La visión y la respiración los secretos para sobrevivir a las pandemias



La visión y la respiración pueden ser los secretos para controlar el estrés. Extracto de una entrevista reveladora con Andrew Huberman, neurobiólogo de Stanford.

 

El estrés, dice, no se trata solo del contenido de lo que estamos leyendo o de las imágenes que estamos viendo, se trata de cómo cambian nuestros ojos y respiración en respuesta al mundo y a las cascadas de eventos que siguen. Y ambos procesos corporales también nos ofrecen liberaciones fáciles y accesibles del estrés.

 

Huberman ha pasado los últimos 20 años desentrañando el sistema visual. En 2018, por ejemplo, su laboratorio informó de su descubrimiento de vías cerebrales relacionadas con el miedo y la parálisis que responden específicamente a las amenazas visuales. Y un pequeño pero creciente cuerpo de investigación argumenta que alterar nuestra respiración puede alterar nuestro cerebro. En 2017, Mark Krasnow de la Universidad de Stanford, Jack Feldman de la Universidad de California, Los Ángeles, y sus colegas identificaron un estrecho vínculo entre las neuronas responsables de controlar la respiración y la región del cerebro responsable de la excitación y el pánico.

Esta creciente comprensión de cómo la visión y la respiración afectan directamente al cerebro, en lugar de las categorías más nebulosas de la mente y los sentimientos, puede ser útil a medida que continuamos enfrentándonos a desafíos crecientes en todo el mundo y en nuestras propias vidas.

 

El estrés es generalmente un alto nivel de excitación autónoma. Está diseñado para ser una respuesta genérica para movilizar el cuerpo, es necesario en nuestra vida como mecanismo de ayuda para escapar de un peligro potencial. A veces eso se adapta bien a las demandas de la vida, el problema es cuando la respuesta al estrés es espontánea o excesiva y comienza a convertirse en una emoción patológica. 

 

Cuando nos sucede algo emocionante o estresante la frecuencia cardíaca aumenta; la respiración aumenta. Uno de los cambios más poderosos es con la visión. Las pupilas se dilatan y hay un cambio en la posición del cristalino en el ojo. El campo visual se estrecha, sólo ves una cosa focalizada y lo demás permanece borroso. Los globos oculares giran ligeramente hacia la nariz, lo que produce ese estrechamiento en la visión. Este es un mecanismo primitivo y antiguo por el cual el estrés controla el campo visual.

Esta visión focal activa el sistema nervioso simpático. Todas las neuronas desde el cuello hasta la parte superior de la pelvis se activan a la vez y despliegan un montón de transmisores y sustancia químicas que te hacen sentir agitado y con ganas de querer moverte. 

 

Existe un modo visual asociado con la calma que puede cambiar nuestros niveles de estrés: la visión panorámica o flujo óptico. Cuando miras un horizonte o una vista amplia, no miras una cosa durante mucho tiempo. Si mantienes la cabeza quieta, puedes dilatar tu mirada para que puedas ver muy lejos en la periferia, arriba, abajo y a los lados de ti. Ese modo de visión libera un mecanismo en el tronco cerebral involucrado en la vigilancia y la excitación. De hecho, podemos desactivar la respuesta al estrés cambiando la forma en que estamos viendo nuestro entorno, independientemente de lo que haya en ese entorno. La visión y la respiración son, sin duda, las formas más rápidas y obvias de controlar la excitación autónoma. La forma en que respiramos afecta nuestros estados de estrés muy fuertemente. 

Los datos muestran que durante el sueño y los estados claustrofóbicos, las personas y los animales generan lo que se denominan “suspiros fisiológicos”, inhalaciones dobles seguidas de exhalaciones. 

Un suspiro fisiológico, dos o tres veces, es la manera más rápida de la que somos conscientes de llevar el nivel de excitación autónoma al nivel inicial. Nuestros pulmones están formados por millones de sacos de aire. A medida que nos estresamos, estos pequeños sacos colapsan. Se desinflan como un globo. Los suspiros fisiológicos hacen que los sacos se vuelvan a inflar. El dióxido de carbono es el desencadenante de la respiración: no respiramos porque necesitamos oxígeno. Respiramos porque los niveles de dióxido de carbono se elevan demasiado. Los suspiros fisiológicos descargan la cantidad máxima de dióxido de carbono.

 

La visión y la respiración son esenciales como palancas o puntos de entrada a la excitación autónoma porque están disponibles para el control consciente en cualquier momento. La respiración representa el puente entre el control consciente e inconsciente del cuerpo.

 

Extracto de la entrevista realizada por Jessica Wapner. Puedes leer el artículo completo en Scientific American®

 

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Fuente: este post proviene de Blog de Esther Niego Palatchi, donde puedes consultar el contenido original.
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