Nuestra amistad no es lo que era, ¿qué hago?

Quiero recuperar nuestra amistad pero algo ha cambiado

¿Qué nos pasa?

¿Dónde está esa complicidad?

Hoy te hablo sobre amistad.

No sabes exactamente el qué, pero algo ha ocurrido. Por más que lo intentes, no encuentras aquella intimidad y conexión que antes te unían a esa persona. Y lo peor, como la conoces al dedillo, sabes leer perfectamente esa tensión y falta de intimidad en el ambiente precisamente porque antes no existía.

¿Te preguntas que os ha ocurrido o qué has hecho mal?

Puede que este breve listado te responda.

-Habéis evolucionado de maneras distintas

La evolución personal implica cambios y entre ellos, está la restauración de tu red social. En aquella época te hacía feliz salir con esas personas, te sentías conectado a ellas y te llenaban.

Ahora te inquietas preguntándote: ¿Por qué ya no me apetece?

Por algo tan simple como que has evolucionado o tus intereses han cambiado. Y, aunque doloroso, el crecimiento implica pérdidas. Soltar aquello que resulta pesado, es la única manera de trazar tu nuevo camino. Te aseguro que es más doloroso intentar retener a la fuerza aquello que se te escapa que soltarlo.

¡Esmerarte en ser el que eras para encajar es atentar contra tu crecimiento personal! Mi recomendación: no lo permitas.

Te esfuerzas en mantener esa amistad en vez de aceptar que ya no es para ti

He intentado que fuera lo de antes pero…

Deja de intentarlo. La amistad no debe suponer un esfuerzo. Quizás, el esforzarte haya hecho que sigas manteniendo amistades que ya no te corresponden. Si por el contrario, dejas de esforzarte, el resultado será una selección natural de los que realmente deben permanecer a tu lado. ¿Te asusta? Puede que el listado quede algo reducido, pero seguro que tu calidad de vida aumentará y dejarás lugar para que otras personas más afines a ti puedan entrar en tu micromundo.

-Confundes amistad con colega circunstancial

¿Estás seguro de que se trata de un amigo o más bien es un colega?

Los colegas circunstanciales aparecen en tu vida para compartir una misma etapa vital y unas mismas necesidades. En el momento en que tus intereses y los suyos se alejan, esa amistad se rompe. No te culpes si en tu época de soltería, érais uña y carne y ahora no sabes de qué hablarle o no te apetece quedar. Lo que os unía no era complicidad sino una misma necesidad. Somos animales sociales y encontrar a alguien para compartir esas necesidades es muy sano y adaptativo, aunque el primero en marcharse sea juzgado.

Si realmente se trata de un amigo, aunque tus intereses y estilo de vida vayan por un lado y los suyos por otro, a pesar de no poder compartir vuestro día a día ni vuestro ocio, sí que podréis seguir sintiéndoos conectados, aunque sea en un efímero café.

Vives en vuestra amistad del pasado

¿Te suenan la típicas frase de es mi mejor amigo o somos amigos de toda la vida? Irremediablemente, en la vida, todo cambia. A veces, esos cambios se dan mucho antes de que tu cerebro los haya integrado. Así que sigues llamándole mejor amigo porque siempre le ha encajado esa etiqueta aunque ahora solamente pertenece al pasado. Revísalo. Quizás lo definas mejor con un Ha sido un gran amigo al que guardo mucho aprecio. Las amistades no se miden por el tiempo que hace que se hayan forjado, sino por el grado de complicidad e interés mutuo para compartir momentos.

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