Cuando se trata del consumo de drogas cada caso es único, sin embargo, existen pautas eficaces para saber cómo ayudar a un drogadicto que no quiere ayuda o se niega a admitirlo.
El antiguo refrán: “cuando el río suena, es porque agua lleva”, es una declaración muy cómoda para quien observa desde “la orilla del río”, pero no así, para el que “lucha contra la corriente”.
Porque, para el que está “dentro del río” es muy difícil escuchar los “sonidos” que indican que “algo está mal”, muchas veces porque no puede y otras porque definitivamente no lo desea.
Cuando no puede, se entiende que la persona quiere estar bien, pero no ha percibido el peligro; aquí, la solución obvia sería “señalarle lo que pasa” y de esa forma “podría darse cuenta”.
El problema está en que la persona adicta, deliberadamente, hace caso omiso de aquello que se le está planteando como una realidad y se comporta como si nada le fuera a pasar.
La mayoría de los drogadictos actúan así, y lo hacen porque su adicción se ha convertido en “un salvavidas” que mantiene a raya aquello que les resulta potencialmente doloroso.
Aunque para las personas que le rodean, sea obvio que su conducta resulta contraproducente. En este post nos damos a la tarea brindar las medidas de actuación para lidiar con esta situación.
Cómo ayudar a un drogadicto
Si tienes un familiar o amigo consume drogas y manifiesta la actitud de “no querer o necesitar ayuda”, lo mejor que puedes hacer para apoyarlo es adoptar las siguientes pautas:
1. No consientas su vicio
Al enterarse que un ser querido ha empezado a consumir drogas, solapar o minimizar dicha conducta, es la primera reacción (o al menos la más común) de los amigos y la familia.
Tomar consciencia de la adicción es imprescindible para la recuperación del drogadicto, por lo tanto, es necesario que reciba la retroalimentación de que su conducta es perjudicial.
2. Toma acción inmediata
Hablar con el drogadicto acerca de su situación y motivos para consumir drogas es una medida que debe tomarse lo más pronto posible, lamentablemente, esto no siempre sucede así.
Se debe vencer el temor a la reacción del drogadicto y abordarlo, la mejor forma de hacerlo es cuando la persona está sobria, tranquila y existen evidencias palpables de su consumo.
3. Se claro y honesto
Comunícate abiertamente con el drogadicto expresándole tus preocupaciones sobre su salud y las consecuencias de su adicción, tanto para él mismo, como para la gente que le rodea.
Puedes hacerlo tomando como ejemplo alguna situación o evento reciente en la que su conducta haya provocado algún problema significativo como resultado de su adicción a las drogas.
4. Advierte las consecuencias
Establece límites, no sólo para proteger la salud del drogadicto, sino también para evitar que su conducta afecte tu bienestar (trabajo, salud, economía) o el de otros (hijos, amigos, etc.).
Déjale en claro las consecuencias de transgredir dichos límites, por ejemplo, negarle los permisos para salir con amigos si continúa consumiendo, llevarte a los niños o incluso denunciarlo.
La intención no es castigar al drogadicto, sino velar por el bien común, por lo tanto, habla con firmeza, pero también con tranquilidad. No establezcas condiciones que luego no puedas cumplir.
5. Avisa a familiares y amigos
Muchos ceden ante la petición del drogadicto de mantener la adicción en secreto: “por favor, no lo digas a nadie”, “sería terrible si mis padres se enteran”, “queda entre tu y yo ¿vale?”, etc.
Esto no es otra cosa que un chantaje emocional, una triquiñuela muy común de los drogadictos para poder continuar el consumo. Guardar el secreto equivale a estimular su adicción.
En este caso, es evidente que la persona es reacia a buscar ayuda (aunque diga que lo hará luego), es decir, el adicto ha perdido ya cierto grado de autonomía para cuidar de sí mismo.
Un drogadicto es una persona que está en una situación de riesgo, que requiere ayuda profesional y cuidados especiales, no dudes en poner al tanto a la familia y amigos cercanos.
6. Busca ayuda profesional
Las adicciones son las enfermedades más evasivas que existen, tanto que, en muchos casos se requiere ayuda experta para que el drogadicto admita su enfermad e inicie un tratamiento.
Para superar una adicción, además de la colaboración de la familia y los amigos, la supervisión profesional es necesaria. Debes acudir a un psicólogo, psiquiatra o institución especializada.
7. Explora otros recursos
Recurre a tantos medios como te sea posible. En este sentido, puedes empezar por infórmate sobre las características de la sustancia que está consumiendo la persona afectada.
Toma en cuenta que hay instituciones públicas y organizaciones sin fines lucro como Alcohólicos Anónimos y Narcóticos Anónimos que brindan charlas de apoyo para los drogadictos.
También existen agrupaciones como los Centros de Integración Juvenil y los Grupos Al Anon que se dedican a asesorar a los cuidadores y familiares afectados por adicciones ajenas.
Cómo ayudar a un drogadicto en la familia
Normalmente sucede que, en el entorno familiar, los allegados al drogadicto asumen la posición de negar, justificar, minimizar o incluso, ignorar las primeras señales de alarma.
Cambios de humor inesperados, ensimismamiento, agresividad verbal, y problemas con la autoridad son interpretados como algo irrelevante que “no merece tanta importancia”.
Eludiendo la situación con razonamientos del tipo: “fueron pocas veces las que lo hizo”, “a mí me pasó y lo superé”, “se siente mal, pero ya se le pasa” o como “cosas de la edad”.
Debido al estigma que rodea a las adicciones, llamar al problema “por su nombre”, implica un alto coste social, que no es fácil de asumir para “la familia con problemas de drogas”.
En esta posición se puede permanecer mucho tiempo, o incluso nunca superarse, impidiendo cualquier acción de ayuda para el drogadicto, permitiendo que el problema empeore.
Por lo tanto, para ayudar a un familiar drogadicto, primero debemos reconocer los sesgos o creencias limitantes que la propia familia mantiene respecto a su adicción a las drogas.
Psicología de la familia del adicto
Como ya comentamos, la primera reacción de la familia será la de resistirse a la idea y negar la realidad, lo que se exterioriza y sostiene a base de creencias como las siguientes:
Pensar que el problema no puede pasar en mi familia. Las adicciones son una realidad que se da “hasta en las mejores familias” sin distinción moral, cultural o económica.
Creer que no tenemos el derecho o la responsabilidad de “inmiscuirnos en el problema del otro” es la principal barrera que impide ayudar a un drogadicto en la familia.
Miedo a la reacción del drogadicto. Hablar abiertamente con el adicto de su enfermedad y conflictos personales es una medida indispensable para su recuperación.
Darle importancia al “qué dirán”. El miedo al rechazo social: “Los vecinos hablarán”, “¿Qué van a pensar en la escuela?”, dejando de lado lo que más importa: su salud.
Dar por hecho que el problema se resolverá solo es la forma de evasión más peligrosa a corto y mediano plazo: “Quiere llamar la atención, ignóralo y se le pasará”.
Ahora no es buen momento. Cada quien está “en lo suyo”, el contacto se limita a contextos donde es fácil distraerse, por lo que siempre se pospone “hablar del tema”.
Conformarse: “no puedo hacer nada”. Es aquí donde el compromiso de la familia empieza a menguar, cada uno espera que los demás hagan algo y finalmente nadie actúa.
Con el paso del tiempo, estas objeciones se normalizan y hacen más frecuentes, llegando a un punto en que, cualquier propuesta de solución pasa a ser ignorada acríticamente.
Los reproches surgen cuando el adicto se agrava, y la familia o uno de sus miembros se pregunta “¿Por qué no lo vimos antes?”, “¿Cómo no me di cuenta de lo que estaba pasando?”.
Medidas familiares para ayudar a un drogadicto
Las adicciones son un problema complejo, y cada familia las vive en un contexto único, que será muy diferente al de otras familias, por lo que no existe una “receta” para superarlas.
Sin embargo, se pueden emprender acciones como familia que actúen como elementos de protección que promuevan la sana conducta del drogadicto, para lo cual es indispensable:
1. Aceptar que el problema existe
Expresar lo que sentimos, nuestros temores y la forma en que podríamos ayudar. Esto nos ayudará a desahogarnos emocionalmente y a organizar mejor las medidas de actuación.
2. Tomar conciencia
De las causas personales y familiares que favorecieron la adicción y el mantenimiento de la misma. Revisar el rol ejercido por los demás y el de uno mismo desde una perspectiva crítica.
3. Conformar un equipo familiar
Que esté dispuesto a cooperar proponiendo expectativas de recuperación, sea capaz de afrontar la frustración cuando se haga presente, y se comprometa a mantenerse funcional.
4. Informarse sobre el tema
Es vital informarse sobre las características de la drogadicción específica que padece nuestro familiar, ¿a qué sustancia?, causas, dosis, frecuencia, efectos y consecuencias del consumo.
Esto nos permitirá comprender mejor su grado de afectación y ayudar al drogadicto desde una mayor empatía. Como referencia recomendamos visitar sitios profesionales como:
Infodrogas: Link
Drugabuse: Link
Hablemos de drogas: Link
5. Establecer un plan de acción
Inmediato, iniciando por aceptar que el drogadicto necesita ayuda, y luego por establecer normas y compromisos que la familia asumirá como condiciones de convivencia con el adicto.
6. Abordar al drogadicto en grupo
Como familia y posteriormente de forma individualizada. Se recomienda llevar a cabo una charla por turnos, intentando que la reunión se desarrolle en una atmósfera cordialidad.
En la que se expresen los sentimientos de forma sincera, se promueva la escucha del otro, y exista un reconocimiento genuino de las responsabilidades de cada miembro familiar.
El testimonio honesto de los seres queridos, produce por sí mismo, un efecto muy significativo en el drogadicto, por lo que debe evitarse a toda costa “intentar convencerlo”.
Sobre todo, mediante recursos como el regaño, los sermones, la agresividad verbal, la manipulación o el chantaje, que suelen ser sumamente contraproducentes en estos casos.
La familia debe exponer un discurso claro y firme de lo que se espera de él, y dejar en claro que cuenta con su apoyo siempre y cuando desee hacer frente a su problema.
7. Actuar de forma coherente
La familia debe compartir el discurso y ser congruente con el mismo; no pueden desacreditarse entre sí, ni manejar o improvisar normas antagónicas en presencia del drogadicto.
Los drogadictos suelen ser muy hábiles para detectar inconsistencias en el discurso, ya que esto les permite justificarse, manipular, y evadir el señalamiento para mantener su consumo.
8. Buscar ayuda especializada
Que pueda guiar un acercamiento inicial y el manejo de las situaciones que puedan presentarse como resultado del mismo (la no aceptación de tratamiento, resistencia, recaídas, etc.).
Esto se pude hacer a través del contacto con médicos, psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales o a través de instituciones públicas o privadas especializadas en drogadicciones.
9. Elegir un tipo de tratamiento
Elegir siempre un tratamiento profesional, que podemos iniciar acompañado a nuestro familiar a terapia individual, familiar o acudiendo directamente a una institución acreditada.
Llegados a este punto, es de esperar que el adicto quiera retractarse, interponiendo objeciones como: “prefiero esperar, sé que podré manejarlo solo”, “ya lo entendí, no necesito esto”, etc.
En ocasiones, los familiares piensan que con aislarlo o al contrario, con hablarle y ofrecerle más (afecto, ayudas, dinero, etc.), lo superará, lamentablemente nunca sucede así.
La familia debe aprovechar el momento y hacer todo lo posible por alentar al drogadicto a que tome la decisión de atenderse, ya que, de ceder, se perderá todo el esfuerzo realizado.
Una vez contando con la ayuda de un profesional, la familia y amigos podrán consolidar un equipo de contención eficaz, que será capaz de supervisar, animar y ayudar al drogadicto.
Finalmente, es importante tener en cuenta que, para poder ayudar a un drogadicto debemos poner límites, ser responsables y aprender a decir basta cuando sea necesario.
Esperamos que este tutorial para saber cómo ayudar a un drogadicto te haya sido útil. Si necesitas más información puedes contactarnos o visitar nuestra sección sobre adicciones.
REFERENCIAS: Barnard, M. (2006). Drug addiction and families. Jessica Kingsley Publishers. McCrady, B. S., Ladd, B. O., & Hallgren, K. A. (2012). Theoretical bases of family approaches to substance abuse treatment. Johnson, V. E. (2009). Intervention: How to help someone who doesn’t want help. Simon and Schuster. Zwick, J., Appleseth, H. y Arndt, S. Estigma: cómo afecta al paciente con trastorno por uso de sustancias. Política anterior 15, 50 (2020) de tratamiento por abuso de sustancias. Link.
Consulta la publicación original: "" de Ayuda Psicológica en Línea.