En la Universidad Nacional Autónoma de México, un equipo de científicos han desarrollado una terapia para que los trasplantes de riñón no rechacen el órgano trasplantado y puedan disfrutar de una mejor calidad de vida.
Esta terapia consiste en una alternativa que causa menos daños y es más específica.
Como ya hemos leído en el artículo trasplante de riñon el organismo mantiene una continua lucha mediante anticuerpos la que genera cierto grado de rechazo al órgano trasplantado, en este caso al Riñón, lo que supone que el paciente trasplantado este condenado a tomar medicación inmunosupresora durante toda la vida del trasplante.
El tratamiento con inmunosupresores funciona relativamente bien durante aproximadamente 11 a 14 años, tiempo de vida media de un trasplante, después necesitará un nuevo trasplante.
El nuevo tratamiento para evitar el rechazo renal
Este nuevo tratamiento experimentado en la universidad de Mexico intenta sustituir la terapia de inmunosupresores por una más específica y de forma natural, denominada [Establecimiento de un Protocolo para Expansión y Generación de Células T Reguladoras con Función Supresora Estable y Potencial Terapéutico de Trasplante] esta técnica intenta reemplazar la terapia de inmunosupresores por una más específica y natural.
Según indican los científicos, están trabajando en dos campos
Es un tratamiento el cual consiste en extraer las células T reguladoras del paciente, las cuales normalmente regulan los procesos autoinmunes y controlando la respuesta inmunológica para combatir diferentes patologías. De esta forma de un cultivo de 25 mil células se obtienen millones. Una vez expandidas se comprueba que funcionen y posteriormente trasplantarlas en el paciente de forma intravenosa suprimiendo las células alorreactivas que intentan rechazar el injerto.Son células del propio paciente, extraídas y cultivadas para después devolverlas al organismo, el hecho de que se utilizarán únicamente células T reguladoras que sean “aloespecíficas”, permite que no induzcan una inmunosupresión generalizada.
La segunda terapia consiste en tomar los linfocitos T vírgenes, cultivados y programados para que se conviertan en células T reguladoras evitando de esa forma el rechazo del injerto.
Objetivos a largo plazo
Las dos terapias son posibles, sin embargo tenemos que garantizar que las células que expandimos a largo plazo puedan ser implantadas en el paciente sin perder su función. Debemos demostrar en un ambiente de inflamación que no pierden su función supresora.
La investigación de esta nueva terapia se realiza en colaboración del Departamento de Trasplantes del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, busca comprobar que la terapia no causa ningún daño al organismo.
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