1. Limpia superficies de alto contacto
Definitivamente deseas orientar tu limpieza a lugares que se tocan con frecuencia, como encimeras y picaportes, pero aquí hay un área importante que podría pasarse por alto: Las manijas de los electrodomésticos. El refrigerador, el lavaplatos, las manijas de las puertas del horno, el panel táctil del microondas, la cafetera y las perillas de la estufa también necesitan una desinfección frecuente.
Para limpiar, usa una esponja para fregar y agua con jabón para quitar la grasa o suciedad de los mangos, luego limpia con agua y seca. Finalmente, usa un aerosol desinfectante para eliminar las bacterias y los gérmenes de virus.
2. Limpia tus toallas con regularidad
Si cuelgas las toallas de baño en un toallero y las dejas secar bien después de cada uso, se pueden usar unas tres veces antes de tirarlas a la ropa. Pero las toallas de mano se ensucian más rápido, por lo que deben cambiarse a diario (como máximo, cada dos días), según el uso. Y si alguien en tu casa está enfermo, las toallas no deben compartirse y deben lavarse después de cada uso.
Para limpiar, arroja toallas blancas en un ciclo de agua caliente con lejía común. Las toallas de colores generalmente pueden manejar blanqueador y quitamanchas de color, pero revisa la etiqueta para estar segura. Para reforzar contra las bacterias, agrega un desinfectante para ropa.
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3. Cambia tus sábanas
Mientras te ocupas de la ropa, agrega tus sábanas a la mezcla. Aunque las sábanas se usan mucho, la mayoría de las personas dejan esta tarea en el camino, a pesar de que los expertos recomiendan lavarlas al menos una vez a la semana (e incluso con más frecuencia si alguien está enfermo).
Para sofocar los gérmenes y los ácaros del polvo, envía tus sábanas a dar una vuelta en un ciclo de agua caliente. Y no te olvides de las almohadas y el edredón, que deben lavarse al menos dos veces al año.
Para ayudar a que estos artículos se sequen de manera más eficiente, es importante mantener a raya el exceso de humedad para evitar problemas de moho y hongos. También puedes agregar pelotas de secadora para separar la ropa y permitir que el aire circule en la secadora, lo que finalmente acelera el tiempo de secado.
4. Lava el baño
Probablemente ya sepas que tu inodoro es una de las cosas más sucias de tu hogar y, como tal, debe limpiarse semanalmente. La forma más rápida de abordar el trabajo: vierte 1/3 de taza de blanqueador en el tazón, luego cepíllalo alrededor de los lados y debajo del borde. Déjalo reposar durante cinco minutos mientras pasas a otra tarea, como desinfectar las superficies de la habitación. Para terminar, simplemente enjuaga el blanqueador.
Si dejas la tapa abierta cuando bajes la cadena, las partículas con gérmenes pueden quedar en el aire. (¡Qué asco!) No te saltes esta parte, incluso si tus contadores no se ven sucios. Usa un desinfectante para eliminar los gérmenes y considera instituir una nueva regla para ayudar a detener la propagación: Cierra la tapa antes de bajar la cadena.
Finalmente, presta atención a tu ducha. Estos lugares húmedos y cálidos generan moho, pero una limpieza y desinfección semanal puede ayudar a estas superficies a resistir las manchas y las bacterias. Para facilitar la tarea, pasa una escobilla de goma sobre las superficies después de lavarse.
5. Limpia los dispositivos electrónicos
Limpia tus dispositivos personales (computadoras portátiles y teléfonos celulares, por ejemplo), pero presta especial atención a la tecnología compartida, como los controles remotos domésticos. Se transmiten de persona a persona y rara vez se limpian, si es que se limpian.
Para limpiar, desenchufa o quita las baterías (reemplaza la tapa), luego humedece un paño con un desinfectante. Repasa el artículo con el paño, prestando especial atención a los espacios entre teclas o botones. (Un hisopo de algodón puede ayudarte a entrar en cualquiera de esas áreas y ranuras estrechas). Espera unos minutos hasta que la solución de limpieza comience a evaporarse, luego seca con un paño sin pelusa y vuelve a enchufar o reinstalar las baterías.
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