Los implantes tradicionales se sirven de electrodos conectados directamente con el oído interno, los cuales envían señales eléctricas para despertar los nervios auditivos. El problema es que el paso de la corriente eléctrica puede causar en algunos pacientes daño en la audición o una sobre estimulación nerviosa que se escucha como ruido.
Los nuevos dispositivos de luces infrarrojas han sido desarrollados con recursos aportados parcialmente por la Unión Europea como parte del proyecto Active Implant for Optoacoustic Natural, con un coste de 4 millones de euros. El siguiente paso es mejorar el sistema para que cuente con una batería más duradera y se pueda combinar con los implantes cocleares actuales.
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