La Odontofobia, o miedo irracional a la figura del dentista, afecta al 15% de la población, según la OMS. Este miedo no siempre tiene que ver con una experiencia negativa previa, esto se da en una mínima parte de los casos, sino que generalmente se asienta en un temor injustificado a sentir dolor. Este temor irracional “lleva a muchas personas a no realizar la revisión periódica por ese miedo irrefrenable a que nos hagan daño, cuando en realidad se trata de una revisión, en la que simplemente van a ver el estado de nuestra boca, nos van a dar indicaciones sobre si debemos modificar nuestros hábitos de higiene y si detectan alguna caries incipiente o alguna inflamación o infección, nos indicarán cómo tratarla”, apunta el Dr. Iván Malagón, Odontólogo experto en Ortodoncia y Estética Dental. “Sin embargo, saltándonos la revisión, hacemos que un problema que tratado a tiempo a penas tenga consecuencias, se agrave, entonces sí, produciendo molestias y dolor agudo”.
Con ayuda del Dr. Malagón, desmontamos los argumentos sobre los que se asienta ese temor, recordando que la Odontología cuenta hoy día con recursos suficientes para tratar a los pacientes sin dolor:
- “No voy a la revisión porque me harán daño”: La revisión no duele. Es sólo una revisión: comprobamos el estado de nuestros dientes y encías y detectan patologías en su fase inicial. Fundamental para tratarlas de forma poco invasiva.
- “Los tratamientos del dentista duelen”: Hoy día podemos decir que contamos con recursos suficientes para hablar de Odontología sin dolor: La tecnología láser nos permite tratar prácticamente todo tipo de dolencias sin anestesia y sin dolor, ni molestias para el paciente. Gracias al láser, podemos trabajar sin calentar y, por tanto, sin transmitir sensibilidad a la superficie del diente. Esta novedosa tecnología sustituye al bisturí, la turbina y la fresa, tres elementos que causan fobia al paciente porque suele asociarlos a dolor local.
- “Lo paso fatal”: La sedación consciente nos permite actualmente relajar al paciente de forma que se mantiene consciente y colabora en el tratamiento.
- “Me pincharán”: Si fuera necesario recurrir a un anestésico, los Odontólogos contamos hoy día con la formación específica para poder administrarlos sin causar molestia (precisamente el anestésico es para evitar el dolor).
Es fundamental convertir al odontólogo en parte de la rutina de salud desde la infancia, igual que lo son las revisiones con el Pediatra. “Si desde pequeño el niño reconoce como normales las visitas al dentista y adopta el hábito de las revisiones y de vez en cuando se somete a un tratamiento, no percibirá la figura del dentista como ese médico que me ve cuando me duele horrores la boca y, claro, como me duele tanto, no soporto que me toque”. También es clave la actitud de los padres, que lleven con naturalidad sus revisiones y que le planteen la relación con el odontólogo como una relación “de salud. Vamos al dentista porque es bueno para nosotros, huyendo de los tópicos, ‘venga, que no te va a doler’”, aconseja Malagón.
¿Alguno de vosotros sufre odontofobia?
Imágenes (por orden de aparición): COMSALUD/Flickr y ^@^ina (Irina Patrascu)/Flickr.