Unos que se sienten cómodos y reforzados a medida que perciben como la comunidad y la mentalidad global se hace cada día más potente. Otros que por el contrario se esfuerzan por hacer más fuertes sus vínculos con su comunidad local o nacional y se enrocan en esta posición.
Estas diferencias pueden dar lugar a intensos debates en el ámbito social y político. Hemos visto como la situación del Brexit enfrentó a los ciudadanos y a los políticos británicos por ejemplo, y lo vemos cada día en España con el conflicto nacionalista omnipresente en los diarios de noticias.
Pero ¿qué pasaría si nuestra mentalidad global o local influyera en los tipos de objetivos vitales que nos proponemos, en la manera de afrontar esos objetivos o en el modo en que pensamos acerca de nuestras propias vidas?
Esta fue la pregunta que una serie de investigadores se propusieron responder (puedes ver aquí la investigación completa, en inglés), y sus resultados han sido bastante concluyentes.
Identidad global frente a identidad local
La hipótesis inicial trataba de replicar resultados ya obtenidos por investigaciones anteriores, pero que no habían sido del todo contundentes, y que pueden resumirse del siugiente modo:
Las personas con una mentalidad global adoptarían objetivos relacionados con el fomento, el crecimiento y el progreso (objetivos de promoción). Estas personas piensan más en el futuro, son más optimistas y tratan de maximizar las cosas positivas en su vida, manteniendo en general una actitud más proactiva.
Las personas con una mentalidad local, sin embargo, tienen un enfoque más centrado en las responsabilidades y la conservación (objetivos de prevención). Se trata de personas que piensan más en el presente y que concentran su esfuerzo en minimizar lo negativo, evitar pérdidas y pensar en razones para no hacer las cosas.
Inicialmente se dividió a los sujetos en dos grupos en función de si se habían identificado previamente como más cercanos a una identidad global o local en una tarea preparada para tal fin. Posteriormente se realizó una serie de tres experimentos.
En uno de estos experimentos, por ejemplo, cada uno de los grupos vio por separado anuncios diferentes de zumos de frutas. Uno de los anuncios se centró en cómo el zumo podría aumentar la energía y mejorar el bienestar, mientras que el otro explicaba como el zumo podría proteger contra ciertos elementos nocivos para la salud.
Las personas que habían sido clasificadas por su identidad global eligieron mayoritariamente la versión positiva del anuncio, mientras que el grupo con identidad local prefirió el anuncio que centraba su argumento en la prevención del daño.
Se llevaron a cabo otros experimentos que mostraron variaciones similares entre las personas que se asociaron previamente con la identidad global frente a la local.
Conclusiones
Según los autores de la investigación, estas diferencias de mentalidad podrían ayudar a entender por qué vemos como una parte de la población adopta posturas más amplias y optimistas, mientras que otra parte se posiciona más como protectora del status quo.
Es fácil visualizar las implicaciones sociales y políticas que pueden extraerse de los resultados de esta investigación, pero claramente no es ese el objeto de este artículo.
Por contra, nos interesa mucho más analizar cómo el impacto de una identidad global (o local) sobresaliente afecta al establecimiento de objetivos de cada individuo, además de a su estilo de afrontamiento.
En concreto, la investigación viene a mostrarnos como cuando en una persona sobresale una identidad global, ésta es más propensa a centrarse en los llamados objetivos de promoción, manteniendo una actitud optimista y proactiva con respecto a sus objetivos.
Por contra, cuando su identidad local es más relevante, la persona es más propensa a centrarse en los objetivos de prevención, mostrando entonces una actitud más conservadora y pesimista.
Teniendo en cuenta cómo está el patio, habrá que tomar nota…
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