (ácido fólico).

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