¿Qué ves cuando me miras?

En la película The Equalizer, Denzel Washinton le pregunta a Nicolai, ¿qué ves cuando me miras?

Y esa frase esconde el que, para mí, es uno de los mayores secretos de la humanidad.

Verás qué miga tiene la cosa.

Hay una frase atribuida a Buda que apostaría no es de Buda, que dice así:

Yo no soy quien tú crees que soy. Tú eres lo que crees que yo soy.

Y otra atribuida a Charles Cooley, que dice así;

No soy lo que yo creo que soy.
No soy lo que tú crees que soy.
Soy lo que yo creo que tú crees que soy.

Vale. Hace unos años estaba suscrito al email de un famoso bloguero, y una vez por un evento especial mandó cinco emails en una semana.

¿Y sabes qué pensé yo?

Dios, qué tío más pesado. Qué horror. Qué barbaridad.

Hasta se lo contaba a algunos conocidos. ¿Has visto qué pesado y qué de emails ha mandado esta semana? ¿Quién se creé?

Y por eso, por esa forma mía de pensar en aquella época, yo tardé aún unos años en pegar el estirón económico.

Por eso tardé en montar mi blog y tardé en expresar al mundo algo que llevaba dentro.

Por eso no mandaba emails a mis suscriptores.

Por eso todavía no hago vídeos en youtube aunque siempre he pensado que sería muy bueno.

Oh, qué pesado era este hombre, mandando cinco emails, ¿verdad?

Cuando somos enanitos gruñones, todo nos molesta, todo lo criticamos, ante todo reaccionamos.

¿Los ricos? unos cabrones. Todos.

¿Los de izquierdas? unos locos.

¿Los de derechas? peor.

¿Los creyentes? estúpidos.

¿Los ateos? insensatos.

¿Las mujeres? unas…

¿Los hombres? unos desgraciados.

¡Ese es muy feo! ¡esa es muy tonta! ¡esos están dormidos!

Y así me podía pasar todo el día, toda la vida, siendo un enanito gruñón y siendo, literalmente, aquello que critico.

O podría crecer y dejar de gruñir.

Elevar mi conciencia.

Desperezarme, empezar a abrir un ojo legañoso.

Ir más allá de lo aparente.

Encontrarme con las vibraciones. Y con la nada. Para después, dicen, ver el todo, salir de la caverna.

Quitarme las máscara.

Verte sin máscara.

I see you, dicen los Na’vi en la película Avatar. Te veo como eres en realidad.

Namaste, dicen en la India, que significa exactamente lo mismo.

¿Y sabes? eso de dejar de ser un enanito viene muy bien para ligar y para vender y para ganar dinero. Y para mirarte al espejo con serenidad. Y para amar. Y para disfrutar. Y para dar. Y para recibir. Y para aceptar. Y para perdonar. Y para olvidar.

Y para confiar.

En fin, aún no sé mucho, pero si quieres y si te interesa, en el retiro de desarrollo personal en la montaña que se celebra el 17, 18 y 19 de diciembre, te cuento cómo he llegado hasta aquí y cómo, gota a gota, paso a paso, voy dejando de ser un enanito.

No sé, quizás tú puedes hacer lo mismo.

No es fácil, pero es más fácil si sabes cómo.

Son 220 €, todo incluido.

Buenas noches.

En un lugar más allá del bien y del mal, hay un jardín. Allí me reuniré contigo.
Rumi

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