Prejuzgar

Dentro de las virtudes de Dios encontramos que también se encuentra la moderación y la justicia. Necesitamos recordar que Él todo lo sabe, así que eso quiere decir que también sabe cuando erraremos o pecaremos, solo que Él en su infinita misericordia nos da la oportunidad de tomar un rumbo diferente.

¿Ya imaginó si Dios nos prejuzgara?... Si fueramos a hablar algo y no nos dejara hablar porque ya sabe o supone lo que diremos...

¿Ya pensó si Dios tomara las decisiones suponiendo lo que haríamos, suponiendo, cómo actuaríamos?

Claramente sería bien frustante, pues así es cuando nos encontramos con personas que prejuzgan la reacción de otras.

Muchas veces las mujeres tenemos la tendencia a prejuzgar, pensando que conocemos de tal manera aquella persona que tenemos derecho a prejuzgar una actitud.

Por ejemplo, aquella amiga, que no te pregunta tu opinión y dice lo que tú dirías, pues supone que sería esa tu respuesta.

Una amiga comenta con otras personas cómo sería tu reacción delante de tal o cual situación, pues ella supone que sería esa.

Una persona que dice lo que tu sentirás en determinada situación.

Una persona que decide no incluirte en algo porque supone que tu respuesta sería no hacer parte.

Queridas, ¡imaginen si Dios actuara con nosotros así!

Esto, está mal y debemos abrir los ojos, pues con esta actitud terminamos poniendo una sillita al lado del trono de Dios...

Nunca debemos suponer, prejuzgar a algo o a alguien. Todos nosotros evolucionamos a diario, y esta evolución y madurez nos hace también cambiar en actitudes y pensamientos, por eso nunca debemos dar por sentado nada.

Es mejor hablar con la persona y dejar que ella se exprese, pues puede haber cambiado en su pensamiento.

"Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido" (Santiago 1:13-15).

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