Princesa y guerrera



"Revestíos con toda la armadura de Dios para que podáis estar firmes contra las insidias del diablo. Porque nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los poderes de este mundo de tinieblas, contra las huestes espirituales de maldad en las regiones celestiales. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiéndolo hecho todo, estar firmes" (Efesios 6:11-13).

Cuando la persona ve con sus ojos naturales, ve todo como personal, alimenta pensamientos y sentimientos contra personas olvidándose que nuestra guerra, para un cristiano, es netamente espiritual. Esta actitud comienza a dar rienda suelta a sentimientos que van variando y creciando día a día, mientras que sin percibir su vida, va retrocediendo también día a día.

Vamos a analizar qué nos ha dominado, ¿los sentimientos o la fe? ¿cuáles han sido nuestras reacciones, cuáles han sido nuestros pensamientos, cuáles han sido las cosas que hemos alimentado en nuestro interior?...
Si estamos revestidos de sentimientos, hasta las cosas más insignificantes se volverán verdaderas tempestades, se vive en un constante huracán sin ver la salida...
Pero cuando estamos revestidos de la fe, las tempestades por más fuertes y duras que sean se vuelven vientos que nos impulsan a continuar hacia adelante y son como brisas delante de la paz que Dios nos da.

¿Cómo anular los sentimientos? ¡Revistiéndonos de la fe!

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