La próxima madrugada del domingo 28 de octubre termina el horario de verano y empieza el horario de invierno: a las 3.00 horas serán los 2.00 horas. Implica que en la noche del sábado al domingo se dormirá una hora más.
El cambio de hora de verano a invierno se produce el último domingo de octubre en toda Europa.
La psicóloga en Málaga Flor Stolo afirma que un cambio en nuestros hábitos diarios requiere y lleva consigo un proceso de adaptación. Nuestro cuerpo trata de incorporar estas modificaciones rápidamente para adaptarse al medio que le rodea en cada momento.
El cambio de horario de verano al horario de invierno, que va a tener lugar durante la madrugada de este sábado, anuncia la inminente llegada del invierno. Se dejan atrás los días largos y luminosos de la época estival para cambiar al ritmo de los anocheceres tempranos y la época de frío, lo que para algunos puede causar rechazo al inicio del ritmo invernal.
Este cambio de horario es una alteración brusca del ritmo circadiano, de las horas de oscuridad y luz, por lo que repercute en nuestro cuerpo y en nuestro estado anímico en cierta medida. Los biorritmos del organismo tardan uno o varios días en sincronizarse a estos cambios. Las personas sin patologías sufren síntomas leves como somnoliencia, cansancio, falta de apetito y de deseo sexual, irascibilidad, sentimientos de apatía, y otras alteraciones en el estado de ánimo. A su vez, el cansancio y la hipersomnia pueden llegar a provocar falta de concentración y una bajada en el rendimiento intelectual. Según un estudio realizado en Inglaterra, el 90% de las personas sin patologías notan cambios sutiles en su nivel de energía, en el sueño y en el estado de ánimo, con el cambio de horario.
Las personas con patologías o cuadros depresivos pueden sufrir, de forma temporal, una mayor sintomatología estos días. También, los bebés lactantes y las personas mayores presentan más dificultades en este proceso de adaptación al nuevo horario. Por ello, debemos estar alerta a las personas más sensibles o con patologías, para observar si estos síntomas propios de la adaptación al nuevo horario perduran mucho en el tiempo o si se agrava en mayor medida la sintomatología previa.
La explicación a estos sucesos se basa en que, al diminuir las horas de luz, se produce un aumento de melatonina. La melatonina es la hormona que se encarga de regular los ciclos de sueño. Nuestro cuerpo sigue funcionando en función del horario lumínico, en vez de hacerlo en función del horario establecido, por lo que sentimos más cansancio antes de lo normal. También puede causar alteraciones en los niveles de serotonina, neurotransmisor encargado de regular los estados de ánimo negativos y positivos, los ciclos circadianos, el deseo sexual y la agresividad. Aún se sigue investigando acerca de la influencia de la luz en el sistema encargado de regular la serotonina.
Podemos intentar que este cambio de horario nos afecte en menor medida y se realice de una manera más gradual, empezando a hacer pequeños cambios de forma escalonada en el sueño 2 o 3 días antes. También podemos realizar durante el fin de semana actividades que no requieran mucho esfuerzo durante las horas de luz.
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