¿Qué ocurre en estos casos?
El paciente acude al médico alertado por un malestar físico marcado por unos síntomas concretos y, sin embargo, el doctor no encuentra ningún origen físico en esa dolencia sino que su causa tiene una raíz emocional. Así ocurre, por ejemplo, cuando una emoción que ha sido reprimida durante mucho tiempo se somatiza a nivel físico a través de un dolor.
Conviene puntualizar que también puede darse el caso de que una enfermedad física se vea agrabada por un trastorno psicosomático. Existe un libro que ejemplifica con casos concretos cómo el tratamiento de algunos casos de pacientes requiere del análisis no solo de un cardiólogo sino también, de un psicólogo o psiquiatra.
Valentín Fuster y Luis Rojas Marcos, relatan gran parte de su experiencia profesional en el libro Corazón y Mente: las claves del bienestar físico y mental. Es un libro que, personalmente, me encantó ya que además de ofrecer un contenido de interés respaldado por los mejores profesionales, está expresado en un lenguaje totalemente sencillo y comprensible para cualquier lector. Es decir, no es necesario tener conocimientos médicos para asimilar la información que está estructurada en forma de relatos.
Si te apetece disfrutar de esta lectura, el Libro Corazón y mente, un libro que nos ayuda a conocernos mucho mejor a nosotros mismos porque la mente sigue siendo la gran desconocida. El síntoma físico se convierte en un indicio de que existe un conflicto emocional que debe ser resuelto y existe una pulsión interna.
Trastorno por somatización
Un trastorno psicosomático es aquel que no se ajusta a los síntomas propios de un malestar fisiológico.
Uno de los más frecuentes es el Trastorno por Somatización, un fenómeno que muestra la vivencia física de un malestar fisiológico sin que exista ningún tipo de síntoma físico real que lo cause. En el contexto social actual, existen dos grandes enemigos de nuestra salud: el estrés y la ansiedad.
Un ataque de ansiedad, por ejemplo, produce un malestar muy similar a un ataque de corazón. Sin embargo, la opresión en el pecho que siente el afectado no tiene nada que ver con su salud física sino con un estado emocional de angustia. En casos más leves también ocurre que el estrés puede producir molestias de estómago, dolor de cabeza o de espalda.
Conviene puntualizar que solo el médico puede diagnosticar si se trata de un trastorno psicosomático o son síntomas propios de una enfermedad concreta. Cuídate de un modo consciente para no dejarte arrastrar por el estilo de vida de la prisa que en muchas ocasiones, es el origen de la vulnerabilidad emocional.
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