Un querido amigo

Un año antes de viajar

Dentro de cuatro meses cumpliré cuatro años de empezar a hablar con Chairo Marquez, un joven instructor élite de siete modalidades de clases de salón y de la reconocida marca Zumba, apasionado con lo que le gusta y elige hacer, con una visión futurista, realista y emprendedora, que le gusta hablar, dar su opinión acerca de las cosas que rara vez son fundamentos. Un joven que si algo hay algo que le intriga y/o desconoce busca de saberlo, si es algo que en verdad le interese. Un joven realista, ocurrente y creativo, al que le gustan los videojuegos, en especial los que tengan una buena historia que contar, también le gusta pasar el día jugando con su nuevo gatito Thomy y antes con la pequeña Miausi o la gordita de la "gatita". Procura dar cada día lo mejor que puede en las cosas que decide hacer, podría decirse que es un poco perfeccionista y exigente consigo mismo y con lo que quiere serlo. Le encanta cocinar y atreverse a "experimentar" con consciencia al hacerlo. Tiene una facilidad para retener la información que acaba de aprender y de las cosas que de verdad llaman su atención, yo en ocasiones le decía que su mente era como un gran archivador de información, de canciones con sus tiempos, pasos y secuencias para sus clases que el mismo hubiera montado o que hubiera visto en alguna clase o práctica. Un joven motivador, dispuesto a ayudar a quien quiera recibir su ayuda o a quién en le tenga algún aprecio, a salir adelante. Un joven, divertido, carismático, que proyecta seguridad y confianza, tiene que tiene maneras de líder entre otra serie de cualidades.

La entrada del día de hoy estará dedicada a contarles un poco de su historia, de como se construyó y sigue construyendo su camino sin dejar de conocerse así mismo.


2 meses en España

Nació en Caracas, la capital de Venezuela y vivió ahí los primeros años de su infancia con sus padres en un apartamento cercano al de su abuela quién se encargó de cuidarlo mientras su papá trabajaba como policía y su mamá en una oficina bancaria. Creció viendo como sus padres trabajaban duro para procurarse y procurarle a su pequeño hijo un futuro mejor pese a las dificultades y restricciones que tuvieran que hacer durante un tiempo. Por lo que al cabo de unas tres mudanzas de alquileres y tras hacer una inversión en unos locales en la misma residencia pudieron adquirir su propia casa en un municipio relativamente cercano a la Capital pero fuera de ella. En dichos locales trabajaron un cyberg y una farmacia, pasado un tiempo el cyberg lo vendieron quedándose con la unas acciones de la farmacia ya que las otras también la vendieron, lo que les permitió invertir en otro proyecto, el de un taller de carpintería que en conjunto con el abuelo de Chairo lo sacarían adelante proporcionando una relativa estabilidad económica con muy buenas proyecciones de no haberse desatado la crisis de la inflación en el país a los tres años de haber iniciado con el taller, ya para ese entonces estaría Chairo por cumplir 19 años.

Mientras sus padres iban tomando esta serie de decisiones que sin duda les brindaron una mejor calidad de vida con mayores oportunidades cada vez, Chairo iba creciendo, tuvo un hermano a sus seis-siete años de edad. Durante su primeros años de escuela y el primer año de bachillerato en un nuevo colegio le hicieron bullying por ser gordito, algo que sin duda le afectó pero que no por eso se dejaría pisotear respondiendo en la primaria al bullying que le hacían lo que permitió que poco a poc fuera creciendo con él su característico humor negro. A sus trece años se inició en el mundo del karate, una disciplina que también dejo una huella en su personalidad. En el bachillerato gracias a la ayuda y compañía de una amiga y quizás también a su nuevo entrenamiento en karate decidió tomar otra actitud ante los demás, podría decirse que fue su primer cambio transcendental en su personalidad con el que procuro abrirse más a los demás y confiar en ellos, sin embargo al segundo o tercer año empezó de nuevo a cerrarse debido a circusntacias con esta amiga del principio y otros compañeros que le demostraron una falta de lealtad de parte de ellos e incluso su hipocresía, hoy en día son bien contados los compañeros de clase que puede considerar que fueron realmente sus amigos.

Durante su último año de bachillerato realizo un curso de preparación universitaria para las distintas pruebas de admisión que habían en nuestro país, conocido como propedeutico. En este espacio decidió cambiar su conducta una vez más, permitiéndose ser el mismo sin bajar la guardia, quizás por este motivo o por la calidad de las personas con las que ahí se encontró pudo sentirse verdaderamente en confianza y hacer amistades que aunque no son las más cercanas de todas existe un sincero afecto y estima mutuo. Luego de graduarse empezó a ver clases en un instituto universitario de oftamología en la capital, en donde se permitió seguir siendo el mismo, lo que a su vez le permitió conocer a algunas personas que causaron un interés en él y de quienes también se puedo ganar su aprecio y estima aunque su estancia ahí no duro mucho, debido a que sentía que perdía el tiempo cuando hacia el esfuerzo en subir todas las tardes a la ciudad y bajar tipo nueve de la noche aún con el riesgo de la inseguridad, para que los profesores no fueran a dar la clase, o fuera uno y que no todas las materias exigieran realmente o promovieran la calidad profesional debido a la actitud con la que la impartía el profesor. De esta manera decidió dedicarse netamente en el mundo fitness en el cuál llevaba ya un año iniciado tras retirarse del karate en su último año de bachillerato y acompañar a su papá a los entrenamientos de una clase de salón con movimientos parecidos a los de kick boxing pero siguiendo unas secuencias marcadas con el conteo de 32 tiempos musicales en un gimnasio cercano a su casa bajo la marca de "Tae Punch".

En ese año se hicieron "amigos" cercanos los los encargados de la marca y la familia de Chairo, incluso llegaron a compartir tarima en las clases con el instructor dueño de Tae Punch en más de una ocasión pero como "ayudantes" o instructores de apoyo, no se les dio la oportunidad de dar la clase solos y la certificación la postergaban cada vez más por lo que Chairo empezó a tomar un poco de distancia y a buscar por su cuenta instruirse en otras modalidades que habían empezado a llamar su atención, de esta manera (un poco simplificada) llegó al Instituto Venefit justo a tiempo para la certificación de Stereotipados (step) una modalidad fundada por el instituto en la que se trabajan las secuencias y pasos con el apoyo un banquito llamado step (anexo imagen) . Quedó encantado con las personas del instituto, principalmente con los fundadores Tomas Ledezma y José Miguel Abreo con las que tuvo química casi instantáneamente, al mes o un poco más realizó otra certificación con ellos, esta vez de AeróbicaFit, que podría decirse que los pasos son parecidos a step pero sin el banquito, aunque no por eso con menor exigencia. En principio no le gustaba tanto como la otra pero a medida que fue dando más y más clases de aeróbica le consiguió el amor, eso sí, en ningún momento dejo de disfrutarse ninguna clase, tampoco de exigirse hacerlo mejor la próxima vez. Ya para ese momento se encontraba bastante distante de Tae Punch y se había creado como una "tensión" entre el instructor y él, debido a la subestimación por parte del primero. Chairo se limitaba a hablar con sus padres y su hermano manifestándoles su inconformidad con esa marca y con la poca confianza que sentía por parte del instructor hacia ellos, además intentar persuadirles indirectamente que su padre y su hermando se vinieran con él al instituto de VeneFit.




Logos de tres de las modalidades
dibujados por el joven Marquez

Unos meses más tarde lo consiguió, justo para la certificación de kungfit. De esta manera la familia Marquez dio sus primeros pasos (literalmente) como el equipo que empezarían a ser dentro y fuera del instituto en las distintas modalidades y clases. Por lo que está demás decir que Chairo contó con un verdadero apoyo de sus padres, aunque en ocasiones su papá lo subestimara y le refutará algunas cosas acerca de cómo serían los pasos o las secuencias, quizás en un intento de sentir que por ser su papá debía de saber más aunque para esos casos no fuera siempre así. Indistintamente de esos percances cada clase que daban sirvieron para acercar más a padre e hijo que no habían tenido antes una relación tan tan cercana debido al trabajo de policía que tenía su papá durante la infancia de Chairito. También les permitió pasar más tiempo en familia ya que su mamá era quien tomaba las fotos y grababa los vídeos (algunos de los cuales adjunto aquí para que entiendan de que van las clases), y su hermano compartía las clases con su papá y de vez en cuando con él. Llegaron a dar clases en tarimas en eventos al cercanos a su lugar de residencia y en la capital, como representantes del instituto a los pocos meses.

Todo está serie de circunstancias fueron haciendo que Chairo se fuera enamorando cada día más de ese mundo y algunos de sus días más alegres eran cuando iba a las prácticas de instructores bimensual que tiene el instituto. Para ese momento ya su mente llevaba rato que había empezado a ser un archivador de tiempos musicales mezclados con secuencias y pasos que creía con cada clase nueva de la semana o con vídeos que veía o con las prácticas. Escucharlo hablar de ese, el que yo llamo su mundo, era realmente fascinante por lo absorto que podía estar en tratar de recordar a la perfección cada paso de una secuencia mientras la intentaba hacer, incluso aunque no la hubiera realizado él antes, sino sólo visto, esto solo reafirmó mi creencia de que el con lo que realmente le gustaba y le interesaba podría ser uno de los mejores y realmente brillar, cosa que poco a poco fue logrando y claro, no todo fue color de rosas.

Aquí en Venezuela las clases de salón no son bien pagadas o mejor dicho, la inflación absorbe cualquier sueldo y en ese caso era uno que se hacía un poco cuesta arriba ya que empezaba a notarse cada vez más toda la crisis socio-económica en la que iba a terminar, y que hoy en día mi querido país se encuentra. Por lo que en ocasiones no conseguía tantas clases como quisiera para poder mantenerse el mismo, eximiendo ciertos gastos que sus padres aún cubrían, esto le fue genere nado cade vez más una sensación de insatisfacción, frustración y preocupación que no sé cómo describirla, solo sé que no era agradable porque el, a sus 19 años quería sentirse y ser más independiente pero la situación del país se lo imponía por más que el instruyera e hiciera algo que le apasionará. No por esto dejo de dar clases ni de querer aprender cada vez más, por el contrario se exigió más y decidió prepararse en todas las modalidades que le faltaban antes de irse del país, que sería a finales del 2016 y no dejó de aprovechar las ofertas de clases y suplencias que le llegaban aunque algunas por motivos de coste-beneficio tuvo que declinarlas, aunque tuviera que sacrificar su tiempo "libre" o de "esparcimiento" que usualmente se permitía en compañía de una persona especial para él pero que cada vez le costaba más ya que aunque pudiera permitírselos llegó al punto de sentirse cada vez más agobiado por todo, de no poder darle un descaso real a su mente del trabajo y los demás problemas del país y personales por lo que ese tiempo no le era suficiente.

En medio de todo esta esa crisis existencial por la que pasaba tuvo que igual hacer las certificaciones restantes, entre ellas InterFit y BailoFit, de la cual la última certificación le costó, no por los pasos ni el tiempo de las secuencias sino por la soltura que le exigía al moverse y al no ser un "bailador nato" se le dificultaba (o era algo de lo que argumentaba y aunque no era del todo errado también es cierto que todo el tiempo que llevaba dando clases, como año y medio aproximadamente le había dado mayor soltura que antes por lo que ese "obstáculo" no duraría mucho tiempo en su camino y pasaría de "no gustarle" dar las clases de bailo aunque las diera excelente a amarlas, tal como una vez le dije y en menos tiempo del que pudiera esperar. Incluso una vez, tras la primera o segunda practica mensual de instructores de bailo me comentó algo parecido a "es increíble como bailando se pueden decir cosas sin hablar", aún así alegaba que no le gustaba y yo como "deja de engañarte" pero bueno, él solo, con cada clase dejó de hacerlo y empezó a disfrutarse las cada vez más. A esta certificación le siguieron LatinoFit (aunque no lo crean se atrevía a decir que esta si le gustaba darlas pero bailo no) y Sterotipados Avanzado el cual por encontrarse en medio de una crisis personal que no le permitieron estar 100% concentrado durante uno de los dos fin de semana de la certificación y sus mismos prejuicios hacia sí mismo de si no conseguiría aprobarla hicieron que su temor se hiciera realidad y no la aprobara en el momento, sin embargo se le daría la oportunidad el dos días antes de irse, en octubre, luego de un evento anual de un fin de semana que el instituto llevaba dos años realizando y esa sería la tercera edición, por lo que tendría un lapso de tres meses para prepararse nuevamente por su cuenta y así poder dar lo mejor de sí como había hecho con las otras certificaciones y así lo hizo, por lo que me atrevo a decir que quizás es uno de sus mayores orgullos ya que además de ser la modalidad con la que inició y la que más cariño le había agarrado era la que le proporcionaba la categoría de instructor élite debido a la complejidad que conlleva esa segunda etapa de la modalidad.

Un mes antes de irse tuvo la oportunidad de cumplir un sueño planteado un año atrás, de dar una clase en la "Concha acústica" del "Parque Generalísimo Francisco de Miranda" o también conocido "Parque del Este", uno de los parques más emblemáticos de América latina, diseñado por el arquitecto , ubicado en Caracas . Ese día pese a que tenía ciertos problemas personales pudo alcanzar una de sus metas y hacerlo a lo grande, sentir por 45 min. aproximadamente el rey del parque, porque estar ahí dándole clase a un gran número de personas mientras otras pasan observando o se quedan mirando de verdad te hace sentir grande (o al menos así lo percibo yo) y es que no es para menos, ya que luego de todo el esfuerzo y dedicación en cada clase, en las suplencias, las prácticas, el convertir parte de tu tiempo de ocio en tiempo de "trabajo", que tu pensamiento estuviera siempre activo ideando nuevas secuencias, recordando otras, mezclándolas de modo que te permitiera darte el lujo de "improvisar" las clases y montarlas en el trayecto a lugar donde se daría, todo eso es parte del mérito que significó estar ahí y el mérito de aprobar dos días antes de irse la última certificación en el mayor evento de la que se convertiría su segunda familia aquí en Venezuela, cerrando así con broche de oro su estadía aquí. Lo que le permitió emprender con mayor entusiasmo, mayores sueños junto a sus padres y su hermano esa nueva etapa de su vida que empezaría en España y que ahora era que le iba a tocar trabajar con más pasión y más convicción para alcanzar las metas que se había propuesto y que se podría proponer más adelante.



1 mes antes de publicar esta entrada
Chairo lleva ya casi un año trabajado por su "sueño europeo", por llamarlo de alguna manera, no le ha sido del todo fácil pero no ha dejado, ni él ni su familia, de dar lo mejor de sí en los trabajos que realizan y de perseverar cada día, de no rendirse y volverse a levantar al día siguiente a dar una clase, o buscar una suplencia, ha realizar nuevas certificaciones como las de zumba, o ir a entrevistas que quizás no tengan resultados en este momento, a lavar carro como le ha tocado a su papá o encargarse una panadería los fines de semana como ha tenido que hacer su mamá, ya que saben porque lo han vivido en más de una ocasión que después de la tormenta viene la calma y que todo el esfuerzo y las dificultades por las que puedan está pasando ahorita o pasen en un curtidor cercano son una oportunidad para seguir creciendo, para no rendirá y que se verá recompensado con el cumplimento de metas y proyectos que les darán paso a otros. Él y su familia son un ejemplo del que persevera alcanza, te motivación ya que como algunas alumnas suyas de aquí de Venezuela decían "nadie anima como ustedes", algo que se reafirma con cada buen recibimiento que tienen en las clases allá en España, se debe a que ellos encontraron un mundo del que hicieron su pasión, en el cual esperan seguir trabajando y creciendo, y que proyectan esa "buena vibra" en cada sincronía de pasos y al demostrar que trabajar en familia puede ser realmente gratificante sin andarse con apariencias, ni fingiendo ser una familia perfecta ni nada, ellos han sido y son auténticos, familias como no siempre se ve y así se muestran ante los demás, sin darle importancia a lo que otros puedan pensar.

Con gran orgullo escribo esta historia que no me pertenece pero tuve la oportunidad de presenciar el crecimiento y compartir algunos de los pequeños triunfos alcanzados por este querido amigo mío, Chairo Marquez.
Algunas de sus clases aquí en Venezuela


Final de una clase de AeróbicaFit



Final de una clase de KungFit



Final de una clase de Sterotipados


Final de una clase de AeróbicaFit

Espero que les haya gustado esta entrada pero más que nada que de alguna manera les sirva de inspiración y si de casualidad alguno de ustedes desea embarcarse en el mundo fitness o si reside en España y le gustaría acercarse a alguna de las magníficas clases que da el joven instructor élite de VeneFit o simplemente seguir su historia aquí les dejo sus redes sociales:
@Chairovf / crmv250@gmail.com / Chairo Marquez
¿Les gustó esta historia? ¿Tienen alguna duda acerca del mensaje que intenté trasmitirles? ¿Alguna sugerencia o crítica? De ser así pueden dejarme su comentario y con todo gusto les responderé.

¡Gracias por leer!