Por esto los niños no deben dormir con sus padres

La higiene del sueño así como el desarrollo físico y emocional de tus hijos se pueden ver afectados por esta práctica.

La llegada de un bebé cambia totalmente la dinámica de sueño para papá y mamá. Los primeros meses de vida son muy demandantes sobretodo en horas de la madrugada, cuando el recién nacido demanda mayor atención para comer, ser aseado, sentir el amor y el apego de sus progenitores.

Muchos padres han encontrado en el colecho la solución perfecta para amamantar, cuidar del bebé y estrechar los lazos de confianza con su cría en esta etapa temprana sin tener que levantarse de la cama a la cuna varias veces durante la noche.

De ahí en adelante es muy fácil dejarlos permanentemente en el cuarto matrimonial, incluso hasta la adolescencia.

Sin embargo, hay estudios que cuestionan la práctica de meter a dormir a los niños en la misma cama que los adultos, por las razones que describiremos en este artículo.

El insomnio es uno de los trastornos del sueño más frecuentes en mamás de recién nacidos, pero también es un riesgo para los niños que no duermen en su propia habitación.

Es bueno dormir cerca pero no juntos

Desde el punto de vista psicológico, los expertos consideran que los padres que duermen con sus hijos, lejos de protegerlos del miedo y la inseguridad, causan un efecto contrario interfiriendo en su crecimiento físico así como en su independencia.

En los primeros tres meses los pediatras recomiendan mantener la cuna cerca de la cama de los padres para alimentar y  monitorizar al bebé, pero después es importante crearles su propio espacio, aunque ello signifique semanas de insomnio hasta la adaptación.

De hecho, el insomnio no sólo lo sufren los padres quienes aun teniendo al bebé en la cama no duermen saludablemente, sino el mismo niño quien sufre alteración en la segregación de la hormona del crecimiento y talla si duerme entre papá y mamá.

Estos pequeños tienen que pasar la noche entre la temperatura corporal de sus padres, ronquidos y contacto por los movimientos normales de los adultos al dormir.

Si bien el colecho ofrece una lista de beneficios para el bebé y la madre, también es reconocido que los menores de tres meses de edad corren un mayor riesgo de Síndrome de Muerte Súbita en Lactantes (SMSL), en especial si la madres es fumadora, consume drogas o alcohol, o realiza esta práctica en condiciones de hacinamiento.

Un estudio de la Academia Americana de Pediatría advierte que los niños desde los cuatro meses en adelante que duermen en la misma habitación que los padres, aun sin ser en la misma cama, tienen un peor descanso que los que están en su propia habitación. Experimentan un menor tiempo de sueño durante la noche y prácticas de dormir poco saludables, debido a que en los breves episodios en los que se despiertan por las noches los padres acuden a su atención y no se vuelven a dormir por sí mismos.

La baja calidad del sueño en los niños aumenta  las posibilidades de que sufran de sobrepeso y desarrollen otros trastornos del sueño en edades más avanzadas.

Enséñalos a dormir solos

Es normal que los padres sientan culpa si su bebé llora estando en la cuna listo para dormir y no salen de inmediato a su auxilio, pero a veces es necesario dejar que los niños aprendan a autoregularse.

Dependiendo la edad que tengan los infantes necesitarán más o menos horas de sueño.

-De 0-2 meses tienen que dormir entre 10 y 18 horas.

-De 2 a 12 meses entre 14 y 15 horas.

-De 1 a 3 años de edad requiere 12 a 14 horas de sueño.

-Entre los 2 y 5 años es necesario que duerman 11 a 13 horas.

-A partir de los 5 hasta los 12 años, 10 a 12 horas de sueño es lo recomendado.

Tomando en cuenta esto, es importante establecer algunos hábitos acordes a la etapa del niño que le permitan conciliar el sueño fuera de la cama de papá y mamá.

Si están pequeños un baño con agua tibia los relaja, cantarles una canción de arrullo bajo una luz tenue es una buena estrategia.

En la medida que van creciendo acostúmbralos a acostarse a la misma hora, vestirlos con un pijama cómoda y limpia, realizar el aseo bucal antes de ir a la cama y disfrutar de una actividad como leer un cuento o una canción e inmediatamente apagar la luz y salir de la habitación.

Parte de una crianza responsable está en velar porque tengan dulces sueños en la seguridad de su propia habitación, con las condiciones adecuadas y la certeza de que la higiene del sueño de tu hijo se verá reflejada en su desarrollo y crecimiento.

Fuente: este post proviene de Roncopatía, donde puedes consultar el contenido original.
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