Desear ayudar a cambiar a nuestra pareja significa no aceptarla tal y como es.
Lo que me molesta de mi pareja habla de una parte de mí no resuelta.
Esta parte puede morar en el pasado, en el presente o sentirla como ausente/desconocida/con falta de reconocimiento propio.
Ninguna relación tiene culpa, a pesar de las apariencias, de lo que siento o sucede.
Las relaciones nos permiten mirar nuestras mentes, explorar nuestras proyecciones. Son como pantallas de cine pero el proyector o película está en nuestra mirada y es independiente de la relación en sí misma.
Al perdonar el juego de las proyecciones sobre otros obtengo el perdón, obtengo la libertad.
No hablo de conquistar el perdón. No perdonamos al otro. Tampoco a los hechos ocurridos, sean como sean. El perdón acarrea juicio y veredicto. Unos son inocentes, otros culpables. Al tratar de perdonar seguimos prisioneros de la proyección.
Un paso más profundo consiste en salirse del juego, despertar, mirar el proyector y responsabilizarse de su funcionamiento.
Si mi mirada es la que determina una situación (actitud, toma de consciencia, lectura objetiva de los hechos) y además sabemos desde la física cuántica que la realidad se reconfigura un segundo después de posar la mirada, puedo transformar mi vida eligiendo “mirar en blanco”.
Mirar en blanco es una expresión relacionada con dos frases históricas: “Hágase según tu voluntad en mí”, e “Ignorancia es tomar lo impermanente como duradero, lo impuro como puro, la desgracia como felicidad y el ego como el Ser”. (Jesús y Patanjali).
Para mirar en blanco es necesario estar en el aquí y en el ahora. Estar plenamente presente dejando que el vacío se torne lleno.
Para poder estar en el ahora debemos considerar la belleza del vacío fértil. No rehuirlo, no tener miedo.
Considerar la nada como una bendición que sabe más y nos guía, nos lleva a un lugar interno mucho más amoroso.
Las relaciones sólo tienen un propósito: enseñarnos a amar, enseñarnos a ver.
Cuando no podemos ver en su compañía, las relaciones se deshacen, se desvanecen o extinguen.
Una relación deja de estar activa cuando el amor no circula en ambas direcciones.
Las relaciones para estar vivas tienen que guardar un equilibrio y éste se muestra en la equidad.
El Amor es la gran puerta a la consciencia. La llave es el amante.
Es habitual confundir la llave con la puerta, por eso recuerda: se puede perder una llave, pero es infrecuente perder una puerta.
Ama a tu llave por la relación que tiene con La Puerta.
Respeta su función, agradece su servicio pero no te olvides que tu objetivo es cruzar el umbral.
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Lucía Miele / Gemoterapeuta y creadora de “Las Hadas”.
http://luciamiele.com
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