Las vitaminas son nutrientes, vitales para mantener la buena salud de nuestro cuerpo.
Simplificadamente, pueden clasificarse en dos grupos; por un lado, están las vitaminas hidrosolubles y, por el otro, las vitaminas liposolubles. Estos nombres técnicos hacen referencia, simplemente, a si se disuelven en agua, las primeras, o en grasas y aceites, las segundas. 9 vitaminas son hidrosolubles y 4 son liposolubles.¿Cómo se clasifica la vitamina D?
En realidad, son dos, la vitamina D2 y la vitamina D3. La principal diferencia es que la vitamina D3 la producimos naturalmente los seres humanos y otros animales, mientras que la vitamina D2 es producida por las plantas. Dicho de otra manera, la vitamina D3 es producida por nosotros o incorporada si consumimos alimentos de origen animal, y la vitamina D2 solamente la incorporamos consumiendo vegetales. Pero sus funciones son equivalentes.¿Cuáles son las funciones de la vitamina D?
Antes de nada, indicar que para que la vitamina D pueda ser efectiva debe ser transformada antes por el hígado o los riñones en unos compuestos derivados que son los que actúan. ¿Dónde? Fundamentalmente en el mantenimiento de los huesos y los dientes dado que participan en el metabolismo de minerales como el fósforo, el calcio o el magnesio. Por ello no basta con una dieta rica en calcio, si presentásemos una deficiencia de vitamina D, tendríamos problemas que se manifestarían en nuestro sistema óseo.La vitamina D, como es lipososoluble, la encontraremos en carnes y pescados, especialmente si son ricos en grasa. Salmón, sardinas, caballa o arenques son ejemplos de pescados que podemos consumir para incorporar vitamina D a nuestra dieta. O carnes animales y hasta huevos. En cuanto a las frutas y verduras, los aguacates es una fruta muy rica en esta vitamina. Y las setas. Sin embargo, la principal fuente de vitamina D no está en los alimentos, si no en el sol.
Y es que la producción de esta vitamina, el colecalciferol concretamente se produce en nuestra piel a consecuencia de la exposición solar. Y no hace falta mucho, con una ligera exposición es suficiente. Por supuesto, esto no sucede en las latitudes más boreales, donde las horas de luz son mucho más reducidas y por ello hasta hace relativamente pocos años eran frecuentes los casos de raquitismo, una enfermedad que afecta al desarrollo de los huesos. La solución, si no bastaba con la alimentación, estaba en los suplementos. Suplementos que puede ser que, si tienes un niño pequeño, te haya recetado tu pediatra; y es que como nuestros pequeñines están en fase de crecimiento y no es muy recomendable que se expongan al sol, es una medida de prevención para que sus huesos se formen fuertes y sanos.
¿Basta con una dieta rica en estos alimentos y cuantos más mejor?
Lo cierto es que no porque las vitaminas liposolubles, como la vitamina D, tienen por definición una gran afinidad para acumularse en grasas y aceites, por lo que, si consumimos un exceso de ella, más que eliminarse, como sucede con las hidrosolubles, se acumulará en nuestra propia grasa. Esto puede ser problemático, y, de hecho, un exceso de esta vitamina, lo que se conoce como hipervitaminosis, da lugar a intoxicaciones y a síntomas tan inespecíficos como náuseas, dolor abdominal, sed intensa, e incluso, dolor óseo. En situaciones crónicas podría haber daño reñal, lo que ya es algo más severo.En resumen, las vitaminas son indispensables, pero más no es mejor, y es por ello que un plan de alimentación bien diseñado y la elección adecuada de alimentos es fundamental para mantenernos saludables. Como decía Aristóteles, la virtud se encuentra en el justo medio.