Para comenzar, partimos de la premisa básica desde la Teoría del Marco Relacional (RFT en inglés Relational Frame Theory) donde se defiende que “la conducta humana, está dirigida en buena medida por redes de relaciones mutuas denominadas marcos relacionales.
Estas relaciones, son en esencia, la base del lenguaje y de la cognición humana y tienen la ventaja de que nos permiten aprender prácticamente cualquier cosa sin necesidad de experimentar en la vida real para ello.
La teoría del Marco Relacional
Es decir, estas relaciones nos permiten aprender un idioma sin vivir en el país de origen, saber que tirarnos por un puente puede destrozarnos o que cuando el suelo resbala, mejor caminar sobre él con cautela.Digamos que cuando hablamos de que la mente es relacional, lo hacemos en el sentido de que es capaz de permitirnos entender simplemente viendo la experiencia de otra persona, sin necesidad de sentir eso en nuestras propias carnes.
Hace más de veinte años se descubrieron algunos componentes esenciales del pensamiento humano y se cree que los seres humanos piensan de manera relacional, mientras que los no humanos, aparentemente parecen no pensar así.
Esto explicaría parcialmente por qué sufrimos y el papel del lenguaje en todo ello.
Como apunta el psicólogo norteamericano Steven Hayes, uno de los investigadores más destacados en este tema, en términos generales ; “los humanos somos capaces de relacionar arbitrariamente”, es decir capaces de hacer relaciones arbitrarias quiere decir que no obedecen a dictados guiados por la razón, la logia y las leyes.
Por otra parte, Steven, en base a los estudios y datos extraídos continúa diciendo que;
“los humanos somos capaces de relacionar arbitrariamente objetos de nuestro entorno, pensamientos, sentimientos, tendencias de comportamiento, acciones (ósea, básicamente cualquier cosa) con otros objetos de nuestro entorno, pensamientos, sentimientos (otra vez más, cualquier cosa), por medio de prácticamente cualquier tipo de relación (relaciones de comparación, de causalidad, de pertenencia)”
Por lo que esta característica de la mente nos permite influir en el entorno, modificarlo o manipularlo de alguna manera a nuestro antojo. Podemos crear relaciones mentales que nos permiten crear arte, componer música o construir robots con inteligencia artificial.
La mente relacional
La mente relacional nos permite coger de aquí y de allá prácticamente cualquier cosa.Imaginarlo y construir o lograr cosas impresionantes, como rascacielos inmensos, desviar el cauce de un río para surtir de agua un pueblo o sin ir mas lejos, todas las comodidades de las que disfrutamos en casa (agua, luz, música) con dar a un botón.
El problema llega cuando tratamos de usar esta mente relacional con nosotros mismos.
Entonces llegamos al punto de a veces desesperarnos por que estas herramientas tan potentes y valiosas para otras áreas que nos permiten crear cosas chulas, nos generan sufrimiento también a nivel personal.
Parece que la principal razón que nos ha dotado de superioridad como seres humanos por encima del resto de especies en el planeta, la mente es también paradójicamente aquello que más nos hace sufrir.
Parecería aquí contestada la pregunta de por qué sufrimos y el papel del lenguaje o su influencia en esto.
Evaluación, acontecimientos, temporalidad y dependencia
De hecho, se ha descubierto que hay varias relaciones que son necesarias y válidas para resolver cualquier problema verbal y son: los acontecimientos y sus atributos, el tiempo y/o la dependencia entre ellos y la evaluación o juicio de esto mismos.Es decir, estos 3 juegos de relaciones verbales nos permiten hacer cosas como pensar en futuro, idear las próximas vacaciones así como comparar y evaluar cual será la mejor decisión a la hora de comprar una casa.
Mediante las relaciones de comparación y evaluativas podemos acabar comparándonos con con una versión poco realista de nosotros mismos y llegar a pensar cosas como que los demás valen más que nosotros o incluso que la vida no merece la pena.
Podemos llegar a desarrollar creencias de miedo a ser juzgados o apartados sin realmente nunca haber experimentado esas emociones. Pero digamos que para que sepamos hacer esto.